En la serie de chistes en YouTube de Robert Whimsy, cuyos personajes principales son Doña Juana y Don Chuy se presenta el siguiente caso: Doña Juan dice “a ver, viejo, tienes dos opciones: a) pasar el resto de tu vida con tu esposa hermosa, linda y b) [don Chuy interrumpe y dice] “la b, la b, la b, la b, elijo la b””.
Está claro que el final es predecible, pero si la aplicamos a la sociedad mexicana, tanto en 2018 como en 2014, millones de mexicanos, escogieron la b sin escuchar y analizar con lupa cuál era esa opción. Las condiciones de esta ya estaban cantadas: detener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, construir trenes, refinerías, adaptar un aeropuerto militar en civil. Ya en el poder en esa posibilidad también figuraba adueñarse del ejecutivo, Judicial, fuerzas armadas, legislativo, modificar la Constitución para hacerse para sí del derecho de amparo y lo que gusten y manden.
La trampa fue así: “ciudadanos, tienen dos opciones: a) permitir que la mafia en el poder siga gobernando a través de los neoliberales, fifís, aspiracionistas, conservadores, paleros, fantoches, sabelotodo, corruptos, mentirosos, intelectuales, académicos, críticos, rateros. Debemos regresar al ejército a los cuarteles y sobre todo no robar, no mentir y no traicionar. Y sin pensarla aceptaron la opción b.
Ya en el poder cancelaron en unas amañadas consultas el NAICM, construyeron el Tren Maya cuyo costo –económico y ecológico- seguimos pagando, enviaron al ejército y a la marina a cumplir funciones civiles, erigieron una refinería que se ha tragado dinero de manera insaciable, fundaron una compañía de aviación que no levanta el vuelo. Legislaron, sin negociar con una opaca oposición, lo cambios constitucionales. Permitieron la corrupción sin límites (SEGARNAP), endeudaron a PEMEX, estimularon el huachicoleo fiscal y el robo de combustible. Destrozaron el sistema de salud y el de educación. Llevaron la impunidad a sus máximas alturas. Propusieron –y seguramente aprobarán en el Congreso- aumento a los impuestos porque el pueblo sabio y bueno no sabe que las bebidas azucaradas, las que contienen alcohol y los video juegos y apuestas son dañinas para la salud y para su economía. Permiten el enriquecimiento ilícito de senadores, diputados, gobernador si pertenecen a Morena. Llevan la quiebra y culpan reiteradamente al sexenio de Felipe Calderón, a los empresarios y a los ricos.
Tampoco dijeron que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no sería de un sexenio, sino que se extendería al infinito porque quien manda es el todavía presidente. Obedecen todas las ocurrencias de Donald Trump, extraditan a presuntos delincuentes que no son amigos y aun así rechazan que el país está dominado por narcotraficantes. Continúan con la política de abrazos y no balazos. Tampoco nos dijeron que Palacio Nacional ahora está en Palenque. Que la presidente con A, no tiene capacidad de decisión porque el legislativo, el judicial, las fuerzas armadas se dirigen desde un rancho.
Construyeron megafarmacias sin medicamentos. Regalan combustibles a Cuba porque son correligionarios, traen médicos de aquella isla y no sabemos ni dónde ni en qué trabajan ni cuánto cuestan al erario. Subieron injustificadamente, por mandato de Washington, los aranceles a los coches chinos para que los precios de los vehículos sean inalcanzables para el grueso de la población. Siguen diciendo, hasta que lo creamos, que el sistema de salud es mejor que el de Dinamarca y que la economía está mejor que nunca (para ellos sí).
Falta la Reforma Electoral donde la moribunda oposición no tendrá ni siquiera pequeños triunfos en las urnas porque vamos al unipartidismo. Después llegarán las leyes -que se incluirán en la Carta Magna- donde se prohibirá la crítica a la clase gobernante. Es decir, la censura será constitucional.
Vamos directo a una dictadura absolutista. Es mejor que nos portemos mejor que nunca porque el sistema judicial está en manos de quien ya sabes quién. Por eso Adán, Noroña y compañía están tan tranquilos.
Ya no podemos decir “no hay mal que dure más de seis años ni majes que los reelijan” porque tu voto fue la causa para que permanezcan ahí, por siempre y para siempre. Esto apenas comienza. Hubiésemos analizado la opción B.
Mi álter ego ve esta situación en particular: no sabe si estos dos personajes son inocentes o culpables, pero uno, Cuauhtémoc, está cobijado por el papá gobierno. Y el de Omar que se equivocó porque no es afín a Morena. Se llama justicia selectiva.