El enemigo no está en la calle
sino en las propias manos
de los niños y adolescentes
Cuando vemos encuestas sobre determinados temas o problemas, lo primero que se nos ocurre pensar es que se trata de otros lugares muy lejanos de nuestro entorno local y real. La primera explicación es “bueno, eso pasa allá, pero acá las cosas son diferentes”.
A pesar de la vida local estamos conectados a un mundo global, por eso ahora se habla de lo glocal, para conjuntar las dos situaciones (global y local) y entender que internet ha sido uno de los últimos factores decisivos para la conectividad y lo que pasa en una región al poco rato repercutirá o se repetirá en otra zona.
De hecho, la conectividad es una de las características del ecosistema digital. Y luego, eso genera un pensamiento similar que puede llegar a ser único. Pensamos y actuamos igual como otras personas que viven en latitudes alejadas por arte y magia de esa conectividad. Se acabaron las fronteras y los idiomas y una prueba de ello, son las redes sociales. La uniformidad es una de las pésimas consecuencias de internet, perdiendo la creatividad e imaginación pues en la red hay todo de todo, porque justamente ese es el negocio de las grandes empresas tecnológicas.
Abundando en el complejo problema del recableado cerebral de los niños por el impacto de los teléfonos celulares inteligentes conocemos de encuestas y estudios en otros países, e ignoramos la información argumentando que siempre es el clásico dato de que “en una investigación realizada en una universidad de Estados Unidos de Norteamérica se concluyó que…”, y asumimos de que se trata de otra cultura y otro país muy desarrollado.
Pero ahora vayamos a lo local. En el estado de Chihuahua, según el INEGI del 2020, hay un millón 137 mil 537 niñas, niños y adolescentes que representan el 30.42 por ciento de la población total. De esa cifra, el 31.3 por ciento van de 0 a 5 años; el 22.2 por ciento son de 6 a 9 años; el 29.3 por ciento van de 10 a 14 años y el 17.2 por ciento van de 15 a 17 años.
El Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) en Chihuahua ha desarrollado la estrategia 360 para la seguridad digital de niñas, niños y adolescentes chihuahuenses en el entorno digital y por medio de una encuesta con 43 mil 819 niños de 66 municipios pudieron detectar que el 39 por ciento de los encuestados respondieron que observan más violencia en el entorno digital.
El problema es muy grave porque a nivel global hay 750 mil adultos, casi un millón, que contactan a niñas, niños y adolescentes para obtener material de abuso sexual. Estos depredadores sexuales aprovechan de que el 83 por ciento de niñas y niños del país utilizan internet y un 68 por ciento de ellos utiliza alguna red social.
Aquí en Chihuahua, según este estudio diagnóstico de Sipinna, el 39 por ciento de niñas, niños y adolescentes chihuahuenses ven más violencia en el entorno digital que en otros espacios y el 24 por ciento ha sufrido ciberacoso en Chihuahua y las niñas y mujeres adolescentes son las más afectadas, y lo más grave y preocupante es que sus padres no lo saben ni lo sospechan o no les interesa. Eso es muy grave: los padres ignoran todo esto. No saben del peligro que asecha a sus hijos con los celulares en sus manos.
La violencia digital está más presente que nunca a través del abuso sexual digital, acoso en videojuegos, sexting (sí, sexo por internet, en ese celular inteligente que les regaló sus papás) y grooming.
El grooming es el fenómeno de engaño en el que un adulto se pone en contacto a través de la red con un menor de edad (normalmente una chica) haciéndose pasar normalmente por un adolescente con el objetivo de abusar sexualmente de él o ella.
A través de la red es fácil inventar un personaje y hacer pensar a un/a adolescente que está comunicándose con alguien de su edad y con unas características determinadas.
Habitualmente contactan con ellas haciéndose pasar por otro adolescente del sexo opuesto. Previamente han estudiado el perfil de la víctima en las redes sociales con lo que les resulta muy fácil entablar una relación. Para ello pueden crear un perfil falso con fotografías y gustos atractivos para las menores. Tras un tiempo ganándose su confianza logran que la víctima le admita como amigo en sus redes sociales. Más tarde tratan de seducirlas intentando obtener alguna imagen íntima o información comprometida. Una vez obtenida el agresor amenaza con mostrar a su grupo de iguales esa imagen o información si no lleva a cabo el comportamiento sexual que él desea… así comienza en muchos casos la extorsión. Este proceso encierra a la víctima en un círculo vicioso de difícil salida[i].
¿Qué hacen los padres de familia ante esto? Nada, porque simplemente son ajenos e ignoran ese entorno digital. Creen que con dotar a sus hijos de un teléfono los pueden rastrear y saber dónde se encuentran. Les regalan teléfonos inteligentes muy sofisticados para que no se dejen apabullar por compañeros o para presumir de la marca o modelo. Ahora, el enemigo no está en la calle sino está en las propias manos de los niños y adolescentes y adentro de casa.
Sipinna ya tiene detectado que la violencia digital está al margen de la agenda pública, que se refleja en el desconocimiento del problema, no hay una priorización y falta de conciencia sobre el problema; hay una visión adultocentrista en generación de conocimiento, o sea, se ignora a los niños y luego una insuficiente normatividad.
Debemos de ver este ecosistema digital como estado de crisis tanto por los efectos, como por la inactividad de la sociedad.
Muchos padres de familia son zonzos, distraídos o no les interesa a lo que están expuestos sus hijos. Tal vez sufren un acoso por redes, pero por temor o vergüenza no se los dicen. O entre los propios amigos hay crueldad y maltrato porque los abusadores y acosadores tienen una herramienta directa de comunicación con sus víctimas.
En lugar de abrir más grupos de chat con amigas del juego, de la escuela, del gimnasio, de la generación, del trabajo, de la familia, de la canasta, de las comadres, de la colonia o fraccionamiento, de las vecinas, del cafecito o de lo que sea, deben tener mayor cuidado del uso del celular de sus hijas.
Y los padres, en lugar de ser ajenos a esas cosas que ni siquiera sospechan, pero son felices con los grupos de chat con amigos, compadres, trabajo, golf, jugada de dominó, del equipo o lo que sea, echen un ojo sobre los buitres que asechan a sus hijas por los teléfonos.
Los señores diputados, hagan algo de beneficio para la sociedad, y sobre todo con la infancia en lugar de sus largas reuniones de negociaciones, grillas y consignas para obtener más poder. A sus partidos políticos no les interesa nada de esto, solo tener más control, recursos y poder. Pero es una gran irresponsabilidad para las diputadas y diputados que ante este grave crisis con las tercera parte de la población chihuahuenses, que son niños, niñas y adolescentes, permanezcan ajenos sin hacer nada.
Tal vez, los niños no les generan más votos que es lo realmente buscan, pero si asegurar el futuro de las nuevas generaciones que deberán relevarlos a ustedes.
Por cierto, en Chihuahua hay una escuela particular que no permite el uso de teléfonos celulares a sus alumnos desde el kínder hasta la secundaria y tiene de los mejores resultados académicos y aprovechamiento en el estado, lo que demuestra que conciencia y voluntad pueden ir de la mano de padres de familia y educadores.
Se hace más ruido y escándalo mediático cuando unas mascotas son maltratadas, pero no se dignan a ver el serio problema con las pequeñas personitas, víctimas de depredadores. Y eso pasa delante de nuestras narices.
[i] TELEFONICA, https://www.telefonica.com/es/sala-comunicacion/blog/grooming-que-es-que-riesgos-tiene-y-como-pueden-prevenirlo-los-padres/