Ciudad Juárez.- “El problema número uno es la migración ilegal”, opinaba Fernando el día de las elecciones en Estados Unidos. Fernando es un promotor deportivo hispano que vive en El Paso. La campaña de Trump ya tenía semanas repitiendo en la radio el costo estratosférico que significa la seguridad fronteriza parta aquel país. Según el Consejo Americano para la Inmigración de EU, desde la creación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por siglas en inglés), el Gobierno federal ha gastado 409 billones de dólares en agencias relacionadas con asuntos migratorios. Solo quisiera mencionar aquí un detalle. El DHS fue creado con un propósito distinto después de los ataques terroristas en Nueva York del 9/11. Para mí, ahora está siendo utilizado por parte del estado norteamericano conservador como un arma para justificar su propaganda nacionalista, e inclusive violar las garantías constitucionales de privacidad y libertad en contra sus propios ciudadanos.
Pero para la televisión conservadora de EU, la migración ilegal es un ataque hacia EU. Para sus voceros políticos, venezolanos, cubanos, asiáticos, africanos, peligrosos árabes han violado la seguridad nacional, y se han adentrado en territorio estadounidense peligrosamente. Un sentido de xenofobia nacional inunda la población en general.
La cadena televisiva FOX News, tiene años, si no es que décadas, también criticando las políticas migratorias de los demócratas. “Trump va a ganar”, me escribió mi tía Carmina la semana pasada, y quien vive en EU, cuando nadie quería predecir las elecciones allá. Ella es una señora en la edad de oro, pero muy activa y guapa, que me criticó al leer mi artículo de la semana pasada; en donde hablaba de sentir de las mujeres hispanas en aquel país.
“Mi papá era veterano, y no recibió tantos beneficios como los inmigrantes. Sus hijos tuvimos muchas carencias”, me platicaba una conocida profesionista al cuestionar sus tendencias políticas en aquel país. Un soldado de padres guatemaltecos criticaba a Biden: “No sigue protocolo, se confunde”, decía. “Si no gana Trump va a haber más problemas en Jerusalén. Platiqué con unos policías y me dijeron eso”, me dijo un amigo mío de tendencias cristianas, que no se acordaba como se llamaba la vicepresidenta Kamala Harris. “¿Es negrita, no?”, me preguntaba. “Al rato voy a votar”. Me platicó el martes pasado. Por cierto, Kamala Harris tiene ancestros tanto africanos como asiáticos, algo que destacó mucho el aparato mediático conservador. Tres meses y medio de campaña no fueron suficientes para darse a conocer a fondo ante el pueblo. El ahora presidente electo, tiene décadas siendo famoso. Algunos analistas concluyeron que la fama y el miedo fueron dos de los principales aliados de Trump.
A veces uso lo que platico con otras almas, vivo y observo como fronterizo para retratar un momento en la Historia, como en esta ocasión. Así, platicando con los amigos y los conocidos, me fui dando cuenta de cómo una gran cantidad de personas en EU creían que le gobierno del presidente Joe Biden no había hecho un buen papel ni en la economía, ni en la migración, ni en la política internacional. La carrera presidencial se antojaba más pareja de lo que fue para nosotros los analistas. Harris le había ganado el debate a Trump, el precio de la gasolina estaba estable a pesar del conflicto en Medio Oriente, pero la inflación fue un factor determinante estas elecciones.
Mi artículo anterior pintaba un panorama un poco sombrío si Trump perdía, porque seguramente no aceptaría el resultado fácilmente, y pelearía. Es su naturaleza, y la mayoría del electorado, -mujeres incluidas- pese a no verlo moralmente como un ejemplo a seguir, prefirió otra vez mandar a la Casa Blanca al que percibe como el hombre fuerte, y la historia tendrá que seguir esperando a la primera presidenta estadounidense mujer. Por ello, ahora tenemos que admitir que la voluntad del pueblo se notó claramente: quieren firmeza en cuanto a migración y economía.
Aunque en El Paso, 85 por ciento hispano, Trump perdió; en regiones históricamente demócratas, como en el condado de Starr, Texas, la cosa cambió. Starr, que fue un epicentro de la crisis migratoria reciente, quedó en manos de los republicanos por primera vez desde 1896. Trump venció a Harris en otras zonas fronterizas como Hidalgo, otro bastión mexicano-estadounidense que Biden ganó en el 2020, así como en condado texano de Cameron.
Como vemos, pensar que los latinos que migraron a Estados Unidos apoyarían a los demócratas fue un error. Históricamente, los latinos han tenido un voto pendular que se ha movido. En el pasado, la mayoría Latina ha votado también por políticas más restrictivas contra los migrantes.
En esta ocasión, a nivel nacional, Trump consiguió un apoyo histórico entre la comunidad hispana. A pesar de que Kamala Harris obtuvo un 53% del voto Latino, Trump consiguió un avance histórico de al menos 10 puntos porcentuales, con el 45% de estos, en comparación con las elecciones del 2020. El mayor avance que consiguió el presidente electo fue entre los hombres. Cercas del 53% de ellos votaron por el republicano, mientras que solo el 37% de las mujeres latinas lo apoyaron. La ventaja de Trump superó a la que le dieron los Latinos a Ronald Reagan (37% en 1980) y George Bush (44% en el 2004).
En Pensilvania, Michigan y Wisconsin los votos azules se tornaron rojos. El partido republicano ganó en los tres estados que ayudaron a impulsar el voto para Biden en el 2020. En Pensilvania, el voto latino benefició a Trump. Representó al menos un 5% del total de los votos. Un policía de allá, declaró que a ellos les gustaba como era la cosa hace cuatro años, cuando Trump era presidente. “Voté por Trump por la frontera, la economía y no más guerras”, dijo otro entrevistado al salir de votar en el estado de Wisconsin. “Antes se pagaba un dólar por una cartera de huevos, ahora cuesta cinco”, dijo otro. Un policía de Pensilvania, dijo que a ellos les gustaba como era la cosa hace cuatro años, cuando Trump era presidente. La inflación y el creciente costo de la vivienda fueron también determinantes. Jonathan Harson, profesor de la Universidad de Michigan destacó que los votantes hispanos han sentido el dolor económico por el periodo inflacionario posterior a la pandemia del Covid, y se desquitaron con de Biden y Harris. La propaganda económica de los republicanos también le llegó a la clase trabajadora en Michigan. Un exempleado de Ford, comentó que fue a comprar un auto, y las tasas de interés se habían disparado. “Es la razón que voté por él”, dijo. En Miami, habitual bastión demócrata por los hispanos, Trump ganó con un 55%. La última victoria de los republicanos en esta ciudad fue en hace 32 años con George W. Bush, en 1992. El costo de los alimentos, así como de la vivienda, decidió a muchos hispanos a votar por Trump.
Así como en el 2020, Trump convenció a muchos de que la economía, era el principal problema, y que en mucho se debía a los inmigrantes. Esta, sabemos, es una estrategia que los políticos norteamericanos han utilizado desde hace más de un siglo, cuando los inmigrantes chinos eran acusados de ser los principales responsables del alto crimen y el bajo salario de sus trabajadores irlandeses en San Francisco, California, mientras se ampliaban las vías del ferrocarril de costa a costa por el viejo oeste. Desde un punto de vista crítico, reforzamos, otra vez ganó la xenofobia y el miedo. Veremos si el cuento de que AMLO y Trump son amigos a pesar de ser opuestos en el espectro político termina siendo factor ahora que Trump ha amenazado con imponer altos aranceles a México y deportar millones de indocumentados. Un gran número de migrantes se avecinan hacia la frontera con intenciones de cruzar, en lo que el pueblo estadounidense percibe como una batalla ideológica y económica.
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