El presunto comportamiento violento de la adolescente D. G. H. P., de 17 años, durante el secuestro de un hombre que escuchó cómo mataron a su amigo a golpes, fue descrito en audiencia inicial contra los adultos que fueron detenidos junto con la menor de edad.
La adolescente era “la más sanguinaria, la que torturaba. Ella quería usar una resistencia (una máquina eléctrica), y hasta se compró guantes de látex”, dijo el sobreviviente.
La mujer ha demostrado presuntamente comportamientos violentos al igual que otros acusados de secuestro y tortura durante la privación de libertad, lo que ha llevado a diversas instituciones educativas (no especificadas) a interesarse en perfilar psicológica y criminalmente a estas personas, de acuerdo con personal de la Fiscalía General del Estado.
En la casa 1434 de la calle Ramón Rayón en la colonia Manuel Valdez fueron retenidos dos hombres que buscaban un paquete de mariguana para llevarlo a otro punto. Era el “jale” del día, pero, se presume, fueron privados de la libertad y golpeados por un grupo de seis personas, entre los que están la adolescente, un varón de 17 años (A. S. G.), Cristian Raciel G. C. (20 años), Luis Antonio G. A. (31), Pedro Antonio L. A. (18) y María Fernanda R. P. (18).
En la casa, antes de la muerte de su amigo, los dos secuestrados se encontrarían con dos versiones de los secuestradores: el adolescente varón los amenazaba continuamente, pero Pedro Antonio los tranquilizaba y les decía que los dejarían ir pronto, que sólo los tenían ahí porque era la orden. Después puso corridos, música, y el sobreviviente dejó de ver a su amigo R. A., y jamás volvió. Presuntamente fue asesinado, supone, porque enseguida empezaron a limpiar un lugar, escuchó, y la mujer adolescente, la sanguinaria, les dijo que si ya habían tirado “el paquete” en la alcantarilla o en la camioneta, pero no escuchó respuesta.
“El Élite”, el jefe que no ha sido detenido, le habló por teléfono a la banda a través de Cristian Raciel, quien repartía las órdenes en la casa. Debieron haber matado al que seguía vivo, les reclamó “Élite”, y les recordó que no podían ir a tirar el cuerpo porque la camioneta en que querían hacerlo tenía reporte de robo.