Ciudad de México.- En política no hay casualidades, es una regla de oro que a veces es olvidada por algunos, pero se les refresca la memoria cuando de pronto son exhibidos y con ellos se ven sumidos en escándalos o expuestas sus contradicciones e incongruencias.
Ya hemos dicho que el escándalo que envuelve a Adán Augusto López no es producto de una simple investigación judicial y que detrás de todo hay una mano muy poderosa que se ha encargado de sumir al Coordinador de Morena en el Senado de la República en una crisis de magnitudes épicas.
Adán Augusto López y quienes lo acompañan, ahora saben que por encima de ellos hay alguien con mucho más poder, que tiene todos los hilos en sus manos y que al moverlos puede ocasionar graves tormentas políticas.
Lo entendieron a la mala y en ese pecado llevan ahora la penitencia. Están a punto de perder la fuente de su poder y con ello se derrumbaría todo un proyecto político que implicaba candidaturas a gobiernos estatales, diputaciones federales, senadurías, alcaldías y tener acceso a recursos públicos para seguir financiando sus ambiciones a futuro.
El entramado de la crisis en la que están inmersos personajes claves de la Cuarta Trasformación tiene tintes no de revancha, pero sí de llamado al respeto a investiduras que no pueden saltarse; tiene también el elemento de castigo, sea severo o apenas de una simple llamada de atención, pero cuyo significado político es de alto impacto.
Y si lo de Adán Augusto López no es casual y se instrumentó desde las más altas esferas del poder, asumiendo las consecuencias que implique; tampoco es casual que personajes como Andy López Beltrán, el secretario de Organización de Morena; Ricardo Monreal, el coordinador de los Diputados de Morena; Mario Delgado, Secretario de Educación Pública y hasta Sergio Gutiérrez Luna, esposo de Dato Protegido y presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en un parpadeo se vieran frágiles, débiles y perseguidos por escándalos mediáticos bien documentados.
Todos ellos entraron, al mismo tiempo, en el observatorio público por distintas razones: algunos por su incongruencia de viajar a Europa y hospedarse en lujosos hoteles; otros, por su afición a la compra en tiendas exclusivas y destinadas a las élites económicas; otros, por su obsesión de sentirse intocables y atacar ciudadanos a través de tribunales.
Cada uno de los señalamientos que se hacen a estos personajes los exhibe en su incongruencia y el doble discurso que de pronto va en contra de la austeridad franciscana a la que deben someterse los integrantes de la 4T, a sus gustos “aspiracionistas” y fifís; a su falta de respeto a la libertad de expresión.
Si bien entraron en pequeños conflictos que para nada son mortales como sí sucede en el caso de Adán Augusto López y hasta puede considerarse que lo de ellos son pecadillos veniales, al final la forma como fueron expuestos públicamente termina por “ablandarlos” y los llevó a entender que más allá de sus intereses hay otros superiores ante los cuales se deben postrar.
Quien sale ganando con todo esto es la presidente Claudia Sheinbaum Pardo; de pronto no solamente afianza su posición política, también parece recobrar un liderazgo que estaba al garete, que era desafiado por estos personajes y que la hacía aparecer ante la opinión pública como un títere.
No es casual que en los próximos días se analice en el poder Legislativo lo referente a una reforma política cuyo punto más visible es eliminar los cargos de representación proporcional o “plurinominales”, el proyecto no solamente intenta desaparecer a la oposición de ambas cámaras, es un tema que puede impactar directamente en la gobernabilidad y gobernanza de México.
Por ello, personajes como Ricardo Monreal de pronto manifestaron una oposición pública, pero luego se doblaron a la intención presidencial y avalaron el proyecto.
Con un gobierno de Estados Unidos que no cesa en ejercer presión sobre Claudia Sheinbaum y ya sea con aranceles o con declaraciones donde aseguran que muchos líderes políticos, gobernantes y funcionarios accedieron al cargo gracias al dinero del crimen organizado; es evidente que la clase gobernante tiene que inclinar la cabeza ante el único poder que los puede cobijar, que puede evitarles la cárcel o la vergüenza pública de estar sujetos a una investigación por el gobierno de Donald Trump; quien tiene ese poder en México solamente es Claudia Sheinbaum.
Ya el expresidente Andrés Manuel López Obrador no tiene los hilos del poder en la mano, ahora es ella la que tiene información, expedientes y documentos que comprometen a muchos de esos políticos y solamente ella puede darles el salvoconducto para seguir en la palestra pública, por ello es que entienden que nada de lo que ahora pasa es casual y que para lograr sus “favores”, ellos mismos deben cooperar y serle útil.
La presidente Sheinbaum Pardo para nada se ha peleado con el gurú de Macuspana, por el contrario, lo ha respetado; pero eso no implica que no pueda estar en proceso una gran operación, que se sigue con precisión quirúrgica para ir desmantelando los acuerdos del pasado y establecer los nuevos acuerdos para darle solidez a su gobierno en el futuro.
Como los buenos boxeadores, la presidente Claudia Sheinbaum no ha golpeado a la cabeza, se enfocó en atacar al cuerpo y así ha ido dejando fuera de combate a brazos operativos, pulmones financieros y hasta le cerró un ojo con severo recto de izquierda, con lo cual la cabeza siente la amenaza y queda sumamente expuesta.
Si alguien sigue creyendo que todo esto es producto de la casualidad, no podrá entender jamás la causalidad de lo que viene.