“Cuando lleguemos al

poder, cada mujer alemana

obtendrá un marido…”

ADOLFO HITLER

“¿A quién debe dirigirse la propaganda? ¿A los intelectuales o a la masa menos instruida? ¡Ella debe dirigirse siempre y únicamente a la masa!... La tarea de la propaganda consiste, no en instruir científicamente al individuo aislado, sino en atraer la atención de las masas sobre los hechos y necesidades…Toda propaganda debe ser popular y situar su nivel en el límite de las facultades de asimilación del más corto de alcances de entre aquellos a quienes se dirige…La masa tiene una falta de memoria muy grande. Por lo tanto, toda propaganda eficaz debe limitarse a algunos puntos fuertes poco numerosos e imponerlos a fuerza de fórmulas repetidas, por tanto, tiempo como sea necesario, para que el último de los oyentes sea también capaz de captar la idea”[i].

Esta estrategia de la propaganda se escribió exactamente hace 100 años -un siglo- y sigue tan campante como si hubiera salido de un cuarto de guerra con una actualidad asombrosa que es el manual de varios gobiernos de izquierda y derecha, pero son incapaces -por vergüenza- reconocer el origen y perversión del consejo. Lo aplican a todo vapor, con recursos del gobierno en las redes sociales, televisión y medios impresos arrasando a quienes no opinan igual o los critican, porque la intolerancia es la nueva consigna.

Y como en política no hay rubor ni timidez por recurrir a lo que sea con la finalidad de conservar el poder, la frase de a quién debe dirigirse la propaganda es de Adolfo Hitler, y ahora gobernantes populistas de izquierda y derecha esgrimen esta manipulación que propuso el dictador.

El analista norteamericano Noam Chomsky fundamenta que en un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla con la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda, marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía.

Y asi se cumple el mantra de que una mentira, por pequeña que sea, repetida constantemente en los órganos oficiales y pagados por los gobiernos la gente lo acepta como verdad. Y con mayor razón si aparte lo estimulan con ayudas económicas.

Los mejores aliados de la propaganda manipuladora son la apatía e indiferencia. Juanjo lo dice asi: “la indiferencia mata más que los criminales y esa indiferencia es potencializada por la acción de la propaganda”.

Va decayendo la calidad de salud en el gobierno, se cancelan obras públicas de carreteras, hospitales, escuelas. Eliminan apoyos a actividades productivas, se desploma inversión extranjera y nacional, desaparecen programas, cambian textos escolares para “reeducar” a los niños como le hicieron en la Alemania nazi y a quien ponga en duda la propaganda oficial será calificado de traidor y enemigo.

El francés Sylvain Timsit, autor de unas estrategias de manipulación que algunos le adjudicaron a Noam Chomsky, señaló que apelar a las emociones es quizás la estrategia más básica para manipular porque se juega con el sentimiento para desincentivar la parte reflexiva del cerebro.

Asimismo, se crean públicos ignorantes porque la ignorancia es la peor arma de destrucción masiva, creando brechas entre la educación pública y la privada o no proporcionar las herramientas necesarias para mejorar la educación. Se premia al inculto, se prefiere a funcionarios públicos con baja capacidad o preparación profesional, pero con alto grado de lealtad al partido que gobierna mandando el mensaje de que ser inteligente es sinónimo de perdedor.

El francés Jean-Marie Domenach[ii], uno de los especialistas de la comunicación política al referirse a los factores que influyen en la propaganda, mencionó que “actúan mecanismos fisiológicos, psíquicos e inconscientes demasiado complejos”, y acudió al término de psicagogia que se entiende como el arte de educar y conducir el alma como un acercamiento al papel de la propaganda.

Con ese término ¿sería muy atrevido pensar en una violación psicológica, tanto a la mente como al alma, al introducir de manera tramposa y con engaños ideas, falsas percepciones, mitos y fanatismos? ¿los gobiernos autoritarios con una ideologización radical envenenan a la ciudadanía con sus mentiras, promesas inalcanzables y discursos demagógicos que usan la tribuna para denostar a quienes no piensan como ellos?

Los basamentos básicos de la propaganda, dice este francés, son el escrito, la palabra y la imagen y después agregó el espectáculo. Por eso, la propaganda se ha convertido en un lastre para la democracia porque la altera e intoxica. Y en la era de la imagen, ésta ha devorado todo y los políticos usan y abusan de la televisión -imagen- con fines propagandísticos. Adolfo Hitler y luego Fidel Castro, exprimieron los beneficios de la radio con sus discursos para penetrar por los oídos al cerebro. Hoy, los gobernantes populistas, se envuelven en la televisión -imagen- y las redes sociales que son violadores de la conciencia. Y entran al alma por la televisión e imagen.

Giovanni Sartori[iii] lo señaló claramente de que “la televisión es la que modifica primero y fundamentalmente la naturaleza misma de la comunicación, pues la traslada del contexto de la palabra al contexto de la imagen. La diferencia es radical. La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, en lo que nos hace entender. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente; y para verla basta con poseer el sentido de la vista, basta con no ser ciegos.”

Y precisamente, la propaganda, en lugar de propagar ideas como inició originalmente, es el producto de mercenarios de la imagen para manipular mentes y convertir la verdad en mentira y la mentira en posverdad. Una de las peores amenazas de la democracia es la mercadotecnia política que reduce a la política y a la propaganda a mercancía, donde los ciudadanos son los clientes, los candidatos los productos de venta y la credencial de votar equivale a la tarjeta de crédito con la que se adquiere la mercancía.

Y la democracia queda sujeta a los intereses partidistas e ideológicos de quienes tienen el poder: hacen leyes a su favor, cambian principios y eliminan instituciones que les estorban, depositan dinero en tarjetas para seguir asegurando votos a su partido en un cínico y descarado peculado electoral que cuando eran oposición se desgarraban las vestiduras denunciando cualquier sospecha de una treta o entrega de despensas.

En ese nuevo ambiente se entroniza la posverdad, en un mundo falso de simulaciones y polarizaciones para seguir dividiendo a la sociedad en buenos y malos, echando la culpa a gobiernos anteriores de otro partido de todo lo malo, perverso y corrupto.

En los Mecanismos de la Posverdad, la autora señala “las dificultades para gobernar y cumplir promesas de campaña; la debilidad de las instituciones democráticas y el predominio de diversas formas de violencia y de negocios ilícitos son condiciones que derivan en la polarización de la sociedad y en luchas mediáticas. En este marco, surgen con cada vez más fuerza prácticas de desinformación basada en prejuicios y emociones, que instalan mensajes o noticias desleales a los hechos y así dan cuenta de los mecanismos de la posverdad” [iv] .

La propaganda del siglo XXI es crear narrativas o historias falsas en las redes sociales asi como usar la imagen en TV de manera persistente, diaria y constante para controlar la agenda del día, diciendo en qué pensar y discutir, cómo pensar y el que no piense asi, atacarlo con su nombre y datos personales.

La historia es cíclica. Los totalitarismos regresan con nuevas máscaras. Ya no se habla de fascismo, nazismo o comunismo, pero ahora tenemos populismos que traen en sus genes la ambición del poder a través de la demagogia, la posverdad y usan la propaganda para violar los cerebros.

1 ORTIZ, Juanjo (2025) Propaganda nazi. La maquinaria de manipulación y represión en el tercer Reich, ed. Pinolia, España

2 DOMENACH, Jean-Marie (2005) La Propaganda Política, Ed. Eudeba, Buenos Aires, Argentina

3 SARTORI, Giovanni (1997) Homo Videns, Ed. Taurus, Madrid

4 FOWKS, Jacqueline (2017) Mecanismos de la Posverdad, editorial Fondo de Cultura Económica, México.