- Crece inflación traicionera y la que más duele
-Puentes con dinero 100 por ciento municipal
-Ahora falta que tapen la cisterna

Los agentes de la Policía Estatal desplegados entre Moris y Ocampo no tienen dudas. Uno de ellos afirma tajante, en una comunicación privada con uno de sus mandos: “los guachos (soldados, militares) sabían de la emboscada, nos pusieron, nos dejaron morir...”.
La referencia es a la emboscada registrada a las seis y media de la mañana del pasado martes, cuando un convoy con casi una veintena de elementos salió, en movimiento rutinario, a relevar a sus compañeros asentados en una de las Bases de Operaciones Interinstitucionales (BOI).
El saldo en números lo vimos en los últimos días; ayer en sus funerales oficiales vimos una pequeña parte del enorme drama familiar y social que representa la cuenta de tres muertos, cuatro lesionados y los demás horrorizados no solo de la metralla lanzada de manera cobarde, sino de la posible colusión de mandos de una corporación como el Ejército, ya no tan prestigiada como hace unos cuantos años.
Esa reflexión, acusación o denuncia de un agente estatal, cuyos datos obligadamente deben permanecer anónimos, coincide con un reclamo que el mismo día de la emboscada circuló por los WhatsApp de la tropa y en grupos de redes sociales.
“Traiciona Sedena a Policía Estatal en Chihuahua”, es titulado el mensaje con todas sus letras en mayúscula. Es simple, es breve, pero también revelador de lo que es, al menos para los agentes estatales, una realidad.
“Hace dos días, Sedena sufre una agresión en el municipio de Moris. Sedena solicita apoyo y llega la Policía Estatal y da de baja a dos agresores de la Sedena. Hoy el crimen organizado embosca a la Policía Estatal en represalia por los hechos ocurridos, la Policía Estatal solicita apoyo y Sedena los deja morir, 3 policías sin vida y 4 lesionados. Sedena se llena la boca hablando de honor y lealtad y se vende al mejor postor (sic)”, agrega.
Ese reclamo permeó de inmediato entre las tropas que conforman las BOI, pues, casualmente, el Ejército no acompañó a la Policía Estatal en esta movilización rutinaria de un municipio a otro, como lo había hecho en anteriores ocasiones.
Sin más explicaciones, los de uniforme verde olivo fueron estacionados en Moris y dejaron que los estatales marcharan por su cuenta; cuando los botones de pánico de los radios interconectados reportaron el ataque, el apoyo tardó una eternidad. Cómo no va a mover a la sospecha.
Los mandos de la Policía Estatal, encabezados por el secretario de Seguridad, Gilberto Loya, han guardado prudente silencio en torno a ese dato turbio, al carecer de otros elementos para sustentar una acusación formal, pero no desconocen los hechos. Suponemos que no será así en privado, en las mesas de seguridad.

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Calladita, cual mosca muerta, la inflación dolorosa, sigue su paso por la vida de los mexicanos y todavía más, en la fronteriza Ciudad Juárez.
Se dice que está dentro del “rango” de Banxico, pero es letal para el ciudadano promedio, que debe pagar más por su cafecito con pan, por la carnita asada o en guisado, también por compra o renta de vivienda.
Nos dicen que el 3.7 por ciento anual reportado ayer es una buena noticia, pero cuando van los fronterizos al súper o paga la escuela, la historia es otra.
Los productos pecuarios suben 8.45, las colegiaturas 5.84, y los alimentos, bebidas y tabaco 5.34 por ciento. Hasta la vivienda se mueve 3.4 por ciento anual. Es decir, sube justo lo que más duele y bastante por encima del promedio.
No es una inflación que haga ruido. Es moscamuerta, ladina, traicionera. Se esconde detrás de los promedios, se disfraza de estabilidad, y mientras todos aplauden los números bonitos, te vacía el bolsillo sin que lo notes.
En Juárez, es del 4.65 por ciento, y lo es en parte producto de la gentrificación paseña, que huye de la vida cara acelerada por Trump.
A diferencia de las crisis abiertas, esta inflación no grita, murmura, cobra centavo a centavo, pero todos los días. Es la más peligrosa porque no asusta al mercado, pero erosiona el salario real y mina el ánimo de las familias.
Así que sí, podemos decir que la inflación ya no corre… pero camina despacito, con pasitos de ladrona, llevándose lo que el trabajador gana. Y eso, aunque suene menos escandaloso, duele más.

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Ayer, el alcalde Marco Bonilla dio el banderazo de arranque a la construcción del paso superior de la avenida Los Nogales e Industrias.
Y para despejar dudas y exhibir a los engañadores, en su mensaje dejó claro que el recurso es 100 por ciento municipal.
Explicó que los más de 200 millones que costará lo pagarán todos los chihuahuenses que puntualmente pagan su impuesto predial.
Seguramente el mensaje llegó directo a la torre legislativa, donde patrocinaron una campaña en redes, donde hasta llamaron a estas obras del alcalde Bonilla los puentes del Bienestar y hasta los pintaron de guinda, como si del Gobierno Federal hubieran salido los recursos.
Al final del día, el puente de la avenida Los Nogales; y los otros dos, de la avenida Fuerza Aérea y la gaza de la avenida Teófilo Borunda, será construido por los capitalinos y tan solo el del norte, beneficiará a 350 mil personas que circulan por esta vialidad para ir a su trabajo, escuela o de regreso a su hogar.

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Agradecieron los transeúntes y vecinos del ex edificio de la sucursal bancaria localizada en la Fernando de Borja y Universidad, la tapiada con bloques de cemento, para evitar que el lugar fuera utilizado como sitio de encuentro de vándalos y picadero, e incluso refugio peligroso de personas en situación de calle.
Sin embargo, advirtieron que falta un esfuerzo adicional por parte de los propietarios del vandalizado inmueble, y es que lo que presumen es una cisterna abierta de par en par en el exterior.
Como era de suponerse, los vándalos se llevaron la tapa y ahora es un peligro y foco de infección, pues está en el subsuelo completamente anegada. Las personas pueden caer, además de que huele horrible, según nos dicen nuestros lectores.
Enfrente hay dos restaurantes, uno de ellos muy concurrido, y la banqueta es utilizada por decenas de personas que transitan por el lugar, ya sea para ir a la ciudad deportiva, a la Universidad o a los negocios cercanos.
Tenemos fotos de la cisterna destapada, lo que acredita el riesgo existente, más de noche que la iluminación no es muy adecuada, hora en que enfrente instalan un carrito de comida rápida, hamburguesas al parecer, que es la delicia de noctámbulos y trasnochados.