Chihuahua, Chih.- Ante la actuación impune del crimen organizado en la Sierra Tarahumara, los hermanos LeBaron advirtieron que, si el Gobierno no toma cartas en el asunto, obstruirán carreteras y no descartan hacer uso de las armas como medida extrema para defender a sus trabajadores y tierras.

Aseguraron que actualmente existen al menos 20 pueblos fantasmas en la región donde tenían presencia y acusaron al Estado de abandonar a la población a su suerte.

Hace tres días, relató Julián LeBaron, un grupo armado interceptó a sus empleados, que regresaban de reunir el ganado en la comunidad de El Alamillo, en el municipio de Madera. A uno de ellos le rompieron las costillas y fueron golpeados y “tableados” por los agresores.

Dijo que este tipo de ataques ya ha ocurrido en al menos cuatro ocasiones recientes en esa misma comunidad.

Por su parte, Adrián LeBaron expresó: “Estamos buscando cómo reaccionar, porque no sabemos cómo más protegernos”. Reprochó que, aunque han denunciado formalmente, las agresiones continúan y no hay detenidos. En su mensaje, criticó que el Gobierno tiene el monopolio del uso de la fuerza y la justicia, pero en los hechos, las comunidades están siendo tomadas por grupos criminales con total impunidad.

Relató que incluso veterinarios fueron amenazados de muerte en El Alamillo y que los sicarios operan como grupos paramilitares, desplazando a la población. “Nosotros legalmente no podemos estar armados, pero ellos sí lo están, ilegalmente”, señaló. “Nos usan como carne de cañón ante la incapacidad del Gobierno federal”.

Durante la entrevista, los hermanos expresaron su hartazgo por la falta de acción de las autoridades estatales y federales. “O están en contubernio con el crimen o simplemente ya renunciaron a sus responsabilidades”, acusó Adrián. Reiteraron que el caso más reciente de agresión es el cuarto en dos años y que han llegado al límite de la paciencia.

Julián LeBbaron recordó que su familia, originaria de esa región, ha sido desplazada desde hace dos décadas y ha sufrido asesinatos, secuestros y amenazas.

Señaló que tras un tiempo fuera decidieron regresar a sus tierras y retomar lo que les pertenece, pero ahora enfrentan nuevamente la violencia. “Hace más de 15 años desaparecieron a mi primo Raúl Rascón Soto, comisariado ejidal de Gómez Farías. Esto lo hemos estado sufriendo desde hace mucho. Hoy lo triste es que vuelve a sentirse demasiado cerca”, lamentó.

Dijo que actualmente hay comunidades como Las Pomas, El Largo Maderal y Zaragoza donde la población ha disminuido drásticamente por el temor. Según sus cifras, Zaragoza pasó de tener 13 mil habitantes en 2008 a menos de seis mil en la actualidad. Algunos pueblos han quedado completamente deshabitados.

Aunque rechazaron abiertamente conformarse como grupo de autodefensa, advirtieron que, en caso de que maten a alguien más de su familia o comunidad, tomarán las carreteras y hasta el puente internacional como forma de presión. “Eso es lo único que nos queda”, afirmó Adrián.

No es la primera vez que los LeBaron lanzan una advertencia así. En noviembre de 2009, tras el asesinato de Benjamín y su cuñado Luis Widmar, Julián encabezó un movimiento ciudadano por la seguridad. Años más tarde, en 2019, el asesinato de nueve integrantes de la familia —mujeres y niños— en Bavispe, Sonora, estremeció al país y colocó nuevamente a la familia en el centro del debate nacional sobre la violencia en el norte del país.

“Si el Estado no tiene la capacidad de protegernos, entonces que nos autorice a defendernos. No se puede tener el monopolio de la fuerza y al mismo tiempo dejarnos en el abandono”, sentenció Adrián LeBaron.

La familia aseguró que no desea recurrir a las armas, pero que si siguen siendo atacados, no descartan ninguna acción para proteger la vida. “No les vamos a dar ni a los narcotraficantes ni al Gobierno el beneficio del silencio”, concluyeron.