-El amparo de Corral que no pudo ser
-Habrían sido 77 hectáreas las de El Potrero
-Resultó de lo peorcito el delegado del IMSS

No hay precedente en la historia del Sindicato de Trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de una pugna como la que vive actualmente por la elección de su nueva dirigencia, en un proceso que derivó hasta en amenazas de muerte en el transcurso de la campaña y en el intento de asamblea realizado ayer.
Desde hace unas semanas, cerca de una decena de aspirantes a la dirigencia sindical se lanzaron todo tipo de insultos durante una atroz campaña que culminó con la elección, el lunes pasado, de un supuesto nuevo líder, Jorge Herrera, pero con resultados que hasta la fecha se han manejado sin transparencia alguna.
Después de la jornada del lunes, con 51 mesas receptoras de votos y el 40 por ciento de estas concentrada en Ciudad Juárez, Herrera se proclamó vencedor, pero con resultados tan escondidos y maquillados como la recién pasada elección en Venezuela.
Supuestamente se alzó con la victoria con más de dos mil 700 votos para suceder a su impulsor, el secretario general actual, Jesús Gerardo de León Arellanes; el resultado sería tan aplastante que, supuestamente, su rival más cercano habría reunido menos de 500 sufragios.
La falta de claridad, sumado al hecho de que Herrera carga hasta con señalamientos de antecedentes penales, derivó en el zafarrancho de ayer en el salón Lago di Cuomo, pues integrantes de las demás planillas en competencia alegaron con razón que hubo fraude, al intentar realizar el Congreso Seccional Ordinario. Tuvo que llegar la Policía Municipal a poner algo de orden mediante sus refinados protocolos de trompada y ahorcamiento, pero la situación era política más que de seguridad.
Tal agitación tiene su explicación muy clara y sencilla en el botín que representan los cinco millones de pesos en cuotas que pagan los trabajadores del IMSS a su sindicato, más las prebendas que reciben los dirigentes a cambio de actuar dócilmente ante su patrón el Gobierno federal.
Además, viene para el estado un nuevo proyecto de contratación de otras dos mil plazas más para el hospital que está por arrancar en Juárez, lo que habrá de sumarle más ceros a las cuotas que manejan discrecionalmente los líderes sindicales.
Mientras se destrozan los sindicalizados por una cuestionada dirigencia, sobra abundar en la pésima imagen que tienen ante la población, especialmente en los derechohabientes.

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Por cierto, en terrenos empresariales hay un fuerte malestar por la actitud del delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), José Antonio Zamudio. El funcionario es, en definitiva, de lo peorcito entre las diversas representaciones del Gobierno Federal en Chihuahua.
En cuatro ocasiones, nos reportan, ha cancelado reuniones programadas con las directivas de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
No es porque los afectados sean Julio Mercado del gremio de los constructores y Salvador Carrejo de los patrones locales, sino porque dichos sectores han buscado acercamientos con el objetivo de exigir la mejora del deprimente servicio prestado por el IMSS, obviamente en representación de sus trabajadores y con la preocupación de mantener el nivel de productividad de las empresas que pagan sus cuotas al organismo.
Los líderes del sector privado, desde luego, no quieren a Zamudio para felicitarlo por las negligencias, deficiencias, falta de medicinas y la atención tipo Dinamarca del organismo. 
Tal vez por eso se ha negado a recibirlos y con ello, ha dado la espalda a miles de derechohabientes que, con toda la razón del mundo, reclaman.
Pero el delegado del IMSS no puede esperar otra cosa más que reclamos de todos los sectores si el servicio que presta ha ido de mal a peor en los últimos años, sin la mínima muestra de voluntad para atender y superar la problemática.

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Haciendo el pleito ratero que lo caracteriza, el exgobernador Javier Corral acudió ante los juzgados federales para tratar de tumbar no sólo el informe de presunta responsabilidad administrativa que pesa en su contra, sino que también pretendió ir más allá, tratando de invalidar diversas normas de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, en que se basa la acusación y el procedimiento.
Es decir, bajo estos artilugios litigiosos mañosones, el aspirante a Senador de la República, pretendió evadir su responsabilidad como consecuencia de omitir en su declaración patrimonial el famoso terreno caliente adquirido en Ciudad Juárez, el de Costa Rica 179, en una historia oscura que aún lo persigue.
Mintió al declarar sus propiedades y no incluir ese terreno, pese a que tiene un contrato privado de compraventa, con el cual ha pretendido defender esa “compra” que más bien parece una apropiación indebida, toda vez que está acreditado que utilizó su posición como gobernador, para traer del archivo muerto un procedimiento de remate caduco para quedarse por unos cuantos pesos con el calientísimo predio.
Pues ese amparo es el que el juez de distrito rechazó siquiera recibirle, por lo que deberá comparecer ante el Tribunal Estatal de Justicia Administrativa a responder por la acusación bien documentada que le recetó la Auditoría Superior del Estado, en el expediente abierto por la Secretaria de la Función Pública.
Ahora alega Corral violación al debido proceso, pidiendo la protección federal por los señalamientos públicos en su contra. Muy pronto se le olvidó la persecución mediática emprendida en contra del exgobernador Duarte y casi todo su gabinete, así como contra la hoy gobernadora Maru Campos. Hasta espectaculares publicó el farsante exservidor público.
Pide una protección que siempre se negó a dar, en su doble lenguaje característico y convenenciero, porque se le cayó cualquier posición en el gabinete federal, donde quería ser el Zar Anticorrupción, pese a la cola larga que lo persigue de su desastrosa administración. Ahora será solo un aplaudidor más en la Cámara Alta.

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Son de acuerdo a estimaciones unas 77 hectáreas las sembradas con marihuana y que fueron localizadas en la zona de El Potrero, aquí muy cerca de la ciudad de Chihuahua, apenas a unas decenas de kilómetros de la entrada norte.
El apelativo de micro Búfalo, haciendo alusión al plantío enorme encontrado en los ochentas cerca de Jiménez, tiene mucha lógica.
El Rancho de Búfalo tenía más o menos una extensión de 540 hectáreas, la mayoría sembradas de la cannabis índica, unas siete veces más grande que lo encontrado aquí cerca hace unos días.
También tienen como diferencia, además de la extensión, que en Búfalo, fueron detenidos cientos de campesinos contratados para la labor de siembra y cosecha del estupefaciente; acá no hubo un solo detenido presentado.
Sólo encontró la policía unos campamentos pobretones, muy lejos de la infraestructura localizada hace décadas en aquel rancho localizado al sur del estado.
Acá en El Potrero, considerando unas cinco mil plantas por cada hectárea, serían algo así como 770 mil metros cuadrados, muy pequeño si se quiere en comparación a Búfalo, pero enorme en extensión.
Hermana a ambos plantíos el hecho de que ambos estuvieron siempre muy cerca de la carretera Panamericana, la principal vía de comunicación que tiene el estado de Chihuahua, con el sur de los Estados Unidos y el sur del país.