Estimada señora de Tarriba

Ojalá que dijera “y con el poder moral y político que el pueblo me ha conferido, he instruido al gobernador de Sinaloa Rubén Rocha se separe de su cargo porque ha demostrado que no puede mantener la paz en el estado. De igual modo, he solicitado al señor Adán Augusto López se aparte del cargo de senador para que la justicia determine su participación o inocencia en el escándalo provocado por la banda La Barredora. He hecho lo propio con el diputado Cuauhtémoc Blanco para que enfrente, sin fuero, las acusaciones en su contra. También he…” y así, haciendo justicia por acá y por allá, sin importar partidos ni ideologías.

Pero no, sus mañaneras las dedica a defender a sus jefes: Andrés Manuel López Obrador, a Andy y a Adán Augusto López Hernández exonerándolos de todo delito. Eso no le corresponde a la presidencia de la república. En cambio, se empecina en resarcirles del daño que a las mujeres les ha provocado agregarse el “de” al momento del matrimonio. Y así, después de más de doscientos años, reivindica a Doña José Ortiz de Domínguez llamando al pueblo a que le lance vivas durante el tradicional grito a María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón. Que sepamos, ningún historiador, o historiadora, ni la familia de la señora, ha reclamado le eliminen el “de Domínguez”. Y así, piensa el temporal huésped de Palacio Nacional, que las mujeres tomen su ejemplo, el de ella, no el de la Corregidora, y se quiten el apelativo de su esposo.

¿Es esa la forma de emancipar a las mujeres del yugo masculino? De ser así, convoque, cuando sea posible, a Hillary Clinton e indíquele que seguramente perdió las elecciones porque en su lema de campaña no escribió Hillary Diana Rodham. Lo mismo le ocurrió a Kamala Harris por no exponer su verdadero nombre: Kamala Douglas Emhoff. Llame a Michelle Obama y dígale que ella le dirá missis Michell LaVaughn Robinson. Explíqueles que Margaret Thatcher –la dama de hierro- habría cometido menos errores si se hubiese presentado sin cargar con ese misógino apellido y hubiese signado sus acuerdos como Margaret Hilda Roberts.

Pero ¿acaso con eso libera a las féminas? Golda Meir no tuvo necesidad de autodenominarse Golda Mabovith. Ella y muchas, muchísimas más tenían –y tienen y tendrán- más calzones y estos que muchos caballeros. “Monta tanto, tanto monta, Isabel como Fernando” se decía de los Reyes Católicos para manifestar que ambos tenían poder. María Esther Zuno de Echeverría, lo usaba con orgullo, en vez de María Esther Zuno Arce y también montaba a Luisito. Juan Domingo Perón se casó tres veces, dos de ellas muy sonadas en la política argentina: María Eva Duarte quien después fue Evita Perón “jefa espiritual de la nación” y María Estela Martínez Cartas posteriormente María Estela Martínez de Perón. Ángela Merkel, quien me gustaría como presidenta vitalicia de México, fue de voz y decisiones más que firmes sin hacerse llamar Ángela Dorotea Kasner.

No vaya lejos, señora de Tarriba, Rosario Ibarra de Piedra es María del Rosario Ibarra de la Garza y Cristina Pacheco es Cristina Romo Hernández. También hágale saber a María del Rosario Piedra Ibarra que su nombre no es el histórico. Y no se equivoque, Sor Juana Inés de la Cruz no era casada.

Es cierto que la preposición “de” denota posesión o pertenencia. Pero si lee más abajo encontrará más acepciones en la Real Academia de la Lengua Española: es correcto decir “desayuno de prisa”, “sale de su casa”, “hablan de casarse”, “estamos de plácemes” “este anillo es de oro”, “soy de Chihuahua” (decía don Luis Terrazas, “no soy de Chihuahua, Chihuahua es mío”), “soy del mes de agosto” y así otros veinte sentidos. Lea también la letra chiquita. Si su marido firmara Jesús María Tarriba de Sheinbaum y Pardo ¿le molestaría? Después del grito del 15 de septiembre, ¿las mexicanas son más libres e independientes? Se necesita mucho más que esto para la equidad de género, para lograrlo es cuestión de conciencia, razón, esencia, decisión, integridad, inteligencia y espíritu. Lo otro no es feminismo, es demagogia.

Atentamente

Rúbrica

A mi álter ego le preocupa la acumulación de poder de los lopezobradoristas: ya tienen el ejecutivo, el legislativo, el judicial. Van por una nueva ley electoral a modo. Modificarán a conveniencia la Ley de Amparo. Después vendrá la censura y adiós libertad de pensamiento y de expresión. Está en parto avanzado un totalitarismo absoluto.