En días recientes, la gobernadora Maru Campos acusó de recibo unas declaraciones que hizo la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, en su contra, y se enganchó amenazándola con una demanda por daño moral. La exsecretaria de Gobernación del gobierno de Andrés Manuel reaccionó a estas amenazas. Algo raro y atípico, pues señalamientos de este tipo se dan todos los días en la política sin generar este tipo de reacciones.

¿Qué fue lo que molestó a la gobernadora como para engancharse y contestarle a la dirigente partidista?
La razón fue lo que publicó en sus redes sociales Luisa María Alcalde, donde escribió:

“¡Ver para creer!
Ahora resulta que la nueva presidenciable del PRIAN para 2030 es la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos.

¿Se imaginan? Vaya que el extravío de los conservadores no sólo es político, sino moral. Estamos hablando de una de las gobernadoras peor evaluadas del país, que se ha dedicado a solapar las corruptelas de César Duarte, uno de los gobernantes más corruptos de la historia de este país”.

Ante esto, la gobernadora reaccionó declarando a medios:

“Ya estuvo bueno de esas tonterías que anda diciendo; se nota el juego perverso por parte de ella, no nada más hacia una servidora, sino hacia todos los gobernadores de Acción Nacional”.

Reviró la dirigente partidista:

“Le informo que soy dirigente de Morena y mi responsabilidad como tal es hacer conciencia de lo que ustedes representan y de los pésimos resultados de sus gobiernos… donde el saqueo y la corrupción continúan a sus anchas. Disculpe usted los inconvenientes que esto pueda ocasionarle”.

Y aunque pudiera parecer una simple guerra de declaraciones entre personalidades de partidos políticos opuestos, no lo es, por las figuras involucradas, el momento y la connotación de las mismas.

Por un lado, tenemos a Luisa María Alcalde, quien, como ya se mencionó, fue secretaria del Trabajo y secretaria de Gobernación con AMLO, y actualmente es dirigente nacional de Morena.
Por el otro, está la gobernadora panista, quien sería una de las cartas del PAN para asumir la dirigencia nacional y, eventualmente, ser candidata presidencial.

Por lo tanto, es inevitable preguntarse:
¿Estamos ante una guerra de declaraciones entre precandidatas presidenciales?
¿O se trata de una confrontación entre una posible precandidata a gobernadora de Chihuahua por Morena (recordemos que Luisa María y su familia son originarios de este estado) que estaría iniciando su posicionamiento criticando el actual gobierno encabezado por Maru Campos?

Ambas mujeres son influyentes y fuertes dentro de sus partidos, con un liderazgo y reconocimiento interno que podrían llevarlas a obtener las posiciones mencionadas.
En Chihuahua, si bien Andrea Chávez aparece posicionada en las encuestas como puntera para ocupar la candidatura de Morena y, con ello, la gubernatura, si Luisa María decidiera levantar la mano tendría la suficiente fuerza para competir por ella. Por lo tanto, su posicionamiento tendría que empezar a trabajarse desde ahora.

Sin embargo, la dirigente nacional cuenta con los méritos, la trayectoria, el liderazgo y la experiencia, pero sobre todo con legitimidad —tras ser cercana a Andrés Manuel y encabezar dos secretarías federales en su gobierno (y ahora la dirigencia nacional de su partido)—, para considerarla desde ya precandidata presidencial.
Una mujer joven, inteligente, preparada, con experiencia, imagen y legitimidad, para ocupar dicha candidatura. Nadie podría regatearle las cartas credenciales para ser la candidata de Morena a la Presidencia en 2030.

En lo personal, considero que tanto Luisa María como Andrea son de los mejores perfiles que tiene Morena para seguir proyectando al partido en el poder. Ambas serían flamantes candidatas: una a la gubernatura y la otra a la Presidencia de la República, para que la Cuarta Transformación llegue a Chihuahua y continúe en todo el país, con dos mujeres inteligentes, de carácter y convicciones, herederas del legado y ejemplo que dejó Andrés Manuel López Obrador.