-Uno de los negocios de Don Rubén
-Un quirófano inservible el de clínica mortal
-Vuelve Bonilla al ruedo tras casi 4 meses

Las presuntuosas narcomantas de la semana pasada, en las que un grupo criminal advertía que “la capital tiene dueño”, pudieron ser el anticipo de una supuesta limpia sangrienta que hay de fondo en los recientes homicidios dolosos registrados en la ciudad, de los atribuidos al crimen organizado.
Tras la aparición de esos mensajes -que obviamente no fueron del todo agradables a los mandos de seguridad, porque de alguna forma develaron ciertas complicidades del crimen y las corporaciones- vinieron días intensos de ejecuciones, que hasta la fecha mantienen el promedio de casi dos asesinatos por día en la ciudad, de forma similar al históricamente violento mes de junio pasado.
Por un lado, nos aseguran los entendidos del fenómeno criminal actual, están las venganzas indebidamente normalizadas entre los dos grupos que pelean por el control de la plaza para la venta de drogas al menudeo, delito y negocio principal hasta el momento de los cárteles de Juárez y Sinaloa.
Por el otro, hablan insistentemente de una limpia de esos que de manera impune se asumen como los dueños de Chihuahua, a quienes ya nada más les falta exhibir las escrituras de la ciudad a su favor, entregadas por las autoridades que no pueden ni quieren ponerles freno ni a la escalada de violencia ni a otros indicadores de la actividad delincuencial.
El tipo de drogas que se venden al menudeo, así como el involucramiento en otros negocios relacionados el intocable crimen organizado, serían los móviles de esos constantes ataques con una o dos víctimas en cada hecho violento, hasta alcanzar los 20 en la primera decena de julio.
El tema de las narcomantas, sus consecuencias y la violencia alrededor ha sido tema de análisis en la mesa de seguridad del estado desde la semana pasada, pero hasta la fecha no hay conclusiones de las estrategias a seguir para contener el alza de la violencia.

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Hoy regresa al ruedo el alcalde Marco Bonilla, después de casi cuatro meses de encargarle el despacho a su suplente Jorge Cruz Russek, desde el periodo previo a la contienda electoral hasta pasada la campaña con la que logró retener la capital, sus cinco distritos locales y los dos federales.
Bonilla Mendoza dejó el cargo de forma temporal desde el 25 de marzo, un mes antes de iniciar su propia campaña, para coordinar la estrategia general de la alianza PAN-PRI-PRD; luego se puso su gorra de candidato y finalmente el engranaje dio resultados en la ciudad y hasta arrasó en ciertos sectores.
Luego de ganar, el alcalde estuvo al frente de algunos otros trabajos partidistas de muy bajo perfil y tomó bastantitos merecidos días de descanso, para recargar las baterías.
Ahora, el panista vuelve a tomar las riendas de su despacho, según lo que se comentaba ayer en los pasillos de la Presidencia Municipal, con agenda tentativamente privada, con el fin de asumir de nuevo los controles y preparar el cambio de administración, para lo cual comienza la evaluación estricta de su gabinete para determinar quiénes continúan y quiénes se van.

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Viejo de la política y de los negocios, Rubén Aguilar Jiménez, supo construir un emporio inmobiliario, con base en el Comité de Defensa Popular y la franquicia histórica, el Partido del Trabajo, que no ha soltado ni un instante siquiera desde su creación en 1990.
Uno de esos inmuebles es lo que hoy es un galerón derruido frente al Tribunal Superior de Justicia, construido con base en retazos de ángulos, tubos y polines de metal, todo techado en lámina, con puertas y ventanas con cristales rotos, mínimo unos cinco mil metros cuadrados en zona de alta plusvalía por el centro de la ciudad.
No sabemos bien a bien quién lo maneja, ahora que Aguilar ha perdido la movilidad y su estado de salud ha estado delicado. La última vez se dejó ver en un evento con Claudia Sheinbaum, postrado, no sentado, literal, en una silla de ruedas, con su característico desparpajo.
El caso es que dicho inmueble funciona como estacionamiento, a 40 pesos la entrada, sin límite de tiempo. Hay muchos usuarios que dejan su vehículo todo el día o parte del día, para irse a chambear, pero hay quienes solo llegan de pasada con urgencia para atender algún asunto en tribunales y luego salen corriendo.
Le caben no menos de 80 vehículos, a 40 pesos diarios, más esos que entran y salen, estamos hablando de unos cuatro o cinco mil pesos, más la renta de los cinco locales colocados sobre la Niños Héroes, cuatro de ellos de comida, estamos hablando de muy buen ingreso mensual.
Le deben estar cayendo unos veinte mil de rentas más los 120 mil del estacionamiento al mes. No está nada mal. La cuestión es que no hay control alguno en los ingresos, el dinero cae en morralla, no hay boletos de entrada. 
No vimos ni una cámara. Le debe estar yendo muy bien al junior funcionario judicial, Rubén Aguilar Gil, uno de los herederos.
Quién sabe si será negocio para Don Rubén, sus hijas y su hijo. Él en esas condiciones ya no tiene la fuerza y seguramente las ganas de estar yendo y viniendo, incluso hasta altas horas de la madrugada, como acostumbraba el viejo zorro de la política.

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Cuando llegaron los inspectores a hacer la revisión del Centro Médico Colón, quedaron sorprendidos por la multitud de irregularidades existentes, en todas las áreas, farmacia, consultorios, y no se diga en quirófano.
Viene dicho Centro con su autorización de la Secretaría de Salud de los últimos años del gobierno de César Duarte, por lo que está por cumplir diez años de funcionamiento, sino es que los acaba de cumplir.
Las faltas detectadas en el quirófano van más allá de lo funcional, equipo, procedimientos, es decir, desde la construcción misma, los materiales utilizados, las diferentes áreas con que debe contar.
Por ejemplo, deben existir en los quirófanos una zona negra para aspectos administrativos; una zona blanca, estéril en forma cuadrangular, con piso de vinilo, resistente a la humedad y agua, luces especiales, puertas de vaivén, enchufes trifásicos, y una zona gris para la inducción anestésica.
Son tan graves las deficiencias en el quirófano, que habría que demoler y volver a construir, para que pudiera funcionar cumpliendo con las normas oficiales aplicables.
Ni siquiera pudiera cumplir como quirófano de intervenciones ambulatorias, dadas las carencias que presenta y que nos dicen son delicadas.
Precisamente estos días deberán los representantes de la clínica comparecer ante la Coespris, para dar respuesta a las observaciones de la visita efectuada la semana pasada, pero están muy cuesta arriba dadas las condiciones en que se encuentra dicho quirófano, y que difícilmente podrán solventar de la noche a la mañana.

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Aconseja la frase popular que, antes de hablar, debe ser conectada la lengua al cerebro. Luego son dichas cosas sin sentido, como ocurrió ayer con el todavía regidor Eliel García, quien en unos meses será relevado por el expanista corralista, Miguel Riggs, como regidor propietario y él pasará a suplente.
Resulta que el regidor morenista salió a declarar que respalda la propuesta de la presidenta electa Claudia Sheinbaum de eliminar la reelección para evitar que los funcionarios se mantengan en el poder por largos periodos.
Habló sin pensar que su comentario le pega directamente al plurinominal eterno, ya purificado por Morena, Javier Corral que será senador nuevamente por esta vía.
Desde 1992 fue elegido Corral como diputado local por representación proporcional, luego en 1997 como diputado federal pluri, en el 2000 como senador sin hacer campaña.
En el 2004 quiso ser gobernador pero perdió contra Reyes Baeza y mejor regresó como senador pluri en el 2006. Volvió a ser diputado plurinominal en el 2009 y en el 2012 otra vez fue senador de los que llegan por la vía fácil, hasta que gracias al hartazgo de los chihuahuenses por el “duartismo” llegó a ser el gobernador.
Si existe un funcionario que se ha perpetuado en los cargos es Javier Corral pero Eliel prefiere cerrar los ojos y no voltear a ver a la fichita que adoptaron en su partido y que todavía lo premiaron con su cuarta senaduría para vivir del erario público otros seis años más. Nomás.