Ciudad de México— Conforme se acerca la elección de jueces y magistrados, se han intensificado los mensajes gubernamentales que les piden a los ciudadanos acudir a votar, es tanta la insistencia que hasta dicen sería contrario a la Constitución no acudir a ejercer ese derecho; pero del otro lado también hay argumentos para no acudir.
Soy de los que públicamente consideran una farsa todo este proceso y un golpe directo a la democracia mexicana; el elegir a jueces y magistrados de un listado de personas donde se incumplen los perfiles, no tienen capacidad técnica y son impresentables como ciudadanos, va en contra de un Poder Judicial autónomo, profesional y apto para impartir justicia.
Claro que también hay buenas personas entre los miles de candidatos, pero es imposible encontrarlos entre tanto personaje oscuro que va en las boletas electorales y vienen “apadrinados” por grupos de poder nacional y local.
Acudir a votar es un derecho que tenemos, pero no hacerlo también es una forma de mandar un mensaje muy claro a las autoridades, pero sobre todo a los promotores de este proceso que a todas luces es un entramado cuyo resultado final no será que la de sujetar a una voluntad política a todo el aparato del Poder Judicial.
Pero cuáles son las razones que mayormente se exponen para no acudir a votar, aquí se las expongo.
1.- La elección es una farsa que altera el equilibrio de poderes; toda la reforma al poder Judicial, incluida la elección del 1 de junio, es una farsa montada para que el Ejecutivo tenga el control total de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y con ello prácticamente se acaba el sistema de pesos y contrapesos que fue un pilar democrático de México.
2.- La selección de los candidatos que aparecen en las boletas electorales pasó por filtros alterados que fallaron a propósito en la selección de los perfiles a participar; es un hecho documentado que tanto el Legislativo como el Ejecutivo presentaron propuestas de perfiles no idóneos, se basaron para elegir sus propuestas en seleccionar perfiles con los cuales tienen afinidad ideológica, con quienes comparten intereses políticos, pero sobre todo que antes de atender a una correcta aplicación o interpretación de la Ley lo hagan basados en el contubernio político.
3.- No se puede generalizar y hablar de que todos los candidatos presentan vicios ocultos o visibles, seguramente hay personas con un interés real por ser impartidores imparciales de justicia, pero dada la reglamentación que les impide hacer verdaderas campañas de proselitismo, donde puedan presentarse ante el electorado y se puedan contrastar las propuestas, es prácticamente imposible cernir a los buenos de los malos.
4.- Y si bien hay buenas personas; lo que ha quedado demostrado es que son muchos más los malos perfiles y ellos mismos se han encargado de presentarse de manera directa: los hay con antecedentes penales, algunos son deudores de pensiones alimenticias; los hay ligados a grupos de poder; otros son o fueron defensores de narcotraficantes; los hay populistas que hacen ofertas descabelladas a los electores que nada tienen que ver con su función de impartir justicia y hay muchos casos de auténticos ignorantes, algunas de ellas ya siendo magistradas de la Suprema Corte de Justicia.
5.- Las condiciones en las cuales el Instituto Nacional Electoral (INE), organiza la elección no garantizan el respeto al voto; sin la participación de ciudadanos que puedan vigilar las casillas, sin un recuento en el lugar de votación, sin la publicación inmediata de los resultados los ciudadanos estamos obligados a dar un salto de fe y creer a pie juntillas que aquellos a los que el INE designe como ganadores, realmente lo fueron.
6.- “Los acordeones del bienestar” son una clara violación a las leyes electorales y una fórmula de manipular la votación y el resultado; se ha descubierto que desde Morena se mandaron imprimir los llamados “acordeones del bienestar” que no son más que un instructivo que se distribuye en las bases corporativas de Morena para indicarles cómo y por quién deben votar.
En una postura personal no pienso convalidar una farsa electoral, acudir a votar es manifestarse a favor de un proceso viciado de origen, es participar en un atentado a la democracia en México y aceptar la demolición del sistema de pesos y contrapesos.
Por esas razones yo no voy a votar, y menos cuando en las más altas esferas del poder ya decidieron quienes serán los ganadores y todo lo que viene es una puesta en escena para construir una narrativa gubernamental que se ufane diciendo que todo se trató de una decisión del pueblo, cuando será el pueblo quien menos decida.
Una farsa será una farsa, aunque intenten convencernos de lo contrario. Pero usted puede votar si eso le parece lo correcto.
Opinión
Sábado 31 May 2025, 06:30
La decisión está tomada
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Rafael Cano Franco
