Ciudad de México.- Empiezo esta inane relación con un par de chascarrillos, el uno de aquí para allá; el otro de allá para acá. En cierto pequeño pueblo del sur de la República un español y un mexicano discutían acerca de quiénes eran más inteligentes, los mexicanos o los españoles. En el lugarejo había dos tiendas de abarrotes, la de Venancio el español y la de Pancho el mexicano. Los que discutían acordaron ponerles una prueba a fin de medir la inteligencia de cada uno. Llegaron primero con Venancio y le preguntaron: "¿Tienes velas con el pabilo para abajo?". "¿Velas con el pabilo para abajo? -se desconcertó Venancio-. No, no tengo. Las velas que tengo son todas con el pabilo para arriba". Fueron luego a la tienda de Pancho el mexicano. "¿Tienes velas con el pabilo para abajo?". "¿Velas con el pabilo para abajo? -repitió Pancho-. Sí, sí tengo". Y así diciendo tomó varias velas, las volteó hacia abajo y las entregó a los visitantes. Pagaron ellos y salieron de la tienda. "¿Lo ves? -le dijo el mexicano al español-. Pancho es más inteligente que Venancio". "No hay tal -negó el español-. El hecho de que la tienda de Pancho esté mejor surtida no significa que sea más inteligente". Sigue ahora el relato de allá para acá. Un mexicano entró en Madrid a un restorán. Dijo en voz alta: "¡Mesero!". Acudió el encargado y le dijo: "Perdonará el señor. Aquí no los llamamos 'meseros': los llamamos 'camareros'". Pidió el visitante: "Tráigame un bistec". "Perdonará el señor -volvió a decir el hombre-. Aquí no lo llamamos 'bistec'. Lo llamamos 'solomillo'". El mexicano, algo picado ya, indicó: "Quiero un refresco". "Perdonará el señor -lo corrigió de nuevo el individuo-. Aquí no los llamamos 'refrescos'. Los llamamos 'gaseosas'". Harto ya de tantas correcciones el mexicano estalló: "¿Y cómo llaman aquí a los hijos de la chingada?". Replicó el otro, imperturbable: "Perdonará el señor. No los llamamos: vienen solos, por Aeroméxico". .. Las anteriores historietas me sirven de adecuada ilustración para decir que desde los tiempos de la mal llamada Colonia ha habido un cierto reconcomio entre mexicanos y españoles, quizá por el dominio de tres siglos que ejercieron aquí. Todavía alcancé a ver, en los mediados del pasado siglo, cómo los descendientes de peninsulares cerraban con cortinas metálicas sus tiendas la noche del 15 de septiembre, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, temerosos de los ataques vandálicos de la patriótica turbamulta nacional contra "los gachupines". Ese absurdo rencor ha sido revivido en nuestra época por la 4T con la ridícula demanda de que España pida perdón por los sucesos de la Conquista. A esa desatentada pretensión ha contestado la Madre Patria -nunca dejaré de llamarla así- con gestos de buena voluntad, a los que en forma mezquina el Gobierno de México no ha correspondido. De nueva cuenta España nos tiende la mano al otorgar el valioso Premio Cervantes al mexicano Gonzalo Celorio, académico de elevada calidad intelectual y relevantes méritos. La obcecación derivada del sometimiento a AMLO evitará seguramente que quienes ahora ejercen el poder en su nombre y representación reconozcan esa nueva muestra de buena voluntad. Seguiremos apareciendo como un pueblo cerril empecinado en conservar viejos agravios. Mal gobernado está nuestro país. Cunde el descontento por la incapacidad del régimen para procurar la seguridad y poner freno a las acciones de las bandas criminales. Ese creciente sentimiento colectivo debe preocupar a la Presidenta Sheinbaum. Ante la indignación de la ciudadanía incluso el jefe máximo puede volverse mínimo. FIN.
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Si no hubiera mujeres, luna, rosas y golondrinas difícilmente habría poetas.
Los liróforos siempre han abundado en mi ciudad. Se decía antes: "En Saltillo el que no es poeta hace cajeta". La cajeta es lo que en otras partes se llama "ate". De membrillo y perón se hace ese dulce, y de amor y desamor se han hecho los poemas en mi solar nativo, desde Manuel Acuña hasta el ignorado vate autor de una oda a Francisco Sarabia, el aviador, oda que hizo decir a los perversos críticos del bardo: "Está bien que hagas versos, pero no odas". Dicho poema comenzaba así: "Iba Francisco Sarabia / volando sobre el Potomác / cuando de pronto ¡pac!".
La otra noche debe haber habido entre mis paisanos una generosa cosecha de poemas, y quizá también de niños dentro de nueve meses. He aquí que en el cielo saltillenses brilló el martes una luna descomunal, una exageración o hipérbole de luna. Parece ser que el romántico satélite estaba en su punto de mayor acercamiento a la Tierra, y eso lo hacía ver como si hubiera crecido o engordado.
Aun gorda o crecida demos gracias a la luna. Sin ella no habría poemas. Y, lo que es más importante, sin ella no habría noches de amor.
¡Hasta mañana!...
OJO: Dejar el acento a "Potomác". Gracias.
MANGANITAS
Por AFA.
". Dicen que fue montaje lo del acoso sexual a la Presidenta.".
Está fuera de lugar
ese comentario avieso,
aunque la verdad es que eso
siempre consiste en montar.