“Cerca de 90 mil cuerpos siguen sin ser identificados, por tanto, no existe un balance oficial”

Crisis forense en tierra de desaparecidos. Más de 15 mil casos en menos de un año, datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) lo confirman; la impunidad, la falta de voluntad política, la corrupción y la complicidad con el crimen organizado han dejado una sociedad aterrada, en estado de indefensión, el registro reporta más 131 mil desaparecidos, la mitad de ellos, ocurrieron en la última década. La actual administración federal, de seguir esta constante superará al sexenio del horror, que registró 50 mil.
A pesar de la creación de instituciones y diversas reformas a la Ley de Desapariciones, los colectivos de familiares son los que asumen un papel activo en la búsqueda y exigencia de soluciones. Las cifras son duras, no mienten, en 2025, las desapariciones han incrementado un 12%, la mayoría de las entidades han reportado un incremento en los casos, destacando Jalisco, Edomex, Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León y cdMex., que concentran el 50% de los casos a nivel nacional.
Ante este contexto oscuro, los colectivos ven como un avance del gobierno por el reconocimiento de 130 mil personas desaparecidas; sin embargo, señalan que las autoridades deben enfocarse también en la “crisis forense” que se vive en el país, cerca de 90 mil cuerpos siguen sin ser identificados, por tanto, no existe un balance oficial.
José Ugalde, integrante del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México y fundador del Festival Musical Esaúu (plataforma de memoria por desaparecidos) comentó en medios informativos que “urge que se aborde el problema de los cuerpos sin identificar, pues si esto se atiende adecuadamente, podría representar un alivio para casi la mitad de los reportes de personas desaparecidas…el Estado ha sido incapaz y ha sido rebasado. No lo han hecho y entonces ahora esa carga se ha acumulado”. Además, comparte que los datos expuestos en el texto del Primer Informe de Gobierno reflejan una tendencia ascendente en el registro de personas desaparecidas y no localizadas, particularmente en los últimos cuatro años completos.
Hasta 2024, el Inegi contabilizaba un total de 14 mil 400 peritos forenses a nivel nacional adscritos a la Fiscalía General de la República (FGR) y a las unidades estatales de servicios periciales o servicios médicos forenses, cuyos anfiteatros tienen una capacidad máxima de almacenamiento para alrededor de 15 mil cadáveres. De acuerdo con estudios realizados por el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, entre 2006 y mayo de 2024, se encontraron 3 mil 298 fosas clandestinas en todo el país.
El año pasado, aumentó 5.4% la recepción de cadáveres en los servicios médicos forenses de la Fiscalía General de la República (FGR) y en las unidades estatales (UE) del país, al pasar de 94 mil 893 registrados el año previo, a 100 mil 19, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Edomex, Guanajuato, Baja California y Ciudad de México concentraron el mayor número de cadáveres recibidos del total nacional.
Las miradas se centrarán en la recién nombrada titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Martha Lidia Pérez, quien cuenta con credenciales suficientes por su amplio conocimiento jurídico y operación en campo, deberá afrontar una crisis que acumula ya más de 133 mil desaparecidos. Su llegada al cargo se da tras la salida de Teresa Guadalupe Reyes, cuya gestión fue muy criticada por las asociaciones de búsqueda y los organismos de derechos humanos. Buscadores han compartido que las formas en que el crimen organizado realiza las desapariciones siempre van un paso más adelante que las instituciones.
Ante el mar negro, invocamos tiempos de empatía, de solidaridad, de tolerancia, de trabajo compartido, tomemos como nuestras las palabras de Cecilia Flores Armenta, fundadora y líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, quien en octubre de 2015, tras sufrir la desaparición de uno de sus hijos, comenzara una lucha agotadora y constante, un problema que las ha llevado a recorrer el país en busca de sus seres queridos, enfrentando la criminalización, la revictimización y el abandono por parte de las autoridades, “Ser madre buscadora es haber perdido un pedazo de mi corazón y tener que salir a buscarlo”. Por un México sin violencia, sumemos voces.