Prosigamos con ese espíritu ominoso que inauguramos la semana pasada sobre este páramo con llamamos “modernidad”.
Lucifer, si fuera eficiente y contemporáneo, no necesitaría más que cinco estrategias para borrarnos del mapa sin disparar una bala. He aquí los cinco consejos que le daría al chamuco; o que más seguramente el chamuco me daría a mí; o más seguramente todavía, esta triste sociedad que somos los está practicando todo el tiempo y el demonio está aprendiendo como el ídem de nuestra inventiva fatal. Aquí vamos:
1. Vaciar el lenguaje: volverlo inútil, sentimental, hueco; que “resiliencia” signifique ponerle ganas al martes; que “memoria histórica” suene a comercial de aniversario de un detergente. Que lo deseen todo, más de lo que pueden soportar. Que no vivan, que acumulen;
2. Les robaría el silencio: Ni un minuto sin ruido, ni un minuto consigo mismos; alentar la adicción al bullicio: dopamina en gotas cada cinco segundos; que no podamos pensar sin estímulo; que el silencio nos parezca un error de conexión, un despropósito, un imposible.
3. División microscópica: “Atomizarnos”, absurdamente, ésa es la consigna de la sociedad actual; víctimas de nosotros mismos, activistas sin causa, militantes de uno solo. En resumen, los volvería víctimas permanentes de sí mismos. Ofendidos perpetuos, sin historia de amor ni de humor; cada quien alojado en su búnker moral, aplaudiéndose hasta quedar con las palmas enrojecidas;
4. Verdades a la carta: ya no hay hechos, sólo narrativas a modo; no hay realidad, sólo lo que confirma tu sesgo; ese algoritmo ubicuo que alimenta incesante nuestras pulsiones más secretas; aquellas que ni siquiera nosotros sabemos que están ahí recorriéndonos como animalitos furiosos, habitándonos, avasallándonos, colonizándonos, y

5. Les robaría el asombro: nada nos conmueve ya, el azoro, la ingenuidad, el candor ya no son moneda de curso corriente; todo es entretenimiento o escándalo y nada más. Les regalaría causas sin pensamiento. Sonoros hashtags, con una pátina de inteligencia, pero carentes de ética. El resto, nos da flojera. Arrancarles el asombro; implica que ya no lloren por un verso, ni tiemblen por un cuerpo, ni recen ante el misterio y que sólo consuman.
El infierno no está abajo, ni se encuentra lejos de nosotros, ni es ese sitio humeante e hirviente, donde se nos ha dicho que se encuentran el llanto y el crujir de dientes; está aquí, con WiFi y suscripción mensual a cualquiera de las compañías telefónicas que nos ofrecen un cielo estándar dentro de una pantalla de smartphone de seis pulgadas cuadradas.
Lo peor del caso, es que no necesitamos fuerzas siniestras o ultraterrenas, nos basta y sobra con nosotros mismos; la humanidad no está cayéndose en pedazos por un mal cósmico ni sobrenatural, sino por mediocridad rampante.
No nos están matando los tiranuelos de todos los colores y sabores que menudean allende nuestras fronteras ni los que habitan en nuestros lares, vestidos con traje y corbata (o cola de caballo) o que portan ametralladora, lente oscuro y sombrero; no, nos está matando la tibieza de los buenos.
Mientras los progresistas construyen discursos vacíos y los reaccionarios citan a Dios entre memes, yo creo nos hemos dejado vencer por la estupidez vestida con ropajes de causa. Haría falta que los jueces estudiaran más, que los políticos pensaran, que los ciudadanos verdaderamente escucharan a los ciudadanos y que todos nos pusiéramos a escribir; pero nadie quiere leer, ni pensar, ni escuchar, ni escribir, todos sólo quieren “opinar”; pero, la opinión, sin alma ni lectura, es sólo flatulencia con tipografía.
Este texto no pretende salvar a nadie ni es, tampoco, una advertencia (todos saben de qué hablo); sí es, en cambio, una invitación, un espejo; porque mientras alguien aún se atreva a leer, a detenerse a pensar, hay una grieta por donde se cuela la lucidez; y en esa grieta, aunque sea pequeña, aún no gana el Diablo. Por ahora.

Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: https://unareflexionpersonal.wordpress.com/

Luis Villegas Montes.
[email protected], [email protected]