Cuando el que escribe ha verificado que la mayoría de los egresados de carreras profesionales con excepción de los egresados de escuelas de filosofía, no tienen los rudimentos mínimos de conocimiento de lógica y ética, se pregunta ¿Cómo se desempeñan en la vida profesional y personal? Reconociendo que dichas disciplinas son parte medular de la filosofía. En consecuencia cabe cuestionarse ¿Para qué sirve la filosofía? La respuesta popular es que sirve para responder preguntas abstractas; cuando en sentido estricto nos proporciona un herramental para habilitar nuestra forma de vivir, actuar y transformar el mundo. En resumen, algunos de sus propósitos más importantes son: 1) Entender la realidad. -- Nos ayuda a cuestionar lo que damos por hecho: ¿Qué es la justicia? ¿Qué significa existir? -- Ofrece herramientas para analizar sistemas complejos, como la gobernanza o el desarrollo económico. 2) Orientar decisiones. -- Sirve de brújula ética para tomar decisiones en política, medicina, tecnología o vida personal. 3) Desarrollar pensamiento crítico. -- Nos enseña a argumentar con claridad, indagar contradicciones y pensar con profundidad. En contextos como reconstrucción social o análisis económico. 4) Transformar la sociedad. -- Movimientos como el feminismo, el anticolonialismo o la economía del bien común se nutren de raíces filosóficas. -- Ayuda a cuestionar estructuras de poder y proponer alternativas más humanas y participativas. 5) Fomentar la creatividad y la belleza. -- La filosofía inspira literatura, arte y formas nuevas de ver el mundo. Irene Vallejo, por ejemplo, convierte reflexiones filosóficas en narraciones que conmueven y suscitan inquietud constructiva.
Asumiendo la premisa de la utilidad del conocimiento filosófico, no extraña que la UNESCO desde antaño se ocupe de la enseñanza como un propósito esencial de su quehacer programático. No obstante, el autor ignoraba los esfuerzos que desarrollaba la Organización desde tiempo atrás ejecutando un programa con contenidos filosóficos orientado a los niños de preescolar y primaria.
El programa se identifica bajo el título La Filosofía, una escuela de la Libertad (De aquí en adelante se asumen básicamente los textos de la publicación de la UNESCO dedicada al programa en la versión de la UAM Iztapalapa). En efecto, la filosofía implica el ejercicio de la libertad gracias a la reflexión. Se trata, por ende, de juzgar sobre la base de la razón y no de expresar meras opiniones, no solo de saber sino también de comprender el sentido y los principios del saber, de actuar para desarrollar el sentido crítico, baluarte por excelencia contra toda forma de pasión doctrinaria. Dichas finalidades exigen tiempo, fijarse en uno mismo, en los otros lenguajes y en otras culturas. Se trata de un tiempo largo, que requiere una instrucción esclarecida y una puesta en perspectiva rigurosa de conceptos e ideas. La filosofía como método, actitud y pedagogía permite así desarrollar competencias en cada individuo que le permiten cuestionar, comparar y conceptualizar. En el primer estudio sobre la enseñanza de la filosofía en el mundo que realizó la UNESCO, cuyos resultados se publicaron en 1953, ya se hacía hincapié en el papel que desempeña la filosofía en la toma de conciencia de los problemas fundamentales de la ciencia y la cultura, y en la emergencia de una reflexión argumentada sobre el futuro de la condición humana. Desde entonces, la filosofía ha cambiado, se ha abierto al mundo y a otras disciplinas. He ahí una razón más para fortalecer su enseñanza donde ya existe y promoverla donde aún no se practica. Reabrir ese debate y continuarlo es también, y ante todo, volver a poner la cuestión de las políticas de enseñanza y educación en el centro de la agenda internacional: se trata de un desafío importante, si queremos valorar y compartir nuestros saberes e invertir en una educación de calidad para todos, con vistas a asegurar la igualdad de oportunidades. Por lo tanto, se trata de un desafío para cada uno de los Estados miembros de la UNESCO, para todas las ONG y asociaciones filosóficas, así como para el conjunto de los actores afectados e interesados que se apropien de los resultados de este estudio y encuentren constructivas y útiles las orientaciones.
Disciplina clave de las ciencias humanas, la filosofía se encuentra en el cruce de caminos del devenir de los individuos. Porque más allá de un saber, se trata de un «saber ser». De la misma manera que hay un arte de saber, también hay un arte de enseñar. Por ello, la UNESCO se propone: la promoción de la filosofía y el fomento de su enseñanza, como lo atestigua la Estrategia Intersectorial sobre la Filosofía de la UNESCO. Dicha estrategia tiene tres ejes principales: 1) La filosofía frente a los problemas del mundo: diálogo, análisis e interrogantes sobre la sociedad contemporánea; 2) La enseñanza de la filosofía en el mundo: fomentar la reflexión crítica y el pensamiento independiente; 3) La promoción de la investigación y del pensamiento filosóficos.
En congruencia, la UNESCO adoptó el método de enseñanza de la filosofía para niños desarrollado por Matthew Lipman. Su colaboradora más estrecha, Ann Margaret Sharp, protagonista de la filosofía para niños en edades tempranas conjuntaron sus propósitos desde los años de la década de los años sesenta del siglo pasado; radicó por un período largo en San Cristóbal de las Casas hasta su deceso en 2010. De modo que puede afirmarse que su empeño en llevar adelante el Método Lipman-Sharp y que bajo su auspicio han retomado el Centro de Filosofía para Niños y la Federación Mexicana de Filosofía para Niños.
El hecho es que a lo largo y ancho de la república proliferan los Talleres y Centros de Filosofía para niños incorporando poblaciones preescolares y primeros años de educación primaria, fundamentalmente en el medio privado. En Chihuahua, el esfuerzo se ha diseminado en las principales áreas urbanas, pero con la singularidad de involucrar a niños del medio escolar público.
Si los resultados de la instrumentación del Método de Filosofía para Niños por los equipos de docentes con el soporte público son tales que los infantes estén adquiriendo el pensamiento crítico, creativo y valorativo; esto es, desarrollando su imaginación, creatividad, razonabilidad y capacidad para tomar decisiones en diversos ámbitos de la vida, entonces, la sociedad está en creciente deuda con el proyecto. Además del reconocimiento al esfuerzo que el proyecto de Filosofía para Niños en nuestro estado, el empeño suscita una multitud de interrogantes que sólo los involucrados pueden atender. Empero, esto configura la necesidad de que El Diario les convoque en modalidad de reportaje o entrevistas.
Quien suscribe esta nota, solo le resta reconocer el mérito del proyecto y desear que los “vientos les sean favorables e hinchen las velas de su navío”.