"Debemos darnos cuenta de que los niños observan, comprenden y recuerdan.
Y con sus miradas y sus silencios, nos hablan"
Jorge Bergoglio, Papa Francisco

Ciudad Juárez.- Y no es todo lo que el papa Francisco nos dice sin tapujos: "Una sociedad que abandona a los niños y margina a los ancianos, corta sus raíces y oscurece su futuro. Y vosotros hacéis la valoración sobre qué hace esta cultura hoy. Con esto, cada vez que un niño es abandonado y un anciano marginado, se realiza no solo un acto de injusticia, sino que se ratifica también el fracaso de esa sociedad".
Pues entonces, como sociedad juarense, ¿qué podríamos decir a la luz de los hechos que viven nuestros niños víctimas de depredadores que los atacan aprovechando su inocencia?
Hay tanta injusticia, pero como esa bajeza, ninguna. Lo que ha pasado en las guarderías infantiles en nuestra ciudad debe dolernos profundamente. Con tristeza y sin ningún argumento que lo justifique vemos que quienes cometen esos delitos no son otra cosa que la personificación de lo que como sociedad hemos permitido, surgidos y reflejo de lo más sucio que hemos cultivado.
Hoy, querido lector día en que se celebra la niñez le pido que no piense en lo que usted como persona hará para celebrar a los niños que son parte de su círculo familiar, de amistades o del ámbito de su trabajo, sino que vea más allá para que de pronto, ante estas aberraciones, no nos escandalicemos porque hay niños que aceptan ser sicarios, o que gocen maltratando a otros cuando los avergüenzan y hasta los golpean. Somos esa sociedad que fracasa.
Porque todos sabemos que lo que sucede en la infancia... no se queda en la infancia; porque sabemos que lo que vivimos en ella ciertamente forja el camino sobre el que transitaremos toda la vida. Porque si sabemos que en la infancia se define la salud mental de los adultos, es inexplicable que no tratemos con más amor a los niños. "El niño es como un barro suave donde puedes grabar lo que quieras... pero esas cicatrices se quedan en el corazón y no se borran nunca" (Zenaida Bacardí).
Porque somos una sociedad que finalmente ha fracasado en el cuidado de los niños: estemos de acuerdo o no con cuidar su vida antes de su nacimiento, todos y todas sabemos que un aborto se trata de quitar la vida a un ser humano que lo es ya desde el momento de su concepción: yo como madre nunca supe en qué momento ese par de células mutaron para transformarse en los seres que hoy son mis hijos, desde siempre lo fueron. El mismo papa Francisco nos recuerda que la vida no nos la hemos dado nosotros, sino que la hemos recibido.
A los niños, dice Mahatma Gandhi, antes de enseñarles a leer, hay que ayudarles a aprender lo que es el amor y la verdad, pero... ¿si no hacemos ni lo uno ni lo otro?
Recordando a Albert Einstein, estemos seguros de que la palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices, y que como bien dice Colman McCarthy: a menos que enseñemos a los niños la paz, alguien más les enseñará la violencia.
"Siembra en los niños ideas buenas aunque no las entiendan... los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y hacerlas florecer en su corazón" (María Montessori).
Un niño feliz es el reflejo de un mundo más justo. Sin olvidar los calvarios que sufren nuestros niños, hoy procure la sonrisa de cuanto niño y niña se cruce en su camino. Es más, no pierda tiempo y busque a cuantos pueda, recuerde que "el trato que se les da a los niños es el que ellos luego darán a la sociedad" (Karl Menninger) y que "lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre” (Jean Jacques Rousseau).
¿Qué dicen las miradas de nuestros niños? ¿Y qué sus silencios? Mientras responde, abrace usted a su niño interior.