“La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir.”
— Camilo José Cela

Como debe ser en todo trabajo que se respete, una definición de términos es esencial, más aún cuando se emplea una expresión áspera como la que aquí me permito utilizar. Por ello, la defino:
“Al carajo” es una expresión malsonante que manifiesta un fuerte rechazo, enojo o desprecio, generalmente usada para despedir a alguien o algo con enfado.

Haré aquí una crónica breve —por cuestión de espacio— sobre la razón del uso de esta expresión y su vinculación con lo sucedido en Mar del Plata en 2005, para luego referirme al lamentable hecho que constituye la segunda parte de la frase: el rechazo al acoso, literal y virtual, que ha padecido en estos días la Presidencia de la República y, lamentablemente, en lo personal, nuestra presidenta.
I. La crónica del primer evento
Corre noviembre de 2005, y justo el día 5, en el marco de la IV Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata, Argentina, se buscaba poner en marcha el Tratado de Libre Comercio para América Latina, conocido como ALCA.
Ahí se produjo un histórico enfrentamiento entre los gobiernos que defendían el ALCA —liderados por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush— y aquellos que se oponían —encabezados por los presidentes Lula da Silva, Néstor Kirchner y Hugo Chávez, de Brasil, Argentina y Venezuela, respectivamente—, así como por el estratega ausente pero siempre presente: el presidente cubano Fidel Castro.
Actuando conjuntamente, lograron la paralización definitiva del ALCA.
Fue en ese contexto donde surgió la célebre consigna “¡ALCA, ALCA... al carajo!”, frase pronunciada y popularizada por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Este grito simbolizó un amplio movimiento político y social impulsado por gobiernos, partidos, sindicatos y organizaciones del continente para oponerse al proyecto norteamericano del Área de Libre Comercio de las Américas, establecido en 1994 y que debía entrar en vigor en 2005.

El movimiento rechazaba la lógica del “libre comercio” (free trade) como reguladora de las relaciones internacionales, al considerar que promovía la desigualdad y la pobreza. En su lugar, proponía un orden internacional basado en el comercio justo, la integración regional y la complementación productiva.
Origen
El ALCA fue un proyecto del gobierno republicano de Estados Unidos, surgido en 1991, dentro de una batería de iniciativas diseñadas para reconfigurar el orden económico mundial tras la derrota de la Unión Soviética. Ese proceso, conocido como la globalización neoliberal, incluyó el impulso a tratados de libre comercio —como el NAFTA (1994)— y la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995.
Secreto y exclusión
Desde su inicio, el ALCA se estableció como un proceso cuasi secreto, del que podían participar las empresas y cámaras patronales, pero no los sindicatos ni las organizaciones civiles. Sus documentos y decisiones eran inaccesibles incluso para los parlamentos nacionales.
Caída
En un colmado Teatro Auditorium, en 2005, el entonces presidente estadounidense George W. Bush recibió un rechazo rotundo a su proyecto de libre comercio. Cientos de dirigentes y militantes sociales, sindicales y políticos de toda América se congregaron para conmemorar la gesta popular que frenó aquella avanzada neoliberal.

Ahí se proclamó:
“Dijimos no a la entrega, no a la dependencia, no al modelo que pretendía convertir a nuestra América en el patio trasero del poder económico.”
Memoria viva
En el reciente acto conmemorativo por los 20 años del “No al ALCA”, el embajador de Cuba, Jorge Martí, afirmó:
“Como aquel momento, el que vivimos hoy es peligroso y complejo. Se produce una militarización que busca imponer ideas de intromisión y penetración forzada en los países de la región.”
Acto seguido, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, envió un mensaje destacando el liderazgo histórico de Fidel Castro. También enviaron saludos el expresidente Evo Morales y el ministro de Trabajo de Uruguay, Juan Castillo.
Participaron referentes de la CTA Autónoma, la CTA de los Trabajadores, la CGT, la Madre de Plaza de Mayo Irene Molinari, y el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco.
El dirigente sindical Hugo “Cachorro” Godoy, secretario general de la CTA, expresó:
“Hoy Mar del Plata vuelve a ser escenario de un hito histórico como aquel grito de victoria que sigue retumbando, hoy convertido en un grito de resistencia. Así como dijimos ‘No a Bush’ en la Cumbre de los Pueblos del No al ALCA, hoy decimos: fuera Trump, no queremos ningún tipo de vasallaje.”
(Referencia: Raíces Digital – “A 20 años del No al ALCA, Mar del Plata vuelve a ser símbolo de integración de los pueblos”).
Porque considero que un pueblo con memoria hace mejor su historia.
II. ¿Una Presidencia asediada?

No puedo hablar de memoria sin advertir lo que hoy sucede en México. La nación está asediada por un patrón de presión encabezado por lo que denomino aquí el “agente naranja”, léase Donald Trump.
Un personaje que devastó a su propio país con un paro gubernamental de casi 40 días y que ahora, en el exterior, hostiga embarcaciones ligeras —lo mismo en el Caribe que en el Pacífico mexicano—, reactivando viejas estrategias de la CIA para intimidar a su vecino del sur.
Opera con una tenaza mediática que va desde el sombrero de Salinas Priego, pasando por el alarido de Lili Téllez exigiendo intervención norteamericana en México, hasta el invento de la marcha del próximo día 15, negada incluso por sus propios promotores de la llamada generación Z.
A ello se suma la lamentable muerte del presidente Carlos Manzo y la ejecución ipso facto de su asesino, lo que impide cualquier seguimiento judicial al caso. Si eso no es una orquestación, ¿qué es?
Cierro con lo que más me indigna: ver en video a la presidenta de la nación acosada físicamente por un individuo presuntamente drogado —como se afirma también del asesino de Manzo—, mientras medios adversos a ella ironizan preguntando: “¿Dónde está la seguridad?”
La respuesta es clara:
La seguridad de nuestra Presidencia y de nuestra Presidenta se la daremos nosotros, el pueblo. Que no haya duda.