Los venezolanos se lo juegan todo en las elecciones del domingo. Ante la intención del presidente Nicolás Maduro de afianzarse en el poder durante seis años más, el movimiento democrático ha construido con firmeza un camino hacia un cambio profundo en torno a Edmundo González, nuestro candidato presidencial.
Mis compatriotas están hartos del odio, la coerción, la corrupción y la miseria que han provocado 25 años de tiranía y políticas económicas destructivas bajo el Sr. Maduro y su predecesor y mentor, Hugo Chávez. Estas son las razones por las que aproximadamente una cuarta parte de nuestra población ha emigrado a todo el mundo , incluyendo cientos de miles a Estados Unidos .
Una abrumadora mayoría de venezolanos está lista para el cambio. Este sentimiento es palpable en todo el país. A pesar de la escasez de electricidad y combustible, y del acoso incesante del régimen de Maduro, una gran cantidad de personas participa en nuestros eventos de campaña. Hace apenas un año, los venezolanos se sentían desesperados, la migración a través del Tapón del Darién comenzó a aumentar y la oposición se encontraba afligida.
Encuestas fiables confirman nuestra inminente victoria. Incluso las estimaciones más conservadoras sugieren que el apoyo a la oposición duplica al del presidente en el cargo. Al menos una encuesta indica un margen de 47 puntos porcentuales.
El régimen ha hecho que estas elecciones no sean libres, justas ni verdaderamente competitivas . El Sr. Maduro no tiene una forma viable de ganarlas honestamente. Se basa en elecciones simuladas que pueden aceptarse como hechos consumados dentro y, en algunos casos, fuera de Venezuela. Si bien puede intentar manipular la realidad incluso después de las elecciones, sus días en el poder están contados.
Hemos organizado la mayor red de observación electoral ciudadana conocida hasta la fecha en el país. El Sr. Maduro será derrotado y debe aceptar la voluntad del pueblo venezolano.
Hemos propuesto públicamente negociaciones con él y su círculo para permitir una transición pacífica del poder. Esta es la mejor oportunidad para que el régimen llegue a un acuerdo con nosotros. Las garantías políticas son necesarias para sanar las heridas y reconducir a nuestra nación a la democracia. Para afrontar el pasado, debemos cuidar el futuro.
Porque la gente es nuestra prioridad, implementaremos reformas urgentes para abordar la crisis social y allanar el camino hacia la prosperidad.
Nuestro primer paso será restaurar la libertad, la democracia y el estado de derecho. Esto comienza con la libertad de expresión, unos medios de comunicación libres, la independencia de los poderes públicos y la igualdad de acceso a la justicia para todos los ciudadanos.
Con el tiempo, visualizamos un gobierno más pequeño y eficiente. Restableceremos las relaciones internacionales con todas las naciones, en particular con los países democráticos, y especialmente con el hemisferio americano. Aspiraremos a contar con un ejército profesional y moderno para salvaguardar nuestra soberanía.
También es crucial abordar la crisis humanitaria que ha dejado a la mayoría de los venezolanos viviendo por debajo del umbral de la pobreza y con una economía sumida en un profundo estancamiento. Nuestro plan económico, al que llamamos estabilización expansiva, restablecerá el orden y reactivará el crecimiento. Se abordarán las causas fiscales y monetarias de la inflación y la devaluación de la moneda. El nuevo gobierno garantizará la protección de los derechos de propiedad y desarrollará una economía de mercado.
También impulsaremos la expansión de la economía mediante la inversión pública y privada en infraestructura y servicios públicos. Este plan de inversión generará empleo y mejorará la productividad, contribuyendo a la superación de la pobreza y al crecimiento de la clase media.
Venezuela emergerá como el centro energético de las Américas. Necesitaremos revitalizar la producción petrolera para financiar la reconstrucción del país. Al mismo tiempo, restauraremos y desarrollaremos nuestras vastas fuentes de energía hidroeléctrica limpia para alcanzar la meta de cero emisiones netas e impulsar nuestra transición hacia la energía verde.
El nuevo gobierno reintegrará a Venezuela a los mercados internacionales; negociará un programa financiero y técnico con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial; y reestructurará la sustancial deuda pública del país, que equivale a casi el 160 por ciento de nuestro producto interno bruto a partir de 2022.
Este es el país que soñamos. Esta es la nación que construiremos. No será fácil y podría llevar muchos años. Pero creemos que es posible, empezando por el crucial acto cívico de votar y continuando con el indispensable acto político de aceptar los resultados.
Nadie puede impedir que nuestro pueblo haga posible un nuevo comienzo. Esta lucha es un camino de redención. Nuestra aspiración común es traer a nuestros hijos de vuelta a casa, reunir a nuestras familias y vivir con orgullo en nuestro país, Venezuela. Esta es la verdad que prevalecerá.