Chihuahua, Chih.- Aunque su primer encuentro con la actuación fue accidental mientras cursaba la preparatoria, esta expresión artística despertó en Juan Oswaldo Ronquillo Aboite, conocido como Oswaldo Tarrés, una pasión que marcó el rumbo de su vida.
Tarrés nació en Guachochi, Chihuahua, en 1984. El primer personaje que interpretó fue Oberón de “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare, en una obra escolar. Desde entonces, asegura que su amor por el teatro no ha cesado.
El actor comparte que, aunque estudió Zootecnia por razones familiares, nunca abandonó su vocación artística. Comenta que fue en la universidad cuando decidió dedicarse al teatro de manera profesional, impulsado por el reconocimiento de sus compañeros y profesores.
Durante más de 23 años de trayectoria, ha participado en numerosas puestas en escena, donde siempre ha apostado por personajes que lo saquen de su zona de confort. En 2024 dio el salto a la Ciudad de México para continuar su formación y explorar el medio audiovisual, participando en series como Rosario Tijeras y La Jefa, así como en cortometrajes y comerciales.
Además de su carrera actoral, Oswaldo tiene un negocio de estética canina en Chihuahua, y participa activamente en proyectos de teatro con causa social. A pesar de los retos en la industria y su poca afinidad con las redes sociales, dice que sigue firme en su propósito de conmover al público y hacer del teatro una herramienta de transformación.
Hoy, a sus 41 años, en entrevista con El Diario afirma que sueña con estabilidad, con pisar los grandes escenarios de la CDMX y con nunca dejar de hacer teatro. Su mensaje a quienes dudan en seguir sus sueños es claro: “Hazlo ya, no lo dudes”.
¿Cómo fue tu primer acercamiento al mundo de la actuación? ¿Siempre supiste que querías ser actor?
Mi primer acercamiento con la actuación fue durante la preparatoria. Teníamos que cumplir con un proyecto de la materia de literatura, que era representar una obra de teatro. Presentamos “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare. Sin embargo, ya desde la secundaria había una inquietud por subirme a un escenario, pero siempre terminaba como el escenógrafo en los proyectos, o asistiendo a quien dirigía, nunca me escogían como actor. De hecho, en Sueño de una noche de verano, terminé actuando por accidente, ya que originalmente yo estaría en producción, realizando la escenografía. Finalmente, uno de mis compañeros, por algún motivo, no quiso realizar el personaje de Oberón, el cual me lo dieron a mi como segunda opción. Terminé al final, haciendo dos personajes en dicha obra.
¿Quiénes fueron tus principales influencias o modelos a seguir cuando empezaste en la actuación?
Ya en mi etapa universitaria, o bien, en la transición entre la preparatoria y la universidad, caí de nuevo por accidente en el teatro. Acudí a una escuela de artes, el Foro de Arte, con el objetivo de inscribirme en clases de guitarra, pero después de una semana esperando al profesor de guitarra, el cual no se presentó a ninguna de mis primeras tres clases, decidí irme a mi casa, con mi guitarra sin estrenar en mi mano; antes de salir de la escuela me asomé a la clase de actuación, que la impartía el maestro Jesús Ramírez, quien luego se convirtió en mi primer mentor, y ahí fue que descubrí que el teatro sería mi mayor pasión, olvidando las clases de guitarra, que por cierto, ni recuerdo si el profesor regresó o contrataron a uno nuevo.
Evidentemente mi principal influencia como actor de teatro fue mi maestro Jesús, luego a través de sus clases y de los libros que me prestaba, conocí a grandes maestros en la historia del teatro y sus técnicas, como Stanislavski, Mijail Chéjov, Grotowsky, Lecoq, por mencionar algunos.
Durante mi infancia me di cuenta que, a diferencia de mis amigos, yo disfrutaba ver las películas en blanco y negro, principalmente las películas mexicanas y también el western gringo que siempre me gustó. Me encantaba ver al gran Pedro Infante, al cómico Tintan, a Joaquín Pardavé, Abel Salazar, Emilio Tuero, Los Soler, John Wayne, entre otros. Sin embargo, ese era mi único acercamiento a la actuación. En realidad, nunca conocí o conviví con un actor, si no hasta los 18 años que entré a estudiar actuación. Puedo decir que la primera vez que fui a un recinto teatral, fue cuando me subí al escenario yo, a actuar.
¿Hay alguna experiencia o momento en tu carrera temprana que recuerdes como clave para decidir seguir adelante?
Mis papás, cuando me veían muy entusiasmado con la actuación, antes de que yo les expresara mi inquietud de ser actor, me dijeron “estudia algo que te dé de comer”, el sueño de ellos era que yo fuera médico, sin embargo, no logré estudiar en la facultad de medicina, así que tenía que decidirme por algo que no fuera teatro, pues no me permitirían estudiarlo. Así que decidí estudiar la carrera de Ingeniero Zootecnista, porque era lo más cercano a algo que podría gustarme, como el campo y los animales. Durante mi carrera, de la cual también me enamoré profundamente, decidí llevarle a mis compañeros de la facultad, una obra de teatro, pero una donde yo actuara. Gestioné todo para llevar al Aula Magna de la Facultad de Zootecnia una representación que estábamos ya presentando en el teatro del Foro del Arte y en algunos cafés de la ciudad. Mis compañeros de la universidad, los académicos y hasta la gente que ni me hacía en la escuela, terminaron reconociendo y aplaudiendo mi trabajo en escena y eso me llenó el alma, ahí fue que dije, esto es lo que quiero para toda la vida, jamás quisiera bajarme del escenario. Pero todavía remató un comentario de uno de mis profesores, el cual decía que yo era uno de sus mejores alumnos en mucho tiempo, ese día que me vio actuar dijo lo siguiente: “Aboite, usted como zootecnista… es un gran actor”, no supe si era elogio o todo lo contrario, solo reímos.
El proceso creativo y su enfoque en los personajes
¿Cómo te preparas para un nuevo papel? ¿Tienes alguna rutina o proceso específico?
Definitivamente no tengo un ritual de preparación específico o alguna rutina, o ejercicio de concentración. Lo que siempre procuro antes de salir a escena es, que mis compañeras o compañeros propongan algún ritual o ejercicio y que de manera grupal gestionemos la energía y nos demos un abrazo o cualquier acción que nos ayude a compartirnos la buena vibra y comenzar a liberar esa adrenalina antes de pisar las tablas. Lo que no puede faltar, eso sí, es mi escapulario de la Virgen de San Juan de los Lagos, nunca he salido a escena sin él.
¿Prefieres interpretar personajes que se parecen a ti o te atraen más los roles que te sacan de tu zona de confort?
Siempre escogeré los personajes que menos se asemejen a Oswaldo, me encanta adentrarme a la psicología de otros seres distintos a mí. Explorar más allá de lo que el público pueda ver en escena, buscar esa verdad interior, darle vida; encontrar una voz diferente a la mía, el ritmo al hablar, al caminar, al gesticular. Sentir que estoy en un cuerpo diferente al mío y que termine convenciéndome a mí mismo que dejo de ser yo para dar vida a alguien más. Pero también creo que, en la búsqueda de esas características o particularidades de un personaje, termino siempre encontrando algo con lo que me siento identificado o algo que me permite crear esa empatía con el personaje, lo cual me ayuda a sentirme más orgánico, más auténtico y eso finalmente eso es lo que conecta con el público.
¿Algún personaje que hayas interpretado, te haya cambiado de alguna manera o dejado una marca significativa en tu vida personal?
Creo que cada uno de los personajes que he interpretado, unos más que otros, han dejado una huella, una marca o recuerdo importante, considero que la mayoría de mis personajes han dejado algo significativo en mi vida. Algunos me han llevado a compartir escena con grandes actrices y actores, otros personajes los he trabajado de la mano de directores que admiro mucho, muchos han dejado en el público una gran satisfacción y me han llenado de aplausos. Unos más, han sido personajes de textos maravillosos, escritos por grandes dramaturgos. Sin embargo, después de 23 años haciendo teatro, sigo esperando el papel de mi vida, ese personaje al que le pueda dar vida durante los próximos 23 años o más, tal vez un monólogo.
La industria y proyectos actuales
¿Cuál fue tu último proyecto? ¿Qué haces actualmente o qué proyecto tienes en puerta?
Actualmente estoy radicando en la CDMX, cumpliré apenas dos años que llegué, con el fin de tomar talleres, cursos de actualización y entrenamiento actoral, en teatro específicamente. He tomado talleres de dirección escénica, creación de personaje, teatro comunitario, cabaret, clases de canto, teatro penitenciario, gestión cultural, por mencionarlos algunos. Acabo de incursionar en 2024 en medios audiovisuales, realizando diversos comerciales para diversas marcas importantes, así como participar en algunos proyectos de ficción como micronovelas para redes sociales, cortometrajes estudiantiles, cortometrajes para TIktok, novelas para reelshort latam, series para televisión y Netflix, como “La Jefa”, serie de Telemundo donde participo en dos capítulos como el abogado del Perrón, también participé en 8 escenas de 6 capítulos de la cuarta temporada de “Rosario Tijeras”, en el personaje del médico oncólogo, serie que se proyecta tanto en Netflix como en TV Azteca.
En la ciudad de Chihuahua continúo con mis proyectos teatrales, realizando temporadas con tres diferentes obras de teatro, “La boda de la mujer maravilla” con Grupo de Teatro Génesis, formo también parte de la compañía Tripulación Teatro, donde tenemos diversos proyectos, entre ellos una pastorela tradicional que se contextualiza en el norte de México. En el mes de octubre también estaré presentando “Vermelha, una comedia sangrienta” en el Teatro de Cámara Fernando Saavedra.
¿Cómo ves la industria del cine y la televisión en México en la actualidad? ¿Qué cambios positivos crees que deberían seguir sucediendo?
Es difícil hablar del contexto actual del cine mexicano y la industria televisiva, desconozco mucho del tema. Pero bueno, de lo que puedo atreverme a opinar es, en primer lugar, el cine está viviendo una crisis por efecto de la reducción de fondos estatales, debido a las nuevas políticas públicas. Sin embargo, esto ha abierto las posibilidades a los nuevos cineastas de buscar apoyo en fondos internacionales, o bien, adaptarse a las nuevas plataformas digitales, lo cual podríamos ver como una oportunidad. Debemos entender que existe un nuevo ritmo en la industria audiovisual. Se está apostando por un cine más de autor, podría decirse, así como la realización de más proyectos documentales. Por suerte, creo que también llegan nuevos directores que están cambiando la perspectiva del cine mexicano. En el tema de la televisión, en lo particular, pienso que es una industria demasiado efímera, con contenidos menos ingeniosos. Son pocas las emisiones televisivas que apuestan por seguir ofreciendo contenido cultural.
En cuanto a tus proyectos más recientes, ¿cuál ha sido el más desafiante y por qué?
Cuando grabé Rosario Tijeras cuarta temporada, ya que tuve que grabar 8 escenas de 6 capítulos diferentes en dos días. El guion me llegó a las 7:00 am de mi primer día de grabación, pero yo lo vi hasta las 8:00 am que iba camino a la locación, mi cita era a las 9:00 am., así que tuve que memorizar todo en una hora, realizar el análisis de los personajes, entender la historia y aprender a pararme y a actuar frente una cámara con un director profesional viéndome. Cabe señalar que era mi primer trabajo como actor en ficción para cámara, mi primera vez en una serie de televisión. Además, era una serie que jamás en mi vida había visto, no sabía de qué se trataba. Y yo como actor, no tenía mucha información de mi personaje, yo solo sabía que era el médico oncólogo que atendía al protagonista de un tumor en su cerebro y punto. La verdad fue una experiencia muy emocionante y de adrenalina pura. A partir de ahí entendí que el lenguaje, el ritmo y los procesos son muy distintos al teatro; mi admiración a los que hacen cine y TV bajo estas circunstancias. ¡Bendito teatro!
¿Qué tipo de proyectos te gustaría explorar más en el futuro?
Nunca he realizado un monólogo teatral mayor a 20 minutos, me encantaría llevar a escena una historia atractiva, que impacte en el público y por supuesto que se convierta en el reto más importante para mí como actor.
¿En qué momento decidiste salir de Chihuahua y buscar oportunidades en la Ciudad de México? ¿Cómo ha sido esta experiencia?
Siempre tuve el sueño de pisar la gran metrópoli, el D.F., como decíamos en aquellos tiempos, por uno u otro motivo nunca tomé la decisión, hasta que, en febrero de 2020, tomo la decisión definitiva de dejar la ciudad de Chihuahua, y con ello mi profesión como investigador en ganadería, trabajo que había desarrollado durante más de 8 años. Fue una decisión muy difícil, dejar la estabilidad económica y dejar un trabajo muy noble y que me dio grandes satisfacciones, amigos, conocimiento. Dejar de lado la ciencia por completo, para adentrarme de lleno al arte. Pero, ¡oh, sorpresa! Llegó a nuestro país un bicho que no me permitió que saliera de Chihuahua, la famosa enfermedad del COVID-19. Así que me obligó a permanecer en Chihuahua y ya sin empleo, durante unos cuantos años más, hasta que en marzo de 2024 retomo la idea de venirme a CDMX, sin pensarlo, tomé un vuelo y aquí estoy, comenzando de nuevo. Sigo aprendiendo, sigo sorprendiéndome de esta maravillosa profesión que es la actuación, para bien y para mal, pero sigo aferrándome a ese sueño que nació hace 23 años. Nada ha sido fácil, pero a mis 41 años, lo único que les digo a los chicos y también a grandes, ¿por qué no?, cuando me preguntan si les recomiendo que tomen el riesgo: “Hazlo ya, no lo dudes ni un segundo más en tu vida, hazlo. Nadie te contará, tienes que vivirlo en carne propia”.
¿Te enfrentas a algún reto particular por ser originario de Chihuahua? A veces, los actores de regiones fuera de los grandes centros como Ciudad de México enfrentan obstáculos. ¿Cómo lo has manejado?
Creo que la industria actual tiene mucha apertura, en realidad no he sentido que ser de Chihuahua sea un obstáculo, para nada. Al contrario, a la gente del norte nos tratan de forma muy amigable, les gusta escucharnos hablar. Además, muchos proyectos se graban, hoy en día en diversas regiones del país, a veces buscan actores con cierto acento norteño, incluso para comerciales. También las series mexicanas están muy enfocadas a temas como el narcotráfico, por desgracia; pero para el actor del norte esa es una buena oportunidad que puede aprovechar. Tal vez mis limitaciones son, hoy en día la edad en la que llegué a la industria acá en CDMX, mi estatura realmente ha sido una limitante y me ha costado varios proyectos, ya que los norteños suelen ser altos, según el estereotipo. Creo que sigue muy marcados los estereotipos en la industria del audiovisual en México.
En tus redes sociales, ¿cómo manejas la interacción con tus seguidores? ¿Crees que la relación con el público ha cambiado gracias a la tecnología?
Otra de mis grandes limitaciones, el uso y manejo de las redes sociales. Soy una persona que utiliza muy poco sus redes sociales para interactuar. Por desgracia ha sido también una barrera para obtener proyectos en la industria, detesto cuando en el proceso de casting te preguntan: “¿Cuántos seguidores tienes en Instagram, TikTok…? Así que, recomiendo a la gente que quiera adentrarse al cine, televisión, series o bien comerciales, que traten de generar contenido en sus redes, desde contar historias, mostrar su vida diaria, platicar inquietudes. Interactuar con personas del medio. Que hagan un esfuerzo por que sus redes sean atractivas para las personas que les siguen. Es algo en lo que yo definitivamente debo comenzar a trabajar, aunque me cueste tanto y me niegue a hacerlo. Renovarse o morir, dice el dicho.
¿Qué te gustaría que el público recordara de ti como actor?
Me gustaría que me recordaran como un actor que más que entretener, buscó la reflexión en el público, un actor que buscaba conmover, inquietar y sacudir consciencias.
¿Dónde te ves en los próximos años? ¿Cuáles son tus sueños o metas más ambiciosas en la actuación?
Me gustaría tener una estabilidad económica, la cual me ayude a decidir mi futuro. Sería muy bonito poder tener la libertad de decir, mañana voy a Chihuahua a hacer teatro, pero los próximos tres meses estaré en CDMX haciendo una película, para así poder ir y venir cuantas veces quiera, pero nunca dejar de hacer teatro. Por supuesto, pisar todos los escenarios más importantes de la Ciudad de México, ese sería el gran sueño.
Cuando no estás trabajando, ¿qué haces para relajarte o desconectar del trabajo?
Caminar en la CDMX, nunca deja de sorprenderte esta ciudad. Me encanta visitar los parques, entrar a las iglesias a ver la arquitectura de los templos, me relaja demasiado. Ir a comer quesadillas a Coyoacán o caminar en la Narvarte, que es donde vivo, con unos esquites (elote en vaso, como decimos nosotros) con tuétano y sin mayonesa, por supuesto. Escuchar a Serrat, mientras tomo un café o ver una película de Aki Kaurismäki.
¿Hay alguna causa social o proyecto que te apasione particularmente y que te gustaría apoyar a través de tu fama?
Siempre he apostado por proyectos con causa social. Mientras esté en mis manos y el teatro me lo permita, seguiré trabajando desde el teatro comunitario, como aliado en las narrativas escénicas feministas, el teatro a favor de la diversidad; pero, sobre todo, siempre trabajar desde el amor, sea cual sea la causa. Realmente nunca en mi vida ha pasado por mi mente la palabra fama, no está en mi proyección de vida, si por accidente llega, espero que se convierta en una oportunidad para llevar más proyectos con un contenido social, y si es posible, a través de la fama generar recursos para apoyar causas, asociaciones o campañas de ayuda; sin dudarlo lo haría.
Si no fueras actor, ¿qué otra carrera crees que habrías seguido?
Soy estilista canino también, me encanta atender perritos y gatitos en mi negocio, el cual lo abro solamente cuando estoy en Chihuahua. Es otra de las cosas que me apasiona hacer. Siento que tengo una conexión con los animales, y los papás humanos de mis clientes me lo han hecho notar con comentarios como: “nadie había podido cortarle el pelo, antes”, “¿cómo hiciste para que no te mordiera?”, ¿me juras que no lo tuviste que dormir?, no lo creo”, “a nadie más se lo podría confiar”, “cuando le decimos: vamos a bañarte con Oswaldo, empieza a dar vueltas de la emoción”. Definitivamente sería peluquero de mascotas por tiempo completo.