Cd. de México.- La guerra que enfrentan Israel e Irán es parte de una confrontación entre dos visiones del mundo que buscan expandir su influencia ante la multipolaridad actual.
Como aliado de Estados Unidos, Tel Aviv proyecta los intereses empresariales de Washington en Medio Oriente, mientras que Teherán - aliado estadounidense hasta la instauración de la República Islámica en 1979- representa la influencia de China en el mundo árabe.
El doctor Moisés Garduño, profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, considera que el Golfo Pérsico es un área fundamental para que ambas potencias, actualmente confrontadas por temas arancelarios, impongan sus prioridades en la región.
El programa nuclear iraní, señalado por los israelíes como una "amenaza existencial", se ha convertido en el punto de discordia luego de que el Presidente estadounidense, Donald Trump, inició conversaciones para tratar de reactivar un acuerdo en la materia con Irán.
"Cuando un Estado como Israel intenta justificar su ataque diciendo que hay una amenaza existencial tiene que dar pruebas fehacientes de que esa amenaza existe.
Y da la casualidad de que los israelíes, en lugar de probar que Irán tiene una bomba, golpearon cuando Teherán y Washington estaban engarzados en una negociación para llegar a un acuerdo muy similar al que se llegó durante la Administración Obama en 2015", destacó Garduño a Grupo REFORMA durante una entrevista.
Desde el inicio de la incursión del Ejército israelí en la Franja de Gaza, Washington ha gastado casi 18 mil millones de dólares en ayuda militar a Israel, de acuerdo con datos publicados por la Universidad Brown.
El experto asevera que, con ese apoyo, el Gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu ha podido solventar sus últimas operaciones militares en la región.
"Israel compra con ese dinero prácticamente casi todas las municiones que usa en sus operaciones, que hemos visto por capas. Lo que ha hecho en Gaza, en Líbano, la participación israelí en el cambio de régimen en Siria, hasta llegar al actual episodio: Irán", comentó.
Sin embargo, la República Islámica representa el mayor desafío que podrían tener las Fuerzas de Defensa de Tel Aviv hasta el momento.
En más de una semana de conflicto, el arsenal iraní ha probado que el Domo de Hierro no es infalible. Pero Garduño advierte que la actual intensidad de los bombardeos difícilmente podrá mantenerse por mucho tiempo, especialmente si los dos enemigos no cuentan con el respaldo de sus principales aliados.
El Presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó ayer bombardeos contra tres centrales nucleares de Irán, uno de los escenarios más catastróficos, según el profesor de la UNAM.
"Tenemos que tomar en cuenta que un involucramiento de Estados Unidos podría convertirse en un error estratégico. Porque, en estos momentos, Washington considera que el principal país que representa una real amenaza es China. Si los estadounidenses se involucran, traerán recursos del sureste asiático que no necesitan ahora en Medio Oriente y que podrían requerir en un futuro para contener a Beijing", explicó.
Ante esta acción, el especialista ve la posibilidad de que la lucha entre Israel e Irán pueda desarrollarse de manera similar a la invasión de Ucrania, especialmente si en el corto plazo no es posible restablecer los canales diplomáticos.
"Esto podría implicar un empantanamiento, una guerra electrónica, de inteligencia entre ambas partes que se vaya aletargando y que se vaya complejizando cada vez más", destacó.
El miércoles, el grupo de hackers Gonjeshke Darande -Gorrión Depredador en farsi- sustrajo más de 90 millones de dólares de Nobitex, la mayor bolsa de criptodivisas de Irán.
Ese ciberataque, con posibles vínculos con Tel Aviv, pudo ser motivado por la escalada de las tensiones en Medio Oriente, luego de que unos días antes el grupo anunció la destrucción de datos del Banco Sepah, controlado por el Estado iraní.
Por otra parte, una guerra de largo aliento, expresa el académico, podría ser muy costosa para ambos bandos, especialmente para Israel.
"Hay muchos indicios de que la población israelí está muy dividida. Ellos están acostumbrados a tener victorias militares contundentes, aplastantes, y mientras más dure el conflicto, siento que la población también se va a desgastar, no solamente política y socialmente, sino psicológica y emocionalmente", sentenció.