Qué pasó, qué pasó, Augusto
Te busqué, te busqué, Augusto

No recuerdo haber vivido momentos tan difíciles. En el mundo, los conflictos armados entre Israel y Hamas; Irak contra Israel y la violenta intervención de los Estados Unidos con el beneplácito y complicidad (“¿cuáles bombas? Yo no vi nada”) de la agonizante Organización de Naciones Unidas; Rusia versus Ucrania además de disputas en Siria, Sudán, Corea del Norte y China. La democracia está en pleno declive en buena parte de este sufrido planeta. Verbi gracia Nicolás Maduro a quien nuestro gobierno, respetuoso de la autonomía de los pueblos, lo reconoce como legítimo presidente de Venezuela. Violencia por aquí, violencia por allá, fraudes electorales por aquí, fraudes electorales por acullá. Políticos deshonestos por aquí y hasta por el más allá. Lo bueno es que en México no estamos en guerra contra nadie, vivimos en paz, los hechos violentos son aislados, somos tan demócratas que elegimos jueces en una jornada limpia y transparente. Aquí no hay contubernio entre gobernantes y delincuentes. Corrijo, cuando esos políticos nombraron a sus colaboradores eran decentes; no robaban, no mentían y no traicionaban al pueblo. Después, pues se juntaron con los malvados de barrio y los enseñaron a robar, mentir y traicionar.
¿Qué pasará con Adán Augusto López? Lo diré al final. Primero un poco de historia. El sabio y mejor segundo mejor mandatario de México Benito Juárez dijo: “A los amigos, justicia y gracia; a los enemigos, la ley a secas” (el mejor presidente ha sido y será Per secula seculorum el compañero presidente Andrés Manuel López Obrador).
Después del 2 de octubre del 68 un observador externo hubiese pensado que las carreras políticas de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez habían terminado. No fue así, el primero aceptó con orgullo patriótico la responsabilidad de los nefastos acontecimientos; el entonces secretario de gobernación, por lo menos, sabía de la represión que se llevaría a cabo en la plaza de Tlatelolco. ¿Qué les pasó? Nada malo. El primero fue enviado de embajador de México en España y el segundo elegido presidente.
Otras masacres quedaron impunes: el jueves de corpus (1971), Acteal (1997), Familia LeBarón (2019), Querétaro (2024), San Salvador Atenco (2006), Ayotzinapa (2014) y así le podemos seguir varias páginas. Las investigaciones no fueron van hasta las últimas consecuencias, (caiga quien caiga, tope donde tope) como se afirma desde la tribuna aburrida, monótona, unilateral en un eterno monólogo de la conferencia del pueblo y para el pueblo.
¿Qué va a pasar con Adán Augusto? Él no sabía que a quien nombró como su secretario de seguridad cuando fungió como gobernador y después como secretario de gobernación le iba a resultar un presunto delincuente. Fueron las malas compañías…
Adán Augusto es el segundo hombre más poderoso de México, después de AMLO. La mafia transformadora no puede ni debe dejar sin cobijo a su guía porque sobrevendría un efecto dominó. Si cayera Adán, en el rebote se lleva de corbata a otros líderes del Congreso y hasta gobernadores. #EsClaudia no puede hacer nada. Está rodeada de lopezobradoristas en su gabinete, no es la comandante en jefe de las fuerzas armadas, el congreso lo dominan Augusto y Monreal. A los gobernadores el líder de la 4T. Una renuncia será el aviso para que ese castillo de mentiras, falsedades, demagogias, populismo se desmorone. Se apoyan porque advierten, “si caigo yo, tú sigues”. Por eso ellos se protegen. No vaya a ser que la justicia salpique a Andy. Solo hay que esperar un escándalo que opaque a este y asunto arreglado. Y no, a Augusto no le va a pasar nada negativo, al contrario, podría ser el próximo presidente.
Mi álter ego reflexiona: si gracias a los gringos los franceses se retiraron y dejaron sin apoyo a Maximiliano, ahora Trump, si se decide, pedirá cabezas de los que él denomina narcopolíticos y acabará con el segundo nivel y caerá sobre el primer piso de la 4ª transformación. El fin de Morena está en el güero y no en una oposición inexistente en nuestro país.