Ciudad de México.- Aunque marcas automotrices chinas como BYD habían hecho públicas sus intenciones de establecer plantas de producción en México, la actual disputa arancelaria entre ambos países parece haber frenado de manera significativa esos planes.

Según Pola Grijalva, presidenta de China Chamber México, los cambios arancelarios que el Gobierno mexicano proyecta imponer sobre una gran parte de las importaciones de automóviles y autopartes provenientes de China superan el 35 por ciento, lo que reduce considerablemente el atractivo de México como destino de inversión para las armadoras chinas.

"Sí hay cambios en los planes de comercio y de inversión en México. Sí estamos mandando una señal de incertidumbre, sobre todo porque el porcentaje de aumento es muy grande", dijo en entrevista.

La especialista enfatizó que la inversión necesaria para construir una planta automotriz es considerable y se planea a largo plazo, de manera que los costos puedan recuperarse con el tiempo.

"Estamos hablando de muchos años. Entonces, si México no da una certidumbre de mediano y largo plazo no tenemos los escenarios correctos para hacer una evaluación económica y financiera de viabilidad del proyecto", añadió.

Arturo Orozco Leyva, director del IPADE Auto Summit, coincidió en que, aunque las marcas chinas podrían haber considerado la producción en México por su ubicación estratégica y tamaño del mercado local, actualmente la situación ya no resulta atractiva.

"La posibilidad sigue latente, pero no en las condiciones actuales. No en la guerra arancelaria que tenemos actualmente, no en la presión que tiene México por parte de Estados Unidos.

Son inversiones de mil millones de dólares en una planta, que vas a recuperar en más de 10 años. No te lo puedes tomar a la ligera", comentó.

El directivo también resaltó que las armadoras chinas enfrentan desafíos internos importantes, incluyendo una guerra de precios en su mercado local y problemas de eficiencia en sus plantas de producción, muchas de las cuales no alcanzan su capacidad instalada.

Esto genera sobrecostos y limita su capacidad para expandirse de manera agresiva hacia otros mercados.

Fuentes cercanas a la cúpula de la industria automotriz, que pidieron anonimato, señalaron que las intenciones de las armadoras chinas de producir en México nunca fueron completamente realistas, principalmente por la falta de planes concretos que definieran ubicación, capacidad de producción y cronograma de inversión.

BYD, que durante meses insistió en que tenía sentido instalar una planta en México tanto para el consumo local como para la exportación hacia América Latina, no estuvo disponible para ofrecer comentarios recientes.

La compañía, que recientemente puso fin a su alianza de ventas con Liverpool, actualmente enfrenta retos para mantener su ritmo de comercialización en México, donde ha vendido más de 80 mil unidades hasta septiembre de este año, aproximadamente la mitad del total anual esperado.

A nivel global, BYD reportó su primera caída en ventas en cinco años.

Entre enero y septiembre, la compañía comercializó un millón 106 mil vehículos, lo que representa una disminución de 2.1 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Además, la producción de la empresa cayó 8.47 por ciento y sus metas de ventas para 2025 fueron ajustadas a la baja, con un objetivo revisado de 4.6 millones de unidades, reflejando la presión tanto del mercado interno chino como de los desafíos de expansión internacional en un contexto arancelario complejo.