-Maru arrolla en el juvenil nacional panista
-Miran las hojas y no el bosque en caso Adán Augusto
-Futuro de Mireles en vilo por su homofobia
Un detalle en concreto en el terrible asesinato del niño Jasiel Giovanny, por el que fue imputado y enviado a prisión el padrastro Abraham Alejandro F.D., alimenta la teoría y las sospechas de la participación de otra persona en el crimen.
Mientras el caso sigue envuelto en la polémica, por el lugar en que debe estar recluido el presunto asesino debido a su condición biológica de mujer que le valió para ser internado en el Cereso Femenil, nos aseguran que hay otras pistas sin agotar en la investigación que casi hunde a la Unidad de Personas Ausentes de la Fiscalía Zona Centro, pero lograron rescatar los grupos de Delitos Sexuales y Contra la Vida.
Principalmente, hay una versión de que los equipos de policías y voluntarios que participaron en la búsqueda del pequeño cuando fue reportado como desaparecido, ya habían rastreado el lugar donde horas después fue encontrado el cadáver, sin encontrar señal alguna de la víctima.
Es decir, antes de conocerse o sospecharse que era falsa la desaparición, los rastreadores ya habían pasado por el baldío ubicado a unas 15 cuadras del fraccionamiento San Agustín, donde residía el pequeño junto con su madre y Abraham Alejandro, al que además le sacaron cierto historial de violencia contra el menor en las audiencias judiciales a las que fue llevado.
Para ese entonces, Abraham Alejandro, sin ser acusado propiamente como responsable de algún delito, ya se encontraba en la Fiscalía dando su declaración sobre la supuesta desaparición, con algunas versiones encontradas sobre lo que hacía antes de dejar de ver a Jasiel Giovanny.
Por ello, ha crecido la sospecha y desde algunos grupos de ciudadanos, que ya se han manifestado con la exigencia de justicia, de la mano de los familiares del menor, insisten en que alguien más tuvo participación en el crimen, al menos para trasladar el cuerpo sin vida del niño hasta el predio donde fue localizado, casi 20 horas después de ser considerado desaparecido.
La Fiscalía, sin embargo, se ha quedado corta en presentar los detalles de sus investigaciones, con el pretexto de la secrecía que debe privar en cada caso, especialmente cuando involucra a menores de edad.
Pero a más de dos semanas del crimen, la autoridad requiere del apoyo de la sociedad para lograr la detención de un posible cómplice, si existe; o bien, debe cumplirle a la sociedad con toda transparencia y honestidad sobre los resultados de las investigaciones, porque no es un delito más, como muchos, sino uno que generó gran conmoción más allá del círculo familiar afectado.
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Ya se nota la mano de la gobernadora, Maru Campos, en la renovación del liderazgo juvenil blanquiazul. El triunfo de Daniela Aguilar Aguilar no fue una casualidad.
Primero, deben ser reconocidos los méritos propios de Daniela: trayectoria, preparación y conocimiento del partido. Pero también es cierto que su llegada a la dirigencia fue respaldada por una operación política precisa y contundente encabezada por la gobernadora de Chihuahua.
En esa operación destacaron figuras clave del norte del país, como Daniela Álvarez, la presidenta estatal azul; el coordinador de los diputados locales, Alfredo Chávez; así como los también legisladores, “La China” Frías, Carlos Olson; el “particular de Maru”, Fernando Álvarez, y un grupo nutrido de diputados locales y federales. Todos ellos conformaron una delegación de 230 miembros: la más grande del país.
Debe señalarse que hacía 35 años que Chihuahua no competía y ganaba por la dirigencia juvenil nacional del PAN.
Otro dato que no debe pasar desapercibido: la gobernadora logró sumar el respaldo de los demás mandatarios estatales panistas, así como del dirigente nacional Jorge Romero.
Una vez más, Maru dejó claro que sabe hacer política con diálogo, operación y acuerdos.
Y lo demostró con hechos: fue desde Chihuahua donde surgió la nueva sangre del panismo nacional.
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Puede que en el thriller, Adán Augusto López, por el escándalo de su ahora prófugo ex procurador de Justicia en Tabasco, y su posible impacto en las aspiraciones de Andrea Chávez por la gubernatura de Chihuahua se estén mirando más las hojas de los árboles y no el bosque en su conjunto.
En realidad el tema es más complejo y amplio. Se trata de que en la disputa de dos grupos al interior de Morena, el que dejó sembrado Andrés Manuel López Obrador está haciendo agua frente al que representa Claudia Sheinbaum.
La ausencia de Ricardo Monreal, ayer domingo, del Consejo Nacional de Morena, por motivos supuestamente familiares, es un síntoma de que en el Congreso de la Unión se están reconfigurando las fuerzas.
La descortesía del coordinador de los diputados con la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde, es un mensaje a Los Pinos. Y a esto hay que sumarle que pronto se irá de la presidencia de la mesa directiva de la Cámara Alta, Gerardo Fernández Noroña.
Para decirlo pronto y rápido, se fortalecen los claudistas y se debilitan los amloístas.
Es bajo este escenario que entonces puede hablarse de repecursiones en Chihuahua. Ahí sí, por ejemplo, Adán Augusto pierde el control del Senado, se opacaría su figura y bien demeritaría su impluso a la senadora juarense.
Nadie relacionaría ni directa ni indirectamente a Hernán Bermúdez con Andrea Chávéz como inocentemente pretende el PAN de Chihuahua. Lo que sí pesaría es esa reconfiguración de fuerzas, donde paradójicamente podrían reposicionarse Cruz Pérez Cuéllar y Ariadna Montiel, aunque ésta mantiene sin duda el sello del tabasqueño.
Por otro lado, si el Congreso de la Unión cambia de manos, podría cambiar también el escenario para la oposición con interlocutores más abiertos al diálogo, aunque ciertamente por ser mayoría aplastante no lo requieran.
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Como es conocido, el diputado panista Saúl Mireles Corral, oriundo de Cuauhtémoc, enfrenta un inminente juicio civil por daño moral, derivado de una grave acusación de abuso sexual infantil contra su excuñado, Mario René E. B., que la propia Fiscalía General del Estado desestimó por inexistencia del delito.
La controversia, que ha resurgido con fuerza, no sólo expone las presuntas acciones del legislador, sino que también arroja cuestionamientos sobre el uso de su influencia y el impacto de sus decisiones en la vida de terceros, justo cuando su nombre figura en encuestas como contendiente para la alcaldía de su tierra.
La historia se remonta a 2018; cobró relevancia cuando Mario René denunció públicamente, hace poco, el calvario que ha vivido a raíz de la querella interpuesta por Mireles ante la Fiscalía Zona Occidente.
La acusación se basó en el argumento de que su excuñado, por su condición de homosexual, habría abusado de su sobrino de cinco años al darle “besos chistosos”, una narrativa que, según documentos de la investigación, fue respaldada por la madre y hermana del diputado.
La supuesta confabulación familiar y las acciones que siguieron a la denuncia han generado serias interrogantes sobre la ética y el proceder del diputado Mireles, que lleva a la posible manipulación del proceso judicial en un entorno donde la influencia del legislador podría ser considerable.
La decisión de trasladar el caso a Chihuahua fue crucial para garantizar una investigación objetiva, lejos de la esfera de influencia de Mireles. Descartado cualquier abuso, quedó en claro que fue el deseo de venganza, una profunda homofobia y mucho poder, lo que llevó al diputado a tratar destruir la vida de otra persona.
A pesar de que el Ministerio Público determinó el no ejercicio de la acción penal en 2019, la vida de Mario René se vio drásticamente afectada.
El juicio civil por daño moral en puerta no sólo busca una disculpa pública por parte del diputado y su familia, sino también la garantía de tratamiento psicológico y de salud para Mario René, así como una indemnización, pero la estrategia de la defensa del diputado y su familia ha añadido otra capa de incertidumbre al proceso.
Aunque hay tácticas dilatorias, la resolución de este caso civil no sólo tendrá implicaciones para las partes involucradas, sino que también podría resonar en la esfera política local, moldeando la percepción pública sobre la integridad y el comportamiento de sus representantes.