El término “mengambrea” lo escuché por primera ocasión en boca de un compañero oriundo de Sinaloa hace 56 años en el contexto de una reunión del “círculo de estudio” en el que participábamos. Por el tema que debatíamos supuse su concepto. Nunca lo volví a escuchar hasta hace tres meses en que un miembro de la generación de la “prepa” en una reunión de las que celebramos mensualmente, aplicó el concepto al asunto que comentábamos. La Real Academia de la Lengua Española sólo registra la acepción salvadoreña, que no tiene que ver nada con las mexicanas. El Diccionario del Español en México, proporciona dos contenidos del término. El segundo, es el concepto al que hago referencia y lo uso para intentar rescatarlo: 2 (Popular) Cualquier desorden o mezcla de sustancias, intereses ocultos, etc: “Pero también es algo sin remedio la mengambrea entre lo jurídico y lo político; entre la obra y la maniobra”.
Entrando en materia, para concretar la relación de variables que inciden en la determinación del tipo de cambio en México, podemos estructurarlas en dos grandes conjuntos: factores externos y factores internos, y luego vincularlos con los mecanismos institucionales que operan en el país.
1) Factores externos que influyen en el tipo de cambio: 1.1) Política monetaria de Estados Unidos.
En este país la tasa de interés de referencia la define la Reserva Federal (Banco Central) y en consecuencia, determinan el efecto positivo (atracción o preferencia) del dólar frente al peso o a la inversa. 1.2) Precios internacionales del petróleo. México es exportador, por lo que el precio del crudo impacta en la balanza comercial (más adelante se describe) y en la confianza sobre el peso. 1.3) Flujos de inversión extranjera directa y de cartera (los flujos se reflejan en la cuenta financiera de la Balanza de Pagos). La entrada o salida de capitales modifica la demanda de pesos y dólares. 1.4) Tensiones geopolíticas y comerciales. Aranceles (reales o potenciales), conflictos o acuerdos internacionales pueden generar volatilidad cambiaria. Muchos de los movimientos recientes de “columpio” del tipo de cambio obedecen en gran parte a estos factores.
2) Factores internos específicos de México. 2.1) Política monetaria del Banco de México. El Banco Central mexicano es el responsable de fijar la tasa de interés de referencia (Tasa objetivo o Tasa de Interés Interbancaria a un día) . Esto da como resultado un diferencial entre las tasas de interés prevalecientes en los Estados Unidos y México, mismo que influye en la atracción de capitales. 2.2) Inflación. Una inflación contenida fortalece el peso; una inflación alta lo debilita. 2.3) Expectativas económicas. Las expectativas están influenciadas por factores como la política monetaria de Banxico, la inflación esperada y el crecimiento económico esperado. 2.4) Remesas Familiares. El ingreso de dólares por remesas aumenta la oferta de divisas y puede apreciar el peso. 2.5) Estabilidad política y reformas estructurales. La certidumbre institucional y económica influye en la confianza de los inversionistas. 2.6) Balanza Comercial (instrumento de contabilidad que registra las ventas y las compras de mercancías con el resto del mundo). Los superávits (ocurren cuando el valor de las exportaciones es mayor que el de las importaciones) tienden a fortalecer el peso; los déficits lo presionan a la baja. 3) Mecanismos institucionales de determinación. 3.1) Banco de México. Determina el tipo de cambio oficial con base en cotizaciones del mercado interbancario y plataformas de transacción cambiaria (sistemas electrónicos que permiten negociar divisas entre participantes del mercado). 3.2) Tipo de cambio flotante. México opera bajo un régimen de libre flotación, donde la oferta y demanda de divisas determina el valor del peso.
Es importante hacer algunas consideraciones sobre la relación de variables que inciden en la determinación de la dinámica del tipo de cambio: 1) Es una simplificación formalista: 1.1) Ninguna acción se dan al margen del espacio y del tiempo; salvo lo interno y lo externo las incidencias de los movimientos presumen una unidad espacial nacional; asimismo, el tiempo se excluye. Sin embargo, en términos fácticos, no hay ningún proceso real que se dé al margen del tiempo. 1.2) La división del tiempo en corto, mediano y largo plazos atribuyéndoselos a la vigencia de una variable es el peor de los supuestos formalistas de la teoría económica convencional. Por eso se obvió su consideración. 1.3) Las decisiones de los agentes subyacen a las variables: son individuos humanos, agentes institucionales (privados y públicos). 1.4) Las decisiones de los agentes se dan sobre la base de sistemas normativos; incluso algunos de validez internacional, como es el caso del régimen cambiario de libre flotación. 1.5) En la actualidad los agentes siempre están tomando decisiones de todo tipo (las llamadas variables) y sus causas/motivaciones y efectos se entrelazan e interactúan. 1.6) Sus prácticas siguen diversas lógicas de acción.
En conclusión: La utilidad de la relación de variables propuesta es ilustrativa y pretende que el lector tenga acceso simplificado a la mayor parte de las variables que determinan el tipo de cambio, a fin de tome conciencia de la complejidad del proceso general, de la necesidad de sistemas normativos, y de la observancia de éstos por los agentes involucrados. Las decisiones de los agentes se practican a través de los mecanismos de los mercados financieros: bancos, casas de cambio, casas de Bolsa, entre otros. Finalmente, los modelos del mercado financiero son herramientas analíticas que permiten representar, simular y que pueden ayudar a entender el comportamiento de los agentes económicos y financieros en distintos contextos. Sin embargo, la dinámica real de los mercados se determina por los actores reales.
Las consideraciones sobre el esquema causal expuesto hacen ver su naturaleza formal y limitada y con llevan argumentos filosóficos (ontológicos, epistemológicos y metodológicos), entre ellos, la participación activa de los agentes, las instituciones (las reglas y las organizaciones), la realidad objetiva de los procesos de decisión, independientemente de supuestos de racionalidad de los actores económicos. Los procesos reales son un continuo sobre la línea del tiempo, no admiten cortes cronológicos.