Nvidia pasó tres décadas construyendo un negocio valorado en 1 billón de dólares. Pasó dos años convirtiéndose en una empresa de 4 billones de dólares.
El jueves, el principal proveedor mundial de chips informáticos para inteligencia artificial se convirtió en la primera empresa pública con un valor de 4 billones de dólares, después de que sus acciones terminaran la jornada cotizando justo por encima de los 164 dólares por acción. Alcanzó el hito antes que una serie de titanes tecnológicos más conocidos, como Apple y Microsoft.
El ascenso de Nvidia es uno de los más rápidos de la historia de Wall Street, y un testimonio de la creencia de los inversionistas en que la inteligencia artificial (IA) producirá una transformación económica que rivalizará con la de la Revolución industrial.
Más que ninguna otra empresa, Nvidia inició el frenesí de la IA. Jensen Huang, director ejecutivo de la compañía, apostó hace una década por los chips conocidos como unidades de procesamiento gráfico, o GPU, con la confianza de que permitirían construir sistemas de inteligencia artificial. Invirtió miles de millones de dólares en programas informáticos para desarrolladores de IA.
La apuesta dio sus frutos en 2022, cuando OpenAI lanzó ChatGPT, desencadenando una frenética carrera para desarrollar sistemas y productos de IA. En los últimos meses, los titanes tecnológicos han apoyado a los expertos en IA con cheques de 100 millones de dólares y se han lanzado a gastar decenas de miles de millones de dólares en centros de datos que consumen más electricidad que un millón de hogares.
Nvidia ha sido la columna vertebral de esa tendencia. Controla más del 80 por ciento del mercado de los chips utilizados para construir sistemas de IA. Sus mayores clientes —y algunos de los hombres más ricos del mundo— compiten regularmente por los chips de la empresa para hacer funcionar las computadoras de sus centros de datos.
Meta, Microsoft, Alphabet y Amazon prevén gastar este año un total de 320.000 millones de dólares en infraestructuras, de los que buena parte irán a parar a Nvidia. La demanda es tan grande que Larry Ellison, cofundador de Oracle, recordó el año pasado una cena de sushi en Palo Alto, California, en la que él y Elon Musk, el director ejecutivo de Tesla, le rogaron a Huang que les diera más chips.
“Por favor, toma nuestro dinero. Por favor, toma nuestro dinero”, contó Ellison. “Necesitamos que nos tomes más dinero. Por favor”.
Los inversionistas de Nvidia han visto multiplicarse sus ganancias, mientras sus ingresos netos pasaban de 4400 millones de dólares en su ejercicio fiscal de 2023 a 73.880 millones de dólares en el de 2025. El valor de mercado de la empresa disfrutó de un ascenso igualmente meteórico, pasando de 330.000 millones de dólares en otoño de 2022, antes de la publicación de ChatGPT, a 3,3 billones de dólares el pasado otoño.
El auge de Nvidia recuerda a la ola de titanes de la era puntocom como Cisco y Juniper Networks, que construyeron los equipos que gestionaban las redes de comunicaciones para internet. Las acciones de Cisco se multiplicaron por más de mil entre su oferta pública inicial en 1990 y 2000, cuando se convirtió brevemente en la empresa más valiosa del mundo.
Pero Mark Lipacis, analista de semiconductores de Evercore ISI, dijo que Nvidia tendría más capacidad de permanencia que esas empresas. Dijo que Nvidia es a la IA lo que Apple ha sido a los celulares: el actor dominante a la vanguardia de una nueva era informática. Cree que Nvidia podría llegar a representar el 16 por ciento del S&P 500, más del doble que Apple en su clímax.
“La historia nos dice que se trata de eras de 20 años”, dijo Lipacis. “Para Nvidia, la batalla ya está ganada”.
El éxito de la empresa ha convertido a Huang, de 62 años, en una celebridad en el mundo de la tecnología. En los dos últimos años, más de 15.000 personas han llenado un estadio de hockey de San José, California, para oírlo hablar de cómo ve el futuro de la IA.
En el proceso, se ha convertido en uno de los hombres más ricos del mundo. Su participación del 3,5 por ciento en Nvidia vale más de 135.000 millones de dólares, según S&P Capital IQ, un proveedor de estudios de mercado.
Mantener la valoración de 4 billones de dólares está lejos de estar garantizado para la empresa. Todavía hay focos de escepticismo en Wall Street y Silicon Valley sobre el potencial de la inteligencia artificial. Hay dudas sobre si las empresas verán suficiente rendimiento en una tecnología cuyo desarrollo se espera que cueste 1 billón de dólares.
Nvidia también se enfrenta a una competencia creciente. Microsoft, Alphabet, Amazon y Meta están desarrollando sus propios chips de IA que reducen su necesidad de Nvidia. Y el fabricante de chips Advanced Micro Devices, conocido como AMD, ha estado haciendo incursiones con sus propios productos de IA.
El dominio de Nvidia ha suscitado el escrutinio del gobierno. El Departamento de Justicia ha estado investigando las prácticas de venta y las adquisiciones de Nvidia. En la Unión Europea, el Reino Unido, China y Corea del Sur, los reguladores están estudiando cómo la empresa asigna los suministros de sus chips y la estructura de sus ventas de software y hardware.
La empresa también puede verse trastornada por fuerzas geopolíticas. A principios de este año, sus acciones cayeron un 17 por ciento y perdió 600.000 millones de dólares de valor de mercado en un solo día, después de que la empresa china DeepSeek afirmara que podía entrenar un sistema de IA de vanguardia con una ínfima parte de los chips Nvidia que utilizaban las empresas estadounidenses. Los temores de los inversores resultaron ser exagerados, y Nvidia se recuperó. Pero el avance mostró la volatilidad que conlleva ser un barómetro de la IA.
“Este mercado es tan grande que habrá múltiples ganadores”, dijo Daniel Newman, director ejecutivo de Futurum Group, una empresa de investigación tecnológica. “La permanencia de Nvidia dependerá de la ejecución”.