Cd. de México.- México será el País más afectado por el gravamen estadounidense de 3.5 por ciento a las remesas, con una caída estimada de más de 2 mil 600 millones de dólares anuales, aseveró Natixis Investment Managers.
"Una carga fiscal de este tipo afectaría directamente ese flujo, reduciendo el monto neto recibido y desincentivando el envío por canales formales; análisis económicos indican que, por cada 1 por ciento de incremento en el costo de enviar remesas, los flujos disminuyen en 1.6 por ciento.
"Un impuesto podría provocar la caída de 5.6 por ciento en las remesas totales y el impacto no sería homogéneo entre los países receptores. Con base en datos del Banco Mundial y la Oficina del Censo de EU, México sería el País más afectado, en términos, con una caída estimada de 2 mil 600 millones de dólares anuales", indicó Jack Janasiewicz, gestor de portafolio y estratega principal de Natixis IM, en una perspectiva publicada hoy.
Janasiewicz detalló que un impuesto a las remesas implicaría un fuerte golpe para México y Centroamérica, sin garantizar una mejora significativa en la recaudación ni un efecto real sobre los flujos migratorios.
Mientras que los migrantes mexicanos envían en promedio el 16.7 por ciento de sus ingresos a México, los guatemaltecos mandan alrededor del 45 por ciento, lo que deja menos margen para absorber nuevos costos.
Asimismo, advirtió que los países de Centroamérica estarían más vulnerables frente al impacto relativo; por ejemplo, El Salvador podría perder más del 1 por ciento de su ingreso nacional bruto por este impuesto.
También dimensionó que las remesas son una fuente clave de ingreso para millones de hogares, especialmente en países de medio y bajo ingreso en América Latina y África.
Por lo anterior, además de debilitar el ingreso disponible de los hogares, afectaría el consumo privado, incrementaría presiones sobre las divisas y podría profundizar desequilibrios externos.
"Los migrantes podrían buscar formas de eludir esta carga fiscal. Algunos podrían recurrir a ciudadanos estadounidenses para enviar el dinero en su nombre, mientras que otros podrían optar por transferencias interbancarias en lugar de usar remesadoras como Western Union. Incluso podrían recurrir a métodos informales como el uso de criptomonedas para evitar el cobro.
"También existe el riesgo de que el nuevo impuesto distorsione los patrones migratorios. Las remesas, al mejorar el ingreso familiar, reducen la presión por emigrar. Si ese flujo se contrae, algunas familias podrían verse forzadas a migrar pese a los riesgos, mientras que otras podrían dejar de hacerlo por falta de medios", indicó.
Para la firma, el objetivo real del impuesto es ambiguo: por el lado fiscal se estima que la recaudación sería marginal, muy por debajo del gasto asignado a control migratorio y seguridad fronteriza.
Por el lado económico, la medida podría generar más daño en los países receptores que beneficios para EU, al desacelerar el crecimiento, golpear a las economías más frágiles y castigar a las familias de menores ingresos.
El proyecto de presupuesto que actualmente se discute en el Congreso de Estados Unidos contempla aplicar un impuesto a las transferencias de dinero transfronterizas.
Se estima que la medida afectaría a cerca de 40 millones de personas no ciudadanas, incluyendo residentes permanentes (green card), trabajadores temporales y migrantes indocumentados.