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La temporada vacacional de verano es una buena oportunidad para que estudiantes y trabajadores disfruten de un buen descanso o realicen viajes de placer.
Los meses de julio y agosto han sido por décadas el tiempo ideal para vacacionar en destinos de playas, pueblos mágicos, ciudades coloniales, grandes urbes o al extranjero.
Trabajadores, estudiantes y familias enteras sacan sus ahorros u obtienen créditos para pagar el pasaje en auto, autobús o avión, según sus posibilidades. La cuestión es disfrutar, descansar y divertirse.
Sin embargo, hoy en día ese merecido y justo descanso se ha visto restringido o amenazado.
En estos tiempos resulta peligroso circular por carreteras estatales y del país. El crimen organizado se ha adueñado de grandes territorios del país, cobrando cuotas de peaje, asaltando a paseantes y transportistas, o simplemente causando terror por enfrentamientos entre ellos mismos.
La otra opción para desplazarse a grandes distancias es por vía aérea, pero la saturación de aeropuertos de destino o de escala y el altísimo costo de los boletos inhiben su uso para los presupuestos modestos, o sencillamente hacen caóticas las vacaciones para los que buscan tranquilidad y placer.
Para los que vivimos en Chihuahua, sortear los mortales tramos carreteros de la capital a Juárez, a Ojinaga o a Parral, significa pensarla dos veces.
Pero la fuerte presencia de los grupos criminales en sitios turísticos como Guachochi, Urique, Coyame, Madera, Guadalupe y Calvo, Ojinaga o Parral, desalientan vacacionar en esos pueblos maravillosos.
Salir de vacaciones ya no es fácil para las familias, estudiantes y paseantes por temor a sufrir un accidente o perder la vida en carreteras destrozadas por falta de mantenimiento, o ser asaltado y despojado del auto y pertenencias por el crimen organizado.
Viajar a Estados Unidos en la actualidad resulta complicado por el ambiente hostil que ha generado el gobierno de ese país en contra de los latinos, sensiblemente marcado contra los mexicanos.
Contar con una visa de turista es peligroso para los que están en la mira como son funcionarios públicos, legisladores y miembros del gabinete federal -algunos estatales- por su presunta relación con el crimen organizado.
Esto ha desatado una oleada de conjeturas entre el régimen comunista de la 4T y la casi invisible oposición.
La supuesta cancelación de visas a destacados miembros de Morena parece una política de linchamiento porque resulta incongruente que, si existe investigación en curso, en todo caso, se les permitiría la entrada a suelo norteamericano para su detención.
Ahora bien, a diferencia de quienes honradamente trabajan todo el año y concluyen el ciclo escolar para salir de vacaciones, otros evaden hacerlo en Estados Unidos por temor a ser detenidos y prefieren destinos monárquicos como España, Portugal y Japón.
Paradójicamente, aquellos que pregonan “primero los pobres”, son los que se hacen de delito al cambiar sus vacaciones habituales al norte del Río Bravo, por cruzar el “charco” a las Europas y el lejano oriente.
Tales son los casos del magnate coordinador parlamentario de Morena en la Cámara de diputados, Ricardo Monreal, que prefirió viajar a la madre patria en vez de convivir con su “pueblo” zacatecano, poblano o oaxaqueño.
Otro privilegiado que puede costear más de 200 mil pesos en vuelos, hospedaje, alimentos y amenidades en Portugal, es Mario Delgado, el ex dirigente nacional de Morena y flamante secretario de Educación.
Para no quedarse atrás en eso de vacacionar lejos de la riesgosa patria chica, Andy López Beltrán, el hijo predilecto de AMLO, y secretario de organización de Morena se fue a Asia a descansar de la carrilla en su país.
Al junior le queda chico México, por eso se fue a lo seguro, a la tierra del sol naciente, Japón, para disfrutar la mayor urbe del planeta, la cultura milenaria y los volcanes nipones.
Andy debió desembolsar no menos de un cuarto de millón de pesos en pasaje y alojamiento en uno de los mejores hoteles de Tokyo. Qué necesidad de arriesgarse en las calles de Villahermosa, Culiacán o en la Sierra Tarahumara.
En fin, la realidad del pueblo bueno, los que trabajan y los que estudian es que, acostumbrados al cinismo, hipocresía e incoherencias de sus gobernantes, se la juegan para disfrutar sus vacaciones.
Que le hace que la cúpula gubernamental -austeros se hacen llamar- se gaste carretadas de dinero en viajes exóticos, allá ellos.
Mientras que a los chihuahuenses nos alcance para dar una vuelta a donde nos guste, incluso por unas garritas al chuco, unos elotes de Alex, paletas de Santa Isabel o de la 80ª., burritos de Ahumada o dulces de Parral, sin vacacionar no nos vamos a quedar.
Es cuanto.