Ciudad Juárez.- Detrás de toda política, hay intereses económicos públicos y privados. Para llegar cerca de la verdad, es necesario investigarlos a fondo desde perspectivas y enfoques múltiples.
Pasé por el cruce de Santa Teresa la semana pasada en mi camino hacia Estados Unidos (EU) para, con algo de suerte, evitar líneas de horas, y fui testigo del bloqueo de los agricultores y transportistas al tráfico comercial en ese cruce fronterizo, alejado de la ciudad. La línea de tracto camiones varados era kilométrica. Las gigantescas aspas de los aerogeneradores que se instalan para generar energía eólica en los picos de las montanas rocallosas para EU -y que en Don Quijote de La Mancha hubiera descrito como monstruosos robots en sus imaginarias batallas caballerescas, estoy seguro- contrastaban con el desierto, que todavía luce limpio y sin esmog. Algo que, para los amantes de la naturaleza, todavía hace atractivo su recorrido. Especialmente en días nublados, atardeceres rojizos, o cuando huele a tierra y hierba mojada.
Chismoso y observador que soy en estos casos para el beneficio de esta empresa mediática, no pude evitar que me llamara la atención ver como un grupo de trabajadores, entre trasportistas, rancheros, y demás arrimados, escuchaban las palabras de un hombre parado arriba de un vehículo. Estaban rodeándolo para escucharlo. Me llamó la atención la rápida organización político-civil del grupo. No iban por pizza, o por diversión, como otros grupos de acarreados en los informes públicos. Desaceleré por precaución debido a la muchedumbre, pero pude pasar, ya que no molestaban a los automovilistas. Alfo muy inteligente, por parte de los organizadores, para no enfadar al ciudadano transeúnte común. Afectaron el comercio binacional, pero no el tránsito ciudadano.
El agua fresca es un recurso primario. Sin acceso a ella, no hay vida ni civilización, entonces desde siempre, su localización, uso, y distribución han generado conflictos de poder.
En nuestro estado, así como en otras entidades del país, dependemos del valioso líquido que se acumula en las presas. También dependemos del agua que EU nos suelta cada año, y que se genera gracias a las nevadas en Colorado; porque alimentan los bolsones acuíferos del subsuelo, los ríos y las presas de Nuevo México, California, y los ríos que riegan ciudades y pueblos fronterizos. A cambio, México tiene que pagarle agua cada 5 años a EU de sus presas, dependiendo de la región, y acuerdos previos. Tanto las presas mexicanas, como las estadounidenses, han registrado niveles preocupantes durante largas sequias. Esto ha incrementado la tensión internacional entre los dos países. Desde el tratado de Aguas con EU de 1844., que establece el reparto del agua de los ríos Bravo y Colorado. Los agricultores -que necesitan el agua- cada vez más se resisten a pagar lo que se acordó por gobiernos federales en tiempos del conflicto bélico y territorial. Para muchos mexicanos, por ahí queda un resentimiento histórico por el tratado de Hidalgo que oficializó la perdida de grandes extensiones territoriales, y definió la línea fronteriza actual en1848. Desde entonces, la demanda por el agua ha crecido; y nuevos intereses complican que los agricultores paguen lo acordado, y cuando lo hacen, es en época de lluvia -se quejan los norteamericanos- Además, México no usa el agua para riego eficientemente -dicen ellos-. Seguramente las productivas colonias menonitas de Chihuahua no estarán de acuerdo con eso. El gobierno de EU, por su lado, nunca ha aceptado su responsabilidad por el calentamiento global, y menos en esta administración.
Los campesinos, ejidatarios y rancheros que actualmente tienen concesiones de agua, temen perderlas, por eso bloquearon los caminos. No confían ni en la reforma del agua, ni en las nuevas leyes propuestas. Piensan que el gobierno ahora quiere dominar el manejo del agua a su conveniencia, y platican que los burócratas siempre terminan extorsionándolos, como las administraciones pasadas lo han hecho; y ahora temen que Morena, el partido dominante, burocratice con ventaja discrecional aún más los trámites con las nuevas leyes. Lo que para ellos es inaceptable, debido a la corrupción que, dicen algunos, ya soportaron por décadas. Además piden que sus concesiones sean patrimonio familiar privado, y heredables, entre otras garantías.
Mientras tanto, en las cámaras, los partidos se acusaron mutuamente de abusar de las concesiones a favor de particulares a modo, dando ejemplos de políticos y caciques que controlan muchos pozos, y venden el agua a otros -lo que dicen los morenos que quieren reformar por el bien de la nación- y que para sus oponentes suena a robo legalizado. La realidad es que ya existen leyes que prohíben el abuso de concesiones en toda la nación, pero nunca se han aplicado por las autoridades como debieran. Por otro lado, sabemos que sí hay intereses económicos encontrados de por medio que, si se aprueban las nuevas leyes, afectarán a algunos, y perjudicaran a otros.
Carlos Slim, sabe lo que vale el agua con lo de la escasez y el calentamiento global. Fue por ello que, a través de concesiones otorgadas en Ciudad Juárez, inauguró en 2009 el acueducto Conejos- Medaños, que extrae agua del Bolsón de Mesilla, a cambio de los derechos para comercializarla, y que le vende a la Junta Municipal de Agua y Saneamiento; que en turno le cobra por su distribución a los juarenses. En ese tiempo gobernaba el PRI el estado. Desde entonces han surgido controversias por pagos cuestionables, fallas del acueducto, y nuevas inversiones necesarias que este medio ha reportado.
Bajo la intensa presión norteamericana, el gobierno de México ha tenido que cumplir con los pagos de agua durante largas sequias, lo que provocó el enfrentamientos y desconfianza general de los agricultores chihuahuenses, que se resistieron. En el 2000 la guardia nacional fue movilizada para intervenir por la fuerza.
Pero como sabemos, mucho del problema lo empeoran los políticos que nos representan. Gastan su energía más en debates y apasionados discursos que solo sirven para lucirse y avanzar sus intereses particulares. Por eso empatízo m­ás con la desconfianza de los productores agrícolas hacia el poder legislativo actual. De acuerdo a Morena, la reforma está enfocada para evitar el abuso de ciertos latifundistas bien relacionados el poder antiguo. Aunque si analizamos, pues ellos mismos abusan, y muchos de sus propios políticos que les aplauden, solo brincaron de color de partido, incrustándose con los ellos por conveniencia y no por convicción.
De que hay abusos, si que los hay, pero ningún partido está limpio de pecado. En una acertada nota de El Diario titulada Nogaleras avanzan… -es del miércoles, y ahora la encuentra en internet- se plantea la pregunta: ¿cómo se reparte el agua para regar las grandes nogaleras, que utilizan más de 22 mil metros cúbicos por hectárea en el Valle de Juárez, desde Loma Blanca hasta San Agustín? Otra cuestión presentada es; la sospecha de que ciertos propietarios de esas nogaleras se hallan involucrado en las recientes movilizaciones en contra de la reforma a las leyes del agua originales, ante las exigencias de los agricultores, lo que a su vez paralizó el comercio binacional. Vaya usted a saber si un que otro narco ranchero también está involucrado, México es muy grande y puede ser.
Aunque el problema en El Paso por la falta del agua es menor, la planeación es mejor. Si comparamos un poco como se hacen las cosas allá, entenderá mi afirmación. Hay varias empresas de proyección internacional –como Amazon, o el nuevo centro de datos de la plataforma digital Meta- que, aprovechando la diversidad cultural y lingüística de El Paso, van a invertir miles de millones de dólares. Tan solo Meta, se calcula, invertirá 1.5 mil millones del verde en su planta en el Noreste de El Paso. Amazon, por su parte, ya se decidió por una esquina de la ya sobre transitada I-10 y Artcraft, de donde el poder está tratando de quitar un negocio de barbacoa estilo Texas ya establecido, porque se van a construir nuevos puentes y caminos que se cruzan entre el freeway y el rumbo a Santa Teresa. Obviamente la planeación está bien coordinada, y lleva años. Sin embargo, estas decisiones no están exentas de controversias que tienen que ver con el uso de millones de galones del agua, -como la miden allá-. Meta, según sus críticos, -siempre los hay- creará problemas de desabasto, tanto del liquido, como de electricidad. Recordemos que El Paso y sus residentes ya gastan mucho más agua a nivel individual que los juarenses. La planta, se calcula, utilizará alrededor de cuatrocientos mil galones diarios para mantener sus equipos libres de sobre calentamientos, especialmente cuando el clima sobrepase los 30.5 centígrados.
Después de varios días, los agricultores liberaron los cruces el viernes, dejando pasar vehículos comerciales. Adrian LeBaron dijo que se retiraban voluntariamente, confiando en la presidenta para que la ley de aguas no progrese. Por cierto, la familia LeBaron ha sido acusada por sus críticos de controlar más de una decena de pozos, y grandes extensiones territoriales en nuestro estado. Por su conducto, los agricultores dijeron sentirse defraudados por el poder legislativo.
Esperemos que en el futuro, ni los agricultores ni los transportistas afecten al ciudadano común con sus protestas, en su histórica lucha para presionar a la clase política, y al nuevo establecimiento. Algunos transportistas ya estaban empezando a perder la paciencia. Hasta ahora, los quejosos cuentan con cierta empatía pública, y suponemos que no desvirtuarán su causa apoyando intereses particulares cuestionables, o proselitistas. Se necesitan soluciones realistas, pensadas para beneficio de nuestros nietos y bisnietos.
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