Por misterios de la vida, me tocó nacer en esta tierra desértica. Me siento orgulloso de mi origen, del lema de mi estado "Valentía, Lealtad, Hospitalidad" y agregaría de gente generosa, honrada y me encantaría decir “de políticos honestos, confiables, capaces, inteligentes, eficientes” pero no puedo decir tantas mentiras. “Mexicano por fortuna” cantó José Alfredo Jiménez. Desde la primaria me gustó estudiar la historia de México, la oficial, por supuesto, porque era la única que se enseñaba y las críticas a nuestros héroes eran delito. El famoso Loco Valdez fue multado en gobernación por preguntar “¿Quién fue nuestro presidente bombero? Bomberito Juárez” se respondió “¿y quién lo ayudaba? pos Manguerita Maza de Juárez” contestó. Pagó la multa en morralla, por cierto. Y no fue la única vez.
Pero cuando llegaron a mis manos libros sacrílegos de la historia de nuestra gran nación, los devoré sin prejuicios ideológicos o filosóficos. Así, las reflexiones y herejías históricas de O´Gorman, Semo, Krause, Salmerón, Revueltas, Cosío Villegas, Álvaro Matute, Friedrich Katz et al me abrieron los ojos y la mente. No faltaron profesores que me criticaban por leer libros prohibidos donde se criticaba “falsamente” a nuestros héroes que nos dieron patria y libertad.
No soy patriota y menos patriotero. No verán sobre mi cripta inscrita en letras de oro “México, creo en ti, porque si no creyera que eres mío /el propio corazón me lo gritara”. Tampoco festejo el 5 de mayo. Si ganamos esa batalla no es porque fuéramos muy machos sino porque éramos muchos. Tampoco ceno con orgullo comida autóctona el 15 de septiembre. Ni desprecio –como los seudo nacionalistas necios- a Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Porfirio Díaz, Plutarco Elías Calles porque a cada uno le tocó vivir su momento histórico. Ni exijo estúpidas disculpas al gobierno español por sus excesos antes y durante la conquista. En pocas palabras, soy mexicano y punto. Amo a mi país con sus defectos y virtudes. Pero no soy ni me considero “descendiente de Cuauhtémoc”.
Ahora que Trump quiere eliminar la nacionalidad norteamericana por nacimiento, estoy de acuerdo. Antes de que nacieran mis hijos, parientes y amistades me recomendaron que el parto se llevara a cabo en El Paso para que fueran gringos por nacimiento. No, para qué, repliqué. Unos familiares que estaban en el proceso de ser residentes para lograr la ciudadanía me invitaron a integrarme al grupo. La respuesta fue la misma ¿para qué?
Estoy de acuerdo parcialmente con Donald John Trump. Si las familias se van con la intención de vivir siempre el sueño americano, adelante. Si se encuentran en una estancia académica, igualmente. Si están trabajando por un contrato temporal, perfecto, pero no estoy de acuerdo en cometer un fraude y provocar a fuerzas que los hijos nacieran allá para que fuesen gringos. Es una estafa, un timo, una mentira, un delito. ¿Para qué quiero tener la ciudadanía norteamericana? Aún con papeles legales –viciados de origen- ¿quiero vivir en los States? No ¿Trabajar allá? No lo hago ni aquí. ¿Soportar que me discriminen a pesar de mi pelo rubio, tez blanca y ojos azules solo porque no hablo el inglés con acento texano? Soy orgullosamente mexicano y altivamente norteño. No lo niego, me encantan Nueva York, Las Vegas, Boston, Washington, etc. pero solo como visitante. Y es más, en otros países te tratan bien, muy bien, no como los gringos que hacen lo contrario… –no todos, conste- y que no te toque en la migra un chicano o pocho, porque dios te agarre confesado. Son más gringos que los gringos. Si muero en EU digan que me quiero auto deportar, pagarán mi boleto de avión y le darán a mi familia mil dólares.
Mi álter ego se pregunta ¿Cómo es posible que los mexicanos seamos pacifistas? Porque vivimos en paz me contesta el gobierno. La lista de las ciudades más peligrosas del mundo la encabezan Puerto Príncipe, en Haití. La siguen Colima, Acapulco, Culiacán, Manzanillo, Tijuana, Ciudad Juárez y Caracas, Venezuela. Por eso los inmigrantes mexicanos no se quieren regresar a México, prefieren que los correteen los del ICE allá que los policías y sicarios los secuestren, esclavicen, violen, desaparezcan, roben o asesinen acá.