Inspirada en el libro de Monica Miller, "Slaves to Fashion: Black Dandyism and the Styling of Black Diasporic Identity", la muestra se centra en el estilo negro y, concretamente, en la moda masculina desde el Siglo 18 hasta nuestros días, con el dandismo como tema unificador.
Como previo, la noche del sábado se llevó a cabo una exclusiva fiesta de gala en el Hotel Twenty Two de Manhattan, al que acudieron famosos como Comal Domingo, Anne Hathaway, Donatella Versace y Sabrina Carpenter, quienes dieron una probadita de lo que se espera hoy.
Con información de AP
Del esclavismo a la emancipación
Utilizado en su día para describir el estilo aristocrático y los pasatiempos de personajes como el Beau Brummell de la Inglaterra de la Regencia, el dandismo se ha recontextualizado a lo largo de los años para encarnar la liberación y la resistencia a través de una autoexpresión exuberante.
Esta evolución del término comenzó con el comercio transatlántico de esclavos. Miller, comisaria invitada de la exposición del Met, cuenta cómo en el Siglo 18 se obligaba a los jóvenes sirvientes negros dandis de Inglaterra a llevar collares de oro, latón o plata con candados y libreas finas, uniformes para esclavos y sirvientes, que indicaban la riqueza de sus dueños.
"Querían que la persona esclavizada destacara casi como si fuera un artículo de lujo", explica Jonathan Square, profesor adjunto de la Escuela de Diseño Parsons y uno de los asesores de la exposición del Met.
Los esclavos llegaban a América con pocas o ninguna pertenencia. Lo que les quedaba lo atesoraban, ya fueran abalorios o pequeños objetos preciosos, escribe Miller.
Despojados de su identidad, solían añadir su propio estilo a sus trajes de etiqueta para ir a la iglesia o en días festivos.
Tras la emancipación, los negros estadounidenses tuvieron la oportunidad de reclamar su autonomía y labrarse una nueva vida.
El alma de esta ropa
Los negros estadounidenses huyeron del Sur hacia ciudades como Chicago, Los Ángeles y Nueva York en un periodo bautizado como la Gran Migración. Entre las décadas de 1920 y 1930, el barrio neoyorquino de Harlem se convirtió en un influyente y fértil paisaje para la expresión cultural negra. Desde Langston Hughes y Zora Neale Hurston hasta Duke Ellington y Louis Armstrong, sus mentes prominentes remodelaron el tejido de la cultura estadounidense y desafiaron las creencias prejuiciosas.
El Renacimiento de Harlem dio alma a la moda, afirma Brandice Daniel, fundadora de Harlem's Fashion Row, una agencia que pone en contacto a diseñadores de color con minoristas y oportunidades de marca.
"Fue el lugar de nacimiento de esta identidad visual que hablaba de lo que ahora llamamos excelencia negra", afirmó.
El renacimiento significó para los negros estadounidenses vivir y vestir con audacia, añadiendo su propio toque a los looks dominantes, las mujeres se enfundaron en pieles y vestidos de pedrería, mientras que los hombres experimentaron con tejidos entallados, sombreros fedora impecables, zapatos Oxford bicolores y siluetas ondulantes.
El traje Zoot
Un estilo que surgió del Renacimiento de Harlem, vinculado al dandismo, fue el traje zoot, que consta en pantalones drapeados de talle alto y chaquetas sobredimensionadas con hombros exagerados y grandes solapas.
Debido al racionamiento de tela durante la Segunda Guerra Mundial, poseer un modelo de estos, con su uso excesivo de tela, era un acto de protesta y una forma de protección, decía Square.
El estilo fue adoptado por los hombres mexicano-americanos y filipino-americanos de Los Ángeles. En 1943, militares y policías atacaron a hombres negros, mexicanos y filipinos en lo que se denominó los Disturbios del Traje Zoot, que sigue vivo en los diseños de Willy Chavarria.
Trasciende géneros
Tras la Primera Guerra Mundial, las mujeres empezaron a romper las normas de género de la moda. Con su esmoquin y sombrero de copa, la cantante de blues y artista Gladys Bentley personificó cómo las mujeres del Renacimiento de Harlem difuminaron las líneas de género y adoptaron estilos de vestir más masculinos.
Janelle Monáe, que forma parte del comité anfitrión de la Gala del Met de este año, no tiene reparos en destacar sobre una alfombra roja con sus looks entallados y desenfadados. Su estilo inconfundible y sus florituras con sombreros de gran tamaño, trajes caprichosamente entallados y pajaritas adornadas personifican el estilo dandy.