Las instituciones militares de nuestro país: Ejército, Marina y Fuerza Aérea, gozan aún de prestigio, de confianza, de aceptación social, son bien vistas, la gente las admira y les aplaude en los desfiles. Son una estructura sólida; que con orden y disciplina -hacia el interior de las mismas-, cuentan con elementos entrenados y capacitados para la defensa de nuestra Soberanía. Merecen todo el respeto y reconocimiento.
Sin embargo, su función principal, no es la de prevenir delitos o detener presuntos implicados; tampoco es, investigar la comisión de posibles actos ilícitos, ni combatir el crimen. Pero, por la necesidad de inhibir (un poco), a las organizaciones criminales del país, desde hace años, se instauraron células mixtas para patrullaje en pueblos y ciudades, con la presencia de las policías municipales, las estatales y el ejército.
Si no me equivoco, a menos que en los últimos días y horas hayan modificado lo que voy a escribir enseguida: “…en tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar…”; eso dice la Constitución Política, en su artículo 129. Solo que los diputados de Morena y sus aliados ya lo hayan cambiado, tal como lo hacen siempre, fast track, a ciegas, obedientes, como borregos, cuando así lo solicita su mesías Andrés Manuel. Hasta donde sé, así sigue diciendo el texto en nuestra carta magna. “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Con todo un marco normativo, que rige a las secretarías de corte militar; están definidas sus facultades y atribuciones. Cientos de leyes y reglamentos regulan su actuar.
A pesar de que López Obrador ya se va (al menos legalmente), sigue en sus últimos días como mandatario, haciendo lo que a su capricho convenga.
El planteamiento del Ejecutivo es que ahora los elementos de la GUARDIA NACIONAL, sean considerados como integrantes de la Fuerza Armada permanente y que puedan participar en la defensa exterior. Es decir, pasará de ser civil, a formar parte de la SEDENA.
El todavía Residente de Palacio, propuso directamente cambiar 12 artículos de la Constitución, para darle a esa institución un mando militar, con todas sus consecuencias administrativas, presupuestales y operativas. Lo cual ya fue aprobado en el Congreso de la Unión y en estos días se está aprobando en las legislaturas locales (que en conjunto son el constituyente permanente).
Dicha iniciativa dice que la Guardia Nacional, es una fuerza de seguridad pública, profesional, de carácter permanente e integrada por personal de origen militar y marino, con formación policial, dependiente de la secretaría del ramo de Defensa Nacional, para ejecutar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. Además, establece que por orden del Ejecutivo, los militares deberán acompañar a la GN en operativos de seguridad. ¿Intenta fusionarlos? No lo entiendo. No tiene razón de ser. No hay una lógica para ello. Una cosa es la coordinación de instituciones y otra distinta el sometimiento que pretenden.
Recordemos que el Presidente es jefe supremo de las fuerzas armadas.
Si ya se va, ¿que caso tiene? Debía aprovechar lo que le queda al mando y sobre todo, que tiene un poder legislativo a su servicio, incondicional, con mayoría absoluta.
Por otra parte, y especulando…
¿Será que la intención de López Obrador, es seguir en el “poder” y por ello necesita esta concentración excesiva de dicho “poder”?
Como no hay reelección, lo hará por medio de sus sucesores. (Así en plural).
O sea, no me refiero a Claudia, que asumirá la Presidencia dentro de unos días. Sino, voy más allá, con que su nene Andy (Andrés López Beltrán), sea el próximo presidente. Pero no dentro de 6 años y en un proceso democrático. Por algo lo acaban de nombrar Secretario de Organización de Morena a nivel Nacional. El siguiente paso, que sea presidente de dicho partido político. Luego, en 3 años, aplicar la revocación de mandato. Quitar a la Sheinbaum. Y Andy, por gracia divina, y con todo el “poder” de las instituciones y la protección de su papi, asumirá la Presidencia de la República.
Digno de análisis y reflexión. Suena descabellado, pero para cómo están las cosas en este país, ya nada debe sorprendernos.
Ya es momento, de frenar al desquiciado. Momento de organizarnos como sociedad y salvar a México.
Ya es momento…