A lo largo de la historia de la NBA ha habido jugadores que fueron unos adelantados a su época y que modificaron la forma de jugar a este noble deporte. En este selecto grupo es muy complicado hacerse un hueco, ya que nombres como Michael Jordan o Magic Johnson ponen a las claras la clase de jugador de la que estamos hablando.

Actualmente, y aunque Lebron James está llamando también a la puerta, es, sin duda, Stephen Curry el que ha propiciado el uso exacerbado del tiro de tres puntos. Este juego tan atractivo ha permitido a los Warriors abrir una dinastía en la última década, que aun no ha finalizado. De hecho, en el presente curso, las opciones de anillo para los de San Francisco son reales según las apuestas deportivas.

Además de cambiar por completo el juego, Stephen Curry está dejando una impronta en el deporte de la canasta, que merece la pena repasar:

El legado de Stephen Curry trasciende los números, los trofeos y los récords; ha transformado la manera en que se juega, se enseña y se entiende el baloncesto moderno. Cuando apareció en la NBA, pocos imaginaban que un base de estatura promedio y físico aparentemente frágil podría redefinir por completo el juego. Pero eso fue exactamente lo que hizo. Su impacto no solo está en sus múltiples campeonatos o en su impresionante capacidad para anotar desde distancias impensables, sino en cómo inspiró a una nueva generación de jugadores y cambió el ADN táctico del deporte.

Antes de Curry, el triple era un recurso, una herramienta situacional que se usaba con moderación. Después de él, se convirtió en el corazón de muchas ofensivas. No fue solo que empezó a lanzar más triples que nadie; fue cómo lo hizo. Con un rango que se extendía varios metros más allá de la línea tradicional, con un manejo de balón fluido que le permitía crear su propio tiro en milésimas de segundo, y con una precisión quirúrgica que forzaba a las defensas a reconfigurar su forma de marcar. Equipos enteros comenzaron a construir estrategias a partir del perímetro, y jóvenes jugadores en todo el mundo empezaron a practicar tiros desde el logo, soñando con replicar sus hazañas.

Sin embargo, reducir su legado únicamente al tiro de tres sería un error. Stephen Curry también cambió la actitud hacia el baloncesto. Siempre sonriente, relajado y con un carisma natural, rompió el molde del jugador estrella distante o inalcanzable. Su imagen accesible, combinada con un nivel de excelencia absoluta, creó un nuevo tipo de ídolo deportivo: uno que combina humildad, ética de trabajo y alegría por el juego. No necesitó escándalos, polémicas ni poses para ser relevante. Fue simplemente brillante, una y otra vez.

A nivel colectivo, su impacto más visible se encuentra en la dinastía de los Golden State Warriors. Bajo su liderazgo, el equipo vivió una de las eras más dominantes y revolucionarias de la NBA. No solo ganaron múltiples campeonatos, sino que lo hicieron rompiendo paradigmas. El “small ball”, la velocidad en la circulación del balón y la posición versátil de sus jugadores, con Curry como eje central, fueron adoptados e imitados por franquicias de toda la liga.