Vietnam.- Cuando los funcionarios de la provincia natal del máximo líder de Vietnam fueron puerta por puerta recientemente, presionando a los residentes para que firmaran cartas aceptando los planes de la Organización Trump para una nueva comunidad de golf, Le Van Truong quiso negarse.
Los documentos de planeación prometían un "nuevo referente en lujo, recreación y negocios". Truong, de 54 años, se imaginó algo diferente: la destrucción de un cementerio con cinco generaciones de sus antepasados y la pérdida de ricas tierras de cultivo que han sustentado a familias locales durante siglos.
Sin embargo, firmó de todos modos, porque, como expresó, "no hay nada que pueda hacer".
"Trump dice que son cosas distintas -la Presidencia y sus negocios", dijo Truong. "Pero tiene el poder de hacer lo que quiera".
Este complejo de golf de 1.5 mil millones de dólares a las afueras de la capital, Hanoi, así como los planes para un rascacielos Trump en Ciudad Ho Chi Minh, son los primeros proyectos de la familia Trump en Vietnam -parte de una empresa lucrativa global que ninguna familia de un Presidente estadounidense en funciones ha intentado jamás a esta escala. Y a medida que esta ofensiva enriquece a los Trump, distorsiona la forma en que los países interactúan con Estados Unidos.
Para acelerar el desarrollo de Trump, Vietnam ha ignorado sus propias leyes, dijeron expertos legales, otorgando concesiones más generosas que las que reciben incluso los residentes locales más influyentes. Funcionarios vietnamitas, en una carta obtenida por The New York Times, declararon explícitamente que el proyecto requería un apoyo especial de las altas esferas del Gobierno vietnamita porque estaba "recibiendo atención especial de la Administración Trump y del Presidente Donald Trump personalmente".
Y los funcionarios vietnamitas han dado luz verde al desarrollo en un momento de diplomacia crucial. Enfrentan intensa presión para alcanzar un acuerdo comercial que ataje la amenaza del Presidente Trump de imponer aranceles elevados, que afectarían a aproximadamente el 30 por ciento de las exportaciones vietnamitas.
Eric Trump, el segundo hijo del Presidente, se ubica al centro del drama. Él estuvo en Vietnam para colocar la primera piedra del proyecto de golf el 21 de mayo, menos de un año después de conocer a un socio constructor local, Dang Thanh Tam. Dentro de una carpa con fachada dorada, Trump dijo a los invitados, incluyendo al Primer Ministro del País, que "la familia Trump los hará sentir muy, muy orgullosos".
La Casa Blanca dijo vía correo electrónico, "Todas las conversaciones comerciales del Presidente no tienen relación alguna con la Organización Trump". Argumentó que no existen problemas éticos mientras la familia del Presidente desarrolla unas 20 propiedades de la marca Trump en todo el mundo, porque sus hijos dirigen los negocios. Sin embargo, el reporte de divulgación financiera del Presidente Trump muestra que se beneficia personalmente de la mayoría de estas iniciativas.
Eric Trump ha afirmado que simplemente hace su trabajo: desarrollar propiedades. Los funcionarios vietnamitas afirman que priorizar los proyectos de Trump contribuye al auge económico del País.
Pero a medida que se acelera la negociación de tratos y choca con las amenazas de Estados Unidos al libre comercio, algunos expertos consideran que la línea entre Trump, el Presidente, y Trump, el magnate, es tan difusa que los gobiernos se sienten más obligados que nunca a favorecer cualquier proyecto relacionado con Trump.
Mientras otros tratos Trump se concretan en Serbia, Indonesia y Medio Oriente, Vietnam se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo la marca Trump ejerce influencia y obtiene ventajas, desafiando las normas locales y animando a los líderes a acelerar las aprobaciones para complacer a la familia Trump.
Con la intensificación de las negociaciones comerciales, las autoridades vietnamitas han permitido que el proyecto Trump comience a construirse sin completar al menos media docena de pasos legalmente requeridos, desde la obtención de todo el terreno y el financiamiento, hasta la realización de evaluaciones ambientales.
El proceso suele tardar de 2 a 4 años. Sin embargo, los registros muestran que los documentos iniciales de planeación se presentaron sólo tres meses antes de la colocación de la primera piedra.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam no respondió a las preguntas sobre la legalidad del proyecto.
En el sistema comunista de Vietnam, toda la tierra es propiedad del pueblo y el Estado la administra o la arrienda. La mayor parte de la propiedad para el proyecto de golf aún está en manos de familias con derechos de uso a largo plazo. En la provincia Hung Yen -donde el proyecto Trump ocupará casi 10 kilómetros cuadrados a lo largo del Río Rojo- resuena un sentimiento de traición.
En asambleas municipales a principios de abril, los funcionarios dijeron a cientos de residentes que lo máximo que podían esperar era aproximadamente la mitad del precio al que se habrían vendido sus tierras incluso antes del anuncio del proyecto de golf en octubre.
En medio de un coro de indignación en una de las reuniones, casi todos salieron furiosos. La oposición se ha endurecido al tiempo que los agricultores temen perder las inversiones en árboles jóvenes que tardan años en madurar y la seguridad que la tierra les ha brindado durante generaciones.
"No nos escuchan", dijo Le Thi Thanh, de 57 años, una tarde reciente mientras injertaba chirimoyas. "Simplemente vienen e imponen su voluntad".
Expertos legales afirmaron que el proyecto contradecía el plan maestro de vivienda de la provincia. El complejo, con villas diseñadas por Trump y 36 hoyos de golf en una de cuatro zonas de desarrollo, añadiría 35 mil residentes, parques de diversiones y un distrito comercial urbano.
Por si fuera poco, el proyecto se planea en una zona ribereña que se inundó durante un tifón el año pasado, y la provincia está llena de municiones sin detonar de la guerra de Vietnam. Hace seis meses se descubrió una bomba de 90 kilos.
Aún así, el 15 de mayo, poco más de tres meses después de la presentación de los primeros documentos legales, el Gobierno central de Vietnam finalizó el proceso de planeación anticipadamente, para permitir la inversión y un evento de colocación de primera piedra que -como se había solicitado en la carta de marzo- se alinearía con la disponibilidad de Eric Trump y evitaría "perder la ventana para capitalizar el apoyo de la Administración de Donald Trump".
Ese mismo día, los residentes acudieron apresuradamente al lugar de la colocación de la primera piedra, sólo para descubrir que parte de la construcción ya había iniciado. Un Rolls-Royce Phantom negro (valuado en unos 500 mil dólares, perteneciente a Tam, el socio de Trump) se hallaba cerca de excavadoras.
En la ceremonia, el Primer Ministro Pham Minh Chinh se mostró atento a la posibilidad de una reacción pública negativa en un País donde a pesar del poder de un Estado unipartidista, la gente no teme protestar por verse obligada a abandonar el sitio donde vive y trabaja.
Alzando la voz ante una multitud de banqueros, Generales e invitados de Trump en trajes o brillantes tacones de aguja, Chinh instruyó a las autoridades provinciales que garantizaran que quienes sacrificaran sus propiedades "tuvieran un nuevo sustento y un nuevo hogar mejor que los anteriores".
También afirmó que el proyecto "recibiría el máximo apoyo" para "fortalecer aún más la relación entre Vietnam y Estados Unidos". Prometió que se completaría en el 2027.
Varios abogados y promotores inmobiliarios afirmaron que el ritmo del proyecto Trump no tenía precedentes, era ilegal e injusto para otros inversionistas.
Los residentes afirmaron que se estaba dejando de lado sus necesidades para complacer a los ricos.
"Tendrán hoteles, campos de golf y piscinas", dijo Truong. "Nosotros no tendremos nada".
El Gobierno de Vietnam considera a la Administración de Trump y la Organización Trump como una sola entidad. "Cuando quiere construir un proyecto en Vietnam, lo hace bajo su marca personal, y Vietnam quiere presumir esa conexión", declaró Dang Hung Vo, ex Viceministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente.
Parte del atractivo es el orgullo nacional: sólo algunos países cuentan con desarrollos de Trump, y a Vietnam le gustaría unirse a ese grupo. Muchos vietnamitas también admiran a Trump por su riqueza y su resistencia a China.
China es fundamental en la relación entre Estados Unidos y Vietnam -y en sus tensiones actuales.
A fines de abril y principios de mayo, de acuerdo con funcionarios estadounidenses, Washington advirtió a Vietnam que sus esperanzas de reducir los aranceles estaban en riesgo debido a la percepción estadounidense de que demasiadas empresas chinas se han establecido en Vietnam y lo utilizan para evadir los aranceles a China.
Los funcionarios vietnamitas afirman, tanto en público como en privado, que esperan que el proyecto de golf de Trump sirva como muestra de buena voluntad y fortalezca los vínculos entre Estados Unidos y Vietnam.
La ceremonia de colocación de primera piedra se dio apenas unos días después de que Jamieson Greer, el negociador comercial de la Administración Trump, se reunió con Nguyen Hong Dien, el Ministro de Comercio de Vietnam, en Corea del Sur. Fue su primera reunión presencial desde que Trump impuso (y luego suspendió) aranceles del 46 por ciento a Vietnam, País que envía más exportaciones a Estados Unidos que a ningún otro lugar.
Muchos analistas afirman que brindar un trato especial a la empresa familiar Trump socava los esfuerzos de To Lam, el principal líder comunista de Vietnam, por crear un entorno empresarial moderno, imparcial y con menos corrupción. "Esto impulsa a Vietnam hacia transacciones comerciales más personalistas", declaró Ja-Ian Chong, profesor de ciencias políticas en la Universidad Nacional de Singapur.
Mientras más rápido avancen las cosas, añadió, mayor es el riesgo de que surjan problemas graves. En Indonesia, las autoridades detuvieron la construcción de otro proyecto de golf de Trump este año debido a la mala gestión del agua.
Para quienes se preguntan por sus tierras, el ritmo del cambio hace que los problemas parezcan inevitables e inminentes.
"En solo cinco días, llenaron toda la tierra de esa granja y montaron esa carpa para la ceremonia", dijo Do Thi Suat, de 63 años, mientras observaba la colocación de la primera piedra desde una hilera de árboles.
"Nos quitarán nuestras tierras", dijo. "¿Y entonces qué haremos con nuestras vidas?".