Aprovechando la visita de trabajo de nuestra Presidenta Constitucional, legal y legítima, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, que se realizará el día de mañana viernes 26 en Ciudad Juárez, en el marco de su gira nacional LA TRANFORMACIÓN AVANZA, cuyo objetivo central consiste en llevar los programas sociales del Gobierno federal a varias regiones del territorio nacional; considero oportuno y conveniente, retrotraer la colaboración para El Diario de Chihuahua, que se publicó el domingo 11 de enero de 1987, con el mismo título de la presente colaboración.

Considerando además, que la ciudadana Presidenta de los EUM, declaró el 2025, AÑO DE LA MUJER INDÍGENA, compartimos el trabajo predicho:

“En 1987, se jubiló la primera generación de aquellos docentes que se acogieron al “Plan Chihuahua” que el gobernador Teófilo Borunda instruyó para que se instituyera, aceptando la propuesta que le había hecho el Profr. Amador Hernández Arredondo, de motu proprio y como Jefe del Departamento de Educación Pública del Estado.

La voluntad y compromiso de los citados maestros fue irse a la comunidad que se les asignara y prestar sus servicios magisteriales a la niñez y adolescencia, así como a los jóvenes y adultos que lo requirieran. Muchos de esos respetables maestros tuvieron la oportunidad de contar con una institución temporal para ampliar su formación integral e integradora, como fue la muy poco recordada ESCUELA ESTATAL DE CAPACITACIÓN PROFESIONAL DEL MAGISTERIO (EECPM) que venturosamente estuvo bajo la digna y atinada dirección de nuestro querido maestro y muy humano: Profr. Salvador Martínez Prieto.

Los maestros-alumnos de la EECPM, no podrán olvidar las verdaderas jornadas de ejercicio intelectual y físico a que conscientemente se ‘sometían’ bajo la sapiente asesoría de sus maestros-catedráticos.

Aquel fruto debiera renacer con mayor ímpetu y entrega en los momentos actuales dada las graves necesidades que nuestros niños y jóvenes presentan en todos los aspectos de su vida. Si hace treinta años se hizo una labor de actualización y profesionalización del ejército magisterial, hoy más que nunca, el gobierno del estado y federal debiera emprender todo un plan de preparación y reforzamiento científico, tecnológico y cultural de los diversos grupos indígenas que habitan la mayor parte de la serranía chihuahuense.

¿Por qué considero que hoy más que nunca? Por los alarmantes informes directos e indirectos que día tras día tenemos con respecto al trato que reciben “nuestros hermanos” indígenas en sus lugares de origen o hábitat, por parte de los mestizos, caciques, talabosques, mineros, “vinateros”, ganaderos, voraces comerciantes, politiquillos, de los “chutameros”, etc. Para mayor desgracia son perseguidos por la Policía Judicial y el ‘glorioso ejército nacional’.

Para colmo, estos inocentes indígenas se vienen a la “civilización” en busca de “mejores horizontes” y se encuentran con una selva no de coníferas, madroños o encinos sino asfalto rodeado de cantinas, pseudofondas y sinnúmero de explotadores que abusando de sus dizque adelantos los roban en el uso de su fuerza de trabajo y a las pobres mujeres tarahumaras las arrojan en las mantas de la prostitución y en la bahorrina de esta persignada ciudad de Chihuahua.

Todo lo anterior, y otros vergonzosos abusos más, son sufridos y soportados por las etnias originarias. Precisamente porque hasta estos momentos ni el INI, ni gobierno alguno ha hecho algo en serio y con una real moral en beneficio de estos grandes hombres que en mala hora se toparon con la “civilización” occidental… Ni José Vasconcelos, ni Rafael Ramírez, ni Antonio Caso, ni Narciso Bassols… lograron convencer a los gobernantes en turno de la imperiosa necesidad de levantar las culturas indígenas y poco a poco, sin violentar tradiciones, usos y costumbres, irlos acercando a “lo nuestro”.

Hasta estos momentos no ha habido “escuela” alguna que haya dado las suficientes armas a todos los indígenas del país y en especial a los del estado de Chihuahua, para la defensa y autodefensa de sus muy pisoteados intereses tanto sociales como familiares o individuales.

Por lo todo lo anterior, me parece que el actual gobierno estatal a cargo del C. Lic. Fernando Baeza Meléndez, tiene un gran reto —si es que sus intenciones y deseos con respecto a los grupos más marginados del estado son firmes y sinceros—, emular al positivo “Plan Chihuahua”, creando a partir del próximo año uno o varios CENTROS REGIONALES INDIGENISTAS DE EDUCACIÓN BÁSICA (lo de menos es el membrete) en puntos estratégicos del estado tanto en lo económico, social y político, como en lo cultural.

El perfil de sus egresados tendería a la formación de individuos íntegros en lo moral, lo nacionalista, lo patriótico, lo humanista; y con gran amor para el trabajo al servicio de él y el de los demás.

El personal docente, o del trabajo escolar-educativo, podría integrase por maestros en servicio de reconocido prestigio profesional y social; por profesionistas que de planta o temporalmente quisiesen brindar tal servicio. Asimismo, la plantilla de trabajadores de tales centros o escuelas regionales la compondrían pasantes de las escuelas y facultades universitarias, de los tecnológicos, así como pasantes de la Escuela Normal del Estado y de la Escuela de Trabajo Social. No dudo que uno que otro consciente maestro jubilado brindase algún servicio sin remuneración salarial.

Los jóvenes estudiantes, profesionistas y técnicos, así como el Gobierno del Estado, tenemos la palabra.

Recordemos, los indígenas jamás han querido dádivas, quieren las herramientas intelectuales y materiales PARA SER VERDADERAMENTE SERES HUMANOS”.

Se omitieron algunos párrafos de la colaboración publicada el domingo 11 de enero de 1987. A estas alturas de la tercera década del S. XXI, las etnias originarias y mestizos de no pocos municipios serranos y del semidesierto, no sólo siguen soportando varios de los abusos anotados, sino que “los narcos”, los han obligado a engrosar las filas de los DESPLAZADOS , de quienes son obligados a abandonar su terruño y demás querencias de su MATRIA.