La realidad actual de la política en América Latina es sin duda la híper polarización de sus naciones, la cual se ha logrado gracias a la guerra que diversos mandatarios han emprendido contra periodistas en lo individual y hasta contra grandes empresas de la comunicación.
Argentina tiene muy presentes los conflictos que Néstor Kirchner y su esposa Cristina, tuvieron en sus mandatos presidenciales. Hoy, el actual inquilino de la Casa Rosada, Javier Milei, ha renovado el pleito.
Hace dos semanas, en El Salvador, Nayib Bukele daba su discurso, el cual marcaba el inicio de su segundo mandato presidencial con frases polémicas: "Los medios tradicionales despliegan activistas disfrazados de periodistas para difundir mentiras, y a eso le llaman ‘libertad de prensa’”.
Y agregó el toque patriotero: “Vayan a ver las cuentas de los grandes periódicos de Estados Unidos y del mundo, y verán que han activado cientos de notas de El Salvador para atacarnos, todos juntos. Le tienen miedo al efecto dominó: que cada vez más países del mundo decidan salirse de su control, de sus planes”.
“En Europa tienen prohibido en su ley la desinformación. Nosotros no, nosotros tal vez equivocadamente permitimos la desinformación."
“Ser periodista del club les permite infringir la ley sin consecuencias... Ellos están ahí para conseguir impunidad de la corrupción y del crimen para sus miembros”.
Y así, el mandatario salvadoreño se llevó la atención de la prensa internacional con esas pinceladas, las cuales no son ajenas a México.
Desde 2018 al 2024, Andrés Manuel López Obrador tuvo una relación conflictiva con periodistas y medios de comunicación. Con la omnipresencia que logró con sus conferencias de prensa diarias por la mañana, aprovechó para insultar, casi a diario, a periodistas o empresas por igual.
Según un reporte del 2022 realizado por Luis Estrada de SPIN Taller de Comunicación Política, López Obrador tuvo 13 insultos favoritos, los cuales, muchos de ellos, fueron dirigidos a integrantes de medios de comunicación:
Los primeros tres, son: “conservadores”, con 3 mil 74 menciones; “neoliberales”, con 2 mil 443 y “corruptos o corruptazos” con 761 menciones. “Hipócritas”, mencionado 193 veces, con mayor frecuencia en el 2022 y 2021; “racistas”, dicho 163 veces, principalmente este 2022. “Clasistas”, en 113 ocasiones, mayormente en 2022. “Aspiracionistas”, dicho en 45 ocasiones, principalmente durante el 2021.”Déspotas”, en 7 veces, sobre todo entre el 2018 y 2019. “Rateros”, en 36 ocasiones, con más perseverancia en el 2021 y 2022.“Deshonestos”, mencionado 44 veces, principalmente en los últimos dos años. “Simulados”, dicho en 5 ocasiones, sobre todo en 2022; “ladinos”, dicho 13 veces, principalmente durante el 2021 y “Sabiondos”, mencionado 27 ocasiones, principalmente en el 2022.
López Obrador demostró su descontento con el mandatario Argentino Javier Milei en varios temas y son tan parecidos por su talento para ser poetas del insulto. Desde las redes sociales, Milei ha atacado a los medios de comunicación, acusándolos de ser cómplices de la corrupción y de manipular la información. Sus discursos están llenos de insultos y descalificaciones hacia periodistas y medios que critican sus propuestas y su visión política.
Según el artículo de Marta Szpacenkopf para LatAm Journalism Review, el periódico argentino La Nación encontró más de 4 mil expresiones despectivas en 130 discursos y entrevistas del presidente argentino, de las cuales, 410 fueron despectivas al periodismo en 69 discursos y entrevistas. Además, descalificó a más de 60 periodistas con términos ofensivos como “corruptos”, “miserables”, “resentidos”, “sátrapas”, “mentirosos”, “esbirros” y “farsantes”.
Milei ha argumentado que los medios tradicionales están en contra de su agenda de reformas económicas y políticas, y que buscan mantener el statu quo. Al igual que López Obrador, Milei ha sido criticado por organizaciones de prensa y derechos humanos, quienes señalan que sus ataques pueden socavar la libertad de expresión y crear un clima de intimidación para los periodistas.
El caso de Daniel Ortega en Nicaragua, es el más añejo y conflictivo de América Latina, pues Ortega ocupa la presidencia desde 2007 y ha utilizado su poder para atacar a los medios de comunicación que critican su gobierno, acusándolos de ser parte de una conspiración en su contra. Sus críticas han sido dirigidas a medios nacionales e internacionales, y han incluido amenazas y represalias contra periodistas y medios específicos.
Ortega (igual que López Obrador, Bukele y Milei) ha argumentado que los medios están alineados con intereses extranjeros que buscan desestabilizar su gobierno. Sin embargo, sus detractores sostienen que estos ataques son una estrategia para silenciar a la prensa independiente y evitar el escrutinio público. Las acciones de Ortega han generado preocupación entre organizaciones de derechos humanos y libertad de prensa, quienes advierten sobre el riesgo de que estas acciones puedan limitar la libertad de prensa y crear un ambiente de hostilidad hacia los periodistas.
Los ataques verbales hacia la prensa por parte de estos presidentes tienen un impacto significativo en la libertad de prensa y en el papel de los medios de comunicación en la construcción, consolidación y defensa de la democracia. La constante descalificación y los insultos hacia los periodistas pueden crear un ambiente de intimidación y autocensura, donde los medios se sienten presionados a no criticar al gobierno por miedo a represalias. Esto puede limitar la capacidad de la prensa para cumplir su función de vigilancia y de informar al público de manera objetiva y veraz.
La estrategia ofensiva y agresiva de estos mandatarios demuestran que el virus se contagia rápidamente, en perjuicio de una sociedad que normaliza el insulto a periodistas y medios de comunicación, transitando a una época donde el gran poema de los políticos latinoamericanos es el insulto.
ESPRESSO COMPOL
El respeto y el diálogo no están de moda en la política actual y no atraen votos; sólo adormecen a una ciudadanía que prefiere callar a luchar.