El jueves 5 del mes en curso, quizá la mayoría de los apreciables lectores de El Diario de Chihuahua, nos consternamos al informarnos en su primera plana de la sección A, de los siguientes sucesos:
“SEGUNDO SUICIDIO ENTRE RESIDENTES. Lamentan muerte de médico Abraham Reyes, originario de Delicias. En Enero también se quitó la vida la doctora chihuahuense Indira Gallegos.
“El suicidio de Abraham Reyes Vázquez, originario de Delicias y residente de Medicina Interna en el Hospital CMN 25 del IMSS [¿Monterrey, Nuevo León?], es el segundo en el año, luego de que el pasado 11 de enero se quitara la vida la doctora Indira Gallegos en la ciudad de México.
“Tras el fallecimiento, compañeros de Abraham han denunciado el ambiente laboral y tóxico en el que trabajaba, lo que ha despertado un foco de preocupación en el gremio. Al respecto, el Presidente del Colegio de Médicos, Jesús Lozano, indicó que deben cambiar el sistema de enseñanza en las residencias.
“TENEMOS MIEDO DE SER LA SIGUIENTE VÍCTIMA […] El pasado 1 de junio, según las diferentes notas periodísticas, fue encontrado en su vivienda sin vida. Aunque aún no han difundido las causas de su muerte, presumen que fue un suicidio provocado por el maltrato verbal y psicológico, amenazas constantes, cargas excesivas y humillaciones públicas y privadas, según un documento que hicieron viral en redes, firmado por sus compañeros residentes.
“[…] Somos médicos en formación, pero también somos seres humanos, Y hoy tenemos miedo de convertirnos en la siguiente víctima.
“El presidente del Colegio de Médicos de Chihuahua, Jesús Lozano, indicó que este hecho no es aislado y que existen muchas denuncias por parte de los residentes de todas estas circunstancias que les está provocando una severa depresión que no saben manejar […] Es muy difícil, resaltó, que un individuo permanezca despierto 36 horas, que es la jornada ordinaria de un residente […] Esto, aseguró, lleva a los residentes a la depresión y a pensamientos suicidas.
“El doctor Jesús Lozano admitió la gravedad de la situación: ‘Llevamos años recibiendo quejas de residentes en todo el país. Hay hospitales donde ni siquiera les permiten comer durante sus guardias”. (Ismael Carrillo / El Diario / Jueves 5 de Junio 2025).
En una de sus obras, titulada “MÉDICO DE GUARDIA Luz y Sombra de la Práctica Médica”, mi hijo el Dr. Isaías Orozco Andrade, ‘pretende mostrar las dificultades y satisfacciones que enfrenta y recibe el médico durante su caminar por el campo de la medicina, desde sus inicios como estudiante, hasta su preparación como especialista y finalmente en su práctica cotidiana, enfrentando retos diagnósticos y terapéuticos; y con mucha frecuencia, encontrándose en el camino a entes insensibles al dolor humano, cuyos intereses económicos siempre están por encima del noble propósito de restaurar la salud de la población’.
En relación directa con el tema que estanos tratando, de sus páginas extraemos sendas vivencias y experiencias directas e indirectas por las que pasó el doctor Isaías Orozco Andrade, como estudiante, en su servicio social y como médico-residente en Pediatría.
“El león no es como lo pintan. Lunes y primer día de clases como universitario. Eran las 5:45 de la mañana y estábamos a la espera de la llegada del maestro que impartiría la clase de anatomía y justo 10 minutos antes de dar las seis de la mañana, llegó el médico portando con orgullo su impecable bata blanca. –Buenos días doctores, dijo en tono amable-. Yo soy el doctor Leonel Muro e impartiré la materia de anatomía durante su primer año en la facultad […] Por último, no olviden que después de que yo entre al salón de clases, nadie más entra. ¿Quedo claro?
“[…] súbitamente despertamos del dulce sueño de sentirnos todos unos universitarios y futuros médicos, ya que el cansancio físico e intelectual, derivado de largas horas de estudio y desveladas permanentes, así como la constante presión de nuestros docentes, que muchas veces derivaron en palabras altisonantes y faltas de respeto de algunos de ellos hacia sus alumnos; poco a poco nos fueron introduciendo en la realidad de la vida cotidiana del estudiante de medicina, cuyo escenario, para muchos, más bien parecía una película de terror, una pesadilla de la cual no podíamos despertar.
“[…] Algunas de las materias que cursamos durante la carrera, eran complementadas con prácticas de laboratorio; y los asistentes de los médicos titulares, eran alumnos de grados avanzados. Recuerdo que una compañera de tercer año era la instructora de la materia de Histología, y en una ocasión, la vimos salir muy enojada del laboratorio de dicha materia. Dado que habíamos hecho una buena amistad con ella, tuvimos la confianza de preguntar el motivo de su molestia.
“-¿Qué sucede Susana, por qué estás llorando? Preguntó Rebeca. –Lloro de coraje y frustración –Respondió Susana.
“-¡Su maestro intentó sobrepasarse y me hizo proposiciones indecorosas! Él sabe que soy una mujer casada y con un hijo pequeñito. ¡Cómo se atreve! Y todavía me amenaza con quitarme la instructoría. ¡Claro que yo renuncié! No estoy aquí por una retribución económica, estoy por mi gusto por la histología y la enseñanza. ¡Qué les pasa a estos señores! –Terminó diciendo Susana.
“Lamentablemente, esas tristes escenas fueron de menos a más durante el resto de la carrera y después, las vi de nuevo en mi práctica profesional, primero como médico general y posteriormente como pediatra”. (Continuará).
Permítaseme el comercial: el libro precitado, no es de lectura o consulta exclusiva de los respetables galenos, es de lectura general y muy amena; lo pueden adquirir en amazon.com.
“Nuestra medicina, salvajemente costosa, apenas ha conseguido ganar algún terreno frente a las enfermedades crónicas o derivadas de accidentes y se ha ido haciendo a la vez crecientemente impersonal y vejatoria”. Marilyn Ferguson.
Opinión
Jueves 12 Jun 2025, 06:30
Luz y sombra de la práctica médica (Primera parte)
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Isaías Orozco Gómez
