Ciudad de México.- Los ajustes que ha tenido el impuesto especial a bebidas azucaradas no han logrado cambiar radicalmente el consumo de refresco en México, que hoy asciende a 166 litros por persona cada año.

Incluso, el incremento en la cuota del impuesto a bebidas saborizadas de 1.64 pesos por litro vigente en 2025 a 3.08 pesos por litro para 2026 sigue siendo insuficiente y deja a México aún lejos de lo recomendado a nivel internacional, señalaron especialistas.

Como una medida con fines extra fiscales para disminuir el consumo de productos que generan efectos negativos en la salud de la población, el Gobierno federal incrementará el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado al consumo de bebidas saborizadas, a una cuota de 3.08 pesos por litro el próximo año, incluyendo aquellas que contienen cualquier tipo de azúcares no calóricos.

Ivan Benumea, coordinador de Justicia Fiscal en Fundar, Centro de Análisis e Investigación, indicó en entrevista que con el incremento de la cuota para 2026, el precio promedio de la bebida de 600 mililitros más vendida en el País incrementaría cerca de 4.9 por ciento, de 20.5 a 21.5 pesos.

A nivel internacional, abundó, está documentado que si los impuestos logran incrementar el precio final de las bebidas en más del 20 por ciento, son más efectivos para reducir el consumo; para alcanzar este escenario, la cuota por litro debería ser de 7 pesos.

"Aunque positivo, el incremento es insuficiente. México sigue siendo adicto al azúcar por culpa de la publicidad, la falta de regulación y lo barato que es comprar refrescos; incrementar el IEPS a 3.08 pesos contribuirá a revertir esta adicción, pero aún es necesario ajustar la cuota a mejores estándares internacionales", señaló Benumea.

En realidad, añadió, desde 2014 el impuesto no ha incrementado, solo se ha venido ajustando a la inflación, pero eso no significa que cueste más pagarlo.

"En 2014, el IEPS a los refrescos incrementó el 10 por ciento del precio, una medida que se adecuaba a las recomendaciones mínimas de la OMS, pero con el tiempo el impuesto fue perdiendo valor y actualmente, el IEPS significa menos del 6 por ciento del precio final de un refresco", expuso Benumea.

La Alianza por la Salud Alimentaria coincide en que, con el paso del tiempo y el aumento de los precios de las bebidas azucaradas por encima de la inflación, el impuesto ha perdido progresivamente su impacto.

Estima que la nueva cuota apenas equivale a un 13 por ciento del precio final, lo que significa que a lo largo de una década, el impuesto solamente habría aumentado 3 puntos porcentuales, lo cual sigue estando muy por debajo del 20 por ciento recomendado por organismos internacionales para lograr un efecto significativo en la reducción del consumo.

Fundar destacó que, además de estar recomendados por organismos como la OMS y la OCDE, los impuestos a las bebidas saborizadas son necesarios para reducir los daños a la salud que provocan actividades industriales como la producción de refrescos; sin embargo, los impuestos son sólo una de muchas vías, y deben complementarse con el fortalecimiento de otras medidas de salud pública.

"Por ejemplo, la publicidad de estas empresas debería regularse para que no puedan anunciarse en ciertos horarios y ante ciertas audiencias, bajo un esquema similar a lo que sucede hoy con el tabaco", consideró.