La semana empezó con los abominables homicidios de la señorita Ximena Guzmán y el señor José Muñoz, compañeros de trabajo de la jefa de gobierno del D.F.(sic), así como con el tiroteo en el penal de Aguaruto, Culiacán, y el intento de la CNTE de boicotear la mañanera del miércoles. Son sucesos casi simultáneos que fueron utilizados en la propaganda prianista con mensajes de mentiras, incertidumbre y odio, infundiendo miedo para desestabilizar al país.
Los hechos, tal como son, están siendo investigados por la fiscalía del D.F. con la colaboración de policías federales e inteligencia militar. Hasta hoy, los resultados indican que ya se tiene identificado al autor material de los homicidios; que participaron al menos cuatro individuos en los hechos; que se usaron tres vehículos y un arma calibre 9 mm con silenciador; y que los perpetradores huyeron rumbo al Estado de México, donde continúa la investigación.
Lo anterior coincidió con el bloqueo que realizó la CNTE a los accesos para funcionarios y periodistas que acudieron a la mañanera del miércoles. Esa coincidencia-casualidad nos lleva a evocar a Hegel, quien decía que en “un punto de la contradicción política, los extremos se unen”.
Y, en efecto, la estrategia del PRIAN y la de la CNTE se unieron en un momento dado, de facto… o conscientemente. Confirmando esa unión dialéctica, la denominada “CNTE-AZUL” bloqueó el viernes los accesos al aeropuerto en el D.F. y adicionó a sus exigencias “la suspensión inmediata de la elección judicial”.
Es decir, es clarísimo que presionan e impulsan la bandera del PRIAN, que desde hace tiempo exige la suspensión de dicha elección. ¿Cómo se llegaron a mezclar ambos movimientos, liderazgos y estrategias siendo en apariencia tan contradictorios ideológica y programáticamente? Hay que tener en cuenta que ahora la movilización de la CNTE-AZUL tiene como eje no solo sus demandas tradicionales —como la jubilación a los 50 años y el aumento salarial del 100%—, sino también la exigencia formal de “la suspensión de la elección judicial”, tal como lo exige el PRIAN.
En este mismo escenario, al tiempo que esto sucedía, en un seminario de grupos de ultraderecha celebrado en España, Felipe Calderón se quejaba de que “Trump ya no quería intervenir en la política de los gobiernos de América Latina”. De hecho, se lamentaba de que “Trump ya no quiere dar golpes de Estado en América Latina”. Al mismo tiempo, un juez de Estados Unidos dictó sentencia condenando al narcotraficante García Luna y a su esposa a devolver al gobierno de México 748 millones de dólares y 1,740 millones de dólares respectivamente (alrededor de 50 mil millones de pesos entre ambos). Las investigaciones contra todos los involucrados en los contratos ilícitos de las empresas de García Luna continuarán, tal como lo afirmó la presidenta Claudia en la mañanera de ayer. Perdón por suponer que Calderón estará más preocupado por conservar su libertad y sus bienes que por pedir que Trump venga a América Latina a realizar golpes de Estado.
Como dijimos antes, todas estas desgracias humanas y los sucesos citados fueron introducidos por el PRIAN en su incansable licuadora de guerras de intoxicación y saturación de mentiras y mensajes de odio distribuidos en redes sociales, con la finalidad de agredir y debilitar la moral de los seguidores de Morena. Pero insistimos en que la regla de oro para que los propagandistas prianistas puedan lograr —cuando menos un poco— esa finalidad persuasiva, debe ser, hasta que la IA diga lo contrario, que exista coincidencia entre los mensajes de odio y mentiras usados para desestabilizar un gobierno, y la verdad o la realidad. A saber: las guerras sucias se utilizan para desestabilizar gobiernos y adversarios políticos. Sustituyen la guerra real por la guerra psicológica.
Por cierto, ¿coincidencia? En la Unión Europea, la comisionada de Bruselas, Úrsula Von Der Leyen, está aplicando un modelo orwelliano de represión y control digital de la libertad de expresión de los ciudadanos en redes sociales, especialmente en WhatsApp, para detectarlos y expulsarlos cuando no acepten su adoctrinamiento o disientan de las políticas de la oligarquía. Seguramente, por los efectos represores del modelo propagandístico operado sobre la base de la IA, sus pueblos siguen obnubilados ante la esquizofrénica retórica oficial de llevarlos a la guerra con Rusia.
Cualquier relación de ese modelo de Von Der Leyen con los grupos políticos en los WhatsApps de Chihuahua es mera coincidencia.
El PRIAN le está apostando toda su viabilidad política a esa propaganda, la cual no les ha dado resultado ni victorias contra la Transformación, por la simple y sencilla razón de que ésta es impulsada por un pueblo muy politizado en todo el país.
Mientras tanto, Morena sigue con su plan nacional de credencializar a 10 millones de militantes, sin contar otros programas mucho más amplios. En Chihuahua ya cuenta con 170 mil nuevos militantes: censan a 52 militantes por hora.
Los hechos como son.