-Ponen en marcha el “Operativo Zombie”
-Apuros en órganos electorales
-Sueños de grandeza en la silla de Rectoría
A pesar de algunos chispazos e intentos por encender fuegos, pasó sin sobresaltos la elección de la nueva dirigencia estatal del Sindicato de Trabajadores del Colegio de Bachilleres. Quedó en manos de la maestra Ruth López de Lara, quien será la nueva secretaria general después de casi 20 años de dominio masculino.
La profesora, a cargo de una Secretaría de Organización en el Comité Estatal que dirigirá hasta agosto Bernardo Hernández, le pasó una aplanadora por encima a su contrincante, Rafael López Sandoval, cuyo equipo conformado por morenos, que quiso utilizar la marca de la 4T para ganar la contienda, terminó descalabrado.
Tenemos en la versión digital de GPS la gráfica de la votación que se filtró de la planilla ganadora de la elección sindical, “Unidad, Fortaleza y Experiencia”. Los datos muestran que el 60 por ciento favoreció a la planilla institucional, que le garantiza continuidad a la gestión actual.
Muestra también algunas fortalezas de la planilla de López Sandoval, quien se envolvió en una causa partidista ajena al sindicato y no le dio resultado, pero le generó votos altos en los planteles uno, tres, cuatro, seis, 16 y 21, lo que debería ser un buen termómetro de la situación política interna del organismo gremial.
La planilla ganadora, por lo que sabemos, hizo una buena estrategia al lograr la unidad de dos equipos fuertes, el de la maestra López de Lara y del profesor José Luis Fernández, quien cedió a su aspiración de buscar la Secretaría General y se alió con su compañera.
Esa fue la parte crucial, al comienzo del proceso, para crear un bloque mayoritario y evitar la fragmentación del sindicato. El resultado está reflejado en los votos.
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Le dicen de diferentes formas a un esfuerzo de intercambiar, cruzar y promover votos azules mezclados con los amarillos, pero el concepto que más le acomoda es uno que -a modo de broma, creemos- le han puesto algunos panistas especialistas en las malas artes electorales, el “Operativo Zombie”.
También le han denominado “Misión Imposible”, “Operación Resurrección” y otros que bien sirven para resumir tanto el método como el objetivo o el resultado esperado. Todo está orientado mantener con vida, aunque siga muerto, al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Chihuahua.
No hay mucha claridad en los alcances del experimento, pero al menos los perredistas están confiados en que sea exitoso en la capital y tal vez en algunos otros distritos donde el PAN se sienta tan sobrado y generoso como para transferirle sufragios al aliado amarillo.
El método, nos explican los expertos en la ingeniería electoral, es orientar el voto de los panistas para que, en los casos de aspirantes en candidatura común o alianza, marquen la casilla del PRD con el respectivo abanderado que aparece, además, en otras dos casillas de cada boleta, con las siglas del PRI y el PAN.
El objetivo es sumarle sufragios al partido que hoy está bajo control del subsecretario de la Coordinación de Gabinete, Pável Aguilar y su hermana dirigente estatal, Nohemí Aguilar, quien ocupa la primera posición en la lista de plurinominales.
El resultado esperado es sumarle cuando menos el tres por ciento que requiere el muerto para resucitar, es decir, para alcanzar una curul a la hora del reparto que hagan las autoridades electorales para la integración del Congreso del Estado.
El acuerdo con el zombie amarillento trae entre preocupados y descontentos a los panistas, que jamás se imaginaron hacerle talacha electoral al PRD, pero así como era de impensable la alianza con el PRI para defender la plaza de la ola morena, también es necesaria esa labor.
Las cuentas que traen en la alianza prianista aguantan, nos aseguran, para garantizarle al partido del sol azteca el umbral de votación para que alcance una pluri y cerrarle posibilidades de crecimiento al morenismo, ahora limitado a 11 asientos en el Legislativo. Veremos.
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En verdadero apuro están tanto el órgano electoral administrativo, como en su momento lo estará el Tribunal Estatal Electoral, porque con algunas diferencias de fondo, tanto Morena como el PAN, han acusado a sus contrincantes en las alcaldías de Chihuahua y Juárez de uso de recursos públicos para beneficiarse en su imagen.
Podrá encontrarse que una de las acusaciones, la que se realiza a Cruz Pérez Cuéllar, es por el uso de imágenes de personal y equipo de Bomberos Municipal en su propaganda difundida en redes sociales, y que Marco Bonilla, en su caso, habría presentado infraestructura, personal, logros de gobierno, etc., al dar a conocer su programa de gobierno para el trienio próximo en un evento público en el Centro de Convenciones.
Decimos que hay brete para los consejeros y magistrados, porque lo que decidan en un caso deberán decidirlo en el otro, así sea absolviendo o condenando, situación esta última que se antoja muy lejana, salvo alguna multa económica simbólica y una llamada de atención.
Porque ni está acreditado que las bomberas de Cruz anduvieron físicamente en campaña, ni tampoco en el caso de Marco Bonilla, por lo que no habría disposición de recursos económicos, humanos o materiales para promover el voto, salvo las imágenes.
Ahora, es un caso inédito, porque estamos en presencia de una reelección de autoridades administrativas, que inclusive por ministerio de ley no deberían haberse separado del cargo, toda vez que no hay obligación alguna para ello, por lo que siendo alcaldes podrían andar encampañados, fuera de sus horarios laborales.
Son de esos grandes huecos que dejó la legislación, y que seguramente irán resolviéndose precisamente con este tipo de denuncias, en cuyas sentencias van construyendo certidumbre en cuanto a la publicidad que pueden hacer los mismos candidatos de su paso por el ayuntamiento en este caso.
Por eso a la mejor no hay siquiera calentura ajena en consejeros y magistrados, ante la inexistencia de pruebas de faltas graves que ameriten sanciones mayores como piden uno y otro bando, que desean ver correr sangre, sin pensar que tal vez se están haciendo harakiri.
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Auténtico sudor frío en todos los universitarios corrió por la espalda y frente, al ver a Luis Arrieta cobijado por la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, casi dándole la razón por haber sido parte del derribo a golpes de las puertas principales de Rectoría.
Las imágenes están circulando en redes, de Luis y sus compañeros, el ariete y los destrozos provocados.
Pero ese sudor causó más escalofríos cuando nos recordaron los sueños de grandeza del joven contador público, en imagen ocupando el asiento del rector en la Sala de Consejo Universitario, cuando fue integrante de dicho cuerpo colegiado por parte de la Facultad de Contaduría y Administración, en el 2021.
No sería nada extraño ver a un porro con el paso de los tiempos ocupando ese u otro cargo, con las paradojas que ello representa.
Olvidó la candidata el escándalo realizado hace unos días, cuando estudiantes de Ayotzinapa, fueron duramente criticados por ella misma al golpear con un vehículo una de las puertas laterales de Palacio Nacional.
Allá hubo crítica, acá reconocimiento, inclusive con espacio en templete y visualización nacional.
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De nuevo los candidatos de Movimiento Ciudadano y el de Morena a la Presidencia Municipal de Chihuahua, le hicieron bolita al abanderado, Marco Bonilla, pero nuevamente demostró el aspirante a la reelección seguridad al contestar, presentó propuestas que verdaderamente abonan al desarrollo de la ciudad y le alcanzó hasta para desmentir los ataques infundados.
Bonilla Mendoza ha logrado permear entre los ciudadanos como un candidato que tiene un plan de trabajo con visión de futuro.
Eso fue refrendado en el debate organizado por Coparmex, pero también en foros, reuniones con diversos sectores de la sociedad, donde sus integrantes lo han felicitado y hasta expresado su apoyo a su candidatura.
Ayer, explicó su proyecto de seguridad, obra pública, desarrollo social, transparencia y lo más importante, el cómo lo va a lograr e implementar, porque de lo contrario plantear cosas sin sustento, serían promesas del corazón como ya ocurrió en la campaña de un exgobernador.
Ni los gritos frenéticos de Valles, ni las mentiras de La Torre, logran convencer a los chihuahuenses, porque han basado su campaña en ruedas de prensa, para quejarse, atacar y llorar ante los medios de comunicación, que ya ven con desagrado los mensajes convocando a dichos encuentros.