Ciudad de México. -"Mi vida sexual ha mejorado grandemente desde que mi esposa y yo dormimos en camas separadas". Eso declaró don Chinguetas en reunión de amigos. Preguntó uno: "¿Cómo es eso?". Explicó don Chinguetas: "Mi cama está aquí, y la de ella en Chetumal". ¡Mañana! ¡Sí, mañana aparecerá aquí "El Chiste más Mondao en Todo lo que va del Año"! Ahora bien: ¿qué es eso de "mondao"? En los pequeños pueblos de Nuevo León se considera peladez decir "pelado". Se sustituye entonces por el sinónimo "mondado", eufemismo menos áspero. La palabra se pronuncia "mondao". Así pues, decir "El Chiste más Mondao" equivale a decir "El Chiste más Pelado". ¡No se lo pierdan mis cuatro lectores!". Dos periódicos había en el Saltillo de los años cincuenta del pasado siglo. Uno tenía sonoroso nombre: "El Heraldo del Norte". El otro se llamaba sencillamente "El Diario". Aquél era el vocero del gobierno; éste protegía el interés de la familia que en aquella época era dueña de la ciudad. Modestas publicaciones ambas, de 10 o 12 páginas, en su primera plana aparecían noticias como: "Perdió un llavero" o: "Se robó un marrano". Alguna vez "El Diario" dio voz a los vecinos del barrio del Águila de Oro, que se quejaban por una cloaca abierta. Esa nota llevaba el siguiente titular: "Dicen que huele a puf". Pues bien: a puf huelen también la 4T y Morena. Ese tufo a hedentina proviene no sólo de las inmoralidades políticas abanderadas por el régimen, como la nefasta reforma judicial y la igualmente torpe reforma electoral, sino también de las crecientes evidencias de corrupción oficialista, según se ve en el caso del huachicol fiscal. A eso se añade la prepotencia de quienes detentan el poder, que acosan a los ciudadanos y los someten a humillaciones públicas, a multas y amenazas de prisión por expresar sus opiniones. Todo eso habla de un régimen podrido que está pudriendo al país al someterlo a un dominio comparado con el cual el que ejerció el PRI fue travesura de chamacos. A falta de una oposición que pueda contrastar a ese régimen con tendencia dictatorial sólo la descomposición interna de la mafia que se apoderó de México podrá evitar que el gobierno y su partido -o el partido y su gobierno- lleven a nuestro país al caos y la anarquía, y de ahí a la dictadura. Mientras tanto, huele a puf. Llorosa, tribulada, la ingenua Dulcibel le dijo a Libidiano, avieso galán: "No me has cumplido la promesa de matrimonio que me hiciste". "Tranquilízate, nena -replicó el cínico sujeto-. Ahora mismo te haré otra promesa". (Con sobra de razón dicen los italianos: Chi promette, in debito si mette. El que promete contrae una deuda). Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, les mostró a sus amigas, orgullosa, el abrigo de piel que su marido le había comprado. "Y sólo tuve que sacrificarme dos veces" -comentó. Relató luego: "Anoche tuve una pesadilla. Soñé que me atacaban los animales cuyas pieles sirvieron para hacer mi abrigo". Acotó su mejor amiga, doña Gules: "No seas tonta. Los conejos no atacan". El incivil marido puso la mano en el trasero de su esposa y dijo: "Si esto estuviera firme no tendrías que usar faja". Seguidamente tocó el busto de la señora y dijo: "Si esto estuviera firme no tendrías que usar brassiére reforzado". La señora, entonces, llevó la mano a la entrepierna del majadero y dijo: "Y si esto estuviera firme no tendríamos que usar chofer". Diálogo de Tenacio con una linda chica: "Te invito una copa". "No". "¿Bailamos?". "No". "¿Te gustaría pasear en mi automóvil?". "No". "Vamos a mi departamento". "No". "Está bien. Te buscaré en otra ocasión. Hoy estás muy indecisa". FIN.
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Me habría gustado conocer a Joseph J. Rochefort.
Oficial de Inteligencia del Ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra, sus compañeros lo criticaban, pues iba a su oficina en bata y con pantuflas en vez de vestir el uniforme reglamentario. Sin embargo, fue él quien al frente de un equipo de criptógrafos logró descifrar el código de comunicaciones de Japón. Eso permitió a los norteamericanos aniquilar en la batalla de Midway a la poderosa flota de portaviones de la armada japonesa, con lo cual acabó el mito de la invencibilidad nipona en el Pacífico, y empezó el derrumbe del imperio del Sol Naciente.
Pocos hombres como Rochefort hicieron una aportación tan grande en aquel conflicto a la causa de su país. Sin embargo, su hazaña se mantuvo en secreto: nadie debía saber que el código japonés había sido descifrado. Ni siquiera acabada la guerra se supo la extraordinaria parte que aquel militar tuvo en la victoria aliada.
Me habría gustado conocer a Joseph J. Rochefort. A pesar de la injusticia, su nombre vive aún.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
Por AFA.
". Alonso Ancira se niega a pagar la deuda que tiene con Pemex.".
Según pública opinión
es aplicable un refrán
que muchos recordarán:
"Ladrón que roba a ladrón.".