Imagina, viernes por la tarde, estás en tu casa, tal vez haciendo tarea escolar o realizando un trabajo en el hogar; te das un minuto y ansiosamente revisas tus redes sociales (Instagram, TikTok, Facebook, la que utilices) y ¡oh sorpresa!, desesperadamente empiezas a ver un cúmulo de historias y publicaciones de tus amigos. Fotografías en fiestas a la que no fuiste invitado por ser importante.
Sigues revisando tus redes, tus amigas están comentando sobre un evento que ni por la mente te pasó fuera a ocurrir, y menos te avisaron que pasaría; pregunta: ¿Qué sientes en ese momento? Intranquilidad, envidia, nerviosismo, impaciencia, inseguridad, tristeza o enojo porque no estás ahí, sientes que te quedas atrás por no estar enterado a tiempo, no eres parte de eso o sientes que te estás quedando fuera de algo divertido o importante... Pues qué crees, si has sentido algo de lo anterior acabas de experimentar lo que hoy se conoce como FOMO.
FOMO viene de las palabras en inglés Fear of Missing Out, que significa "Miedo a Perderse Algo"[1]. Hoy con el avance de las tecnologías es algo común, especialmente en aquella generación que creció y sigue creciendo con el Internet y las redes sociales, tiene miedo a no estar en el ánimo de las personas, a ser olvidado, a no estar entre quienes son “sobresalientes” o muy mencionadas.
En la actualidad las personas, sobre todo los jóvenes, se encuentran en un ambiente social marcado por la constante conexión a Internet y la exigencia autoimpuesta de construir una imagen inquebrantable de éxito, felicidad y alegría, lamentablemente aparente. La búsqueda ansiosa y desesperada de “autenticidad” pareciera hoy el principal reto de gran número de personas, y nos preguntamos ¿cómo pueden ser ellos mismos en una sociedad que aprecia más la apariencia que la verdad y valor interior de los seres humanos?
Tristemente, las redes sociales o algunos ambientes sociales no digitales, ejercen una presión permanente sobre las personas, quienes por lo frágil de su carácter (personalidad) y dependencia en extremo del reconocimiento externo, se convierten en “perfil editable”[2], donde el usuario presenta versiones distintas de sí mismo en las distintas redes sociales en que interactúa, con la sola finalidad de ganar la aprobación de la gente que participa o se desenvuelve en éstas.
Sin darse cuenta, las personas corren desbocadamente, sin freno ni control, hacia lo que Gilles Lipovetsky [3] llamó la "Era del Vacío", en la que el individualismo hedonista y la personalización extrema de todos los aspectos de la vida, impulsados por la sociedad de consumo y la información, conducen a una indiferencia generalizada hacia lo colectivo y una sensación de vacío existencial, sin que esto se traduzca necesariamente en una tragedia.
Frente al miedo al fracaso, a la comparación constante y la sobrevaloración del logro externo o al miedo a perder el reconocimiento fundado en las apariencias, opongamos un modo auténtico de ser en el pensar y en el obrar, ser fieles a lo que somos: seres racionales y morales; vivir honestamente con las propias virtudes y los valores, recuperar lo meritorio del silencio para la reflexión frutífera y coherente, en lugar de adoptar roles, expectativas o “valores” impuestos por quienes interactúan en las redes sociales y algunos círculos sociales, o figuras de “autoridad” externas sin autoridad moral. En síntesis, ser auténticos con propósito en tiempos de apariencias por miedo.
[1] Przybylski, A. K., Murayama, K., DeHaan, C. R., & Gladwell, V. (2013). Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out. Computers in Human Behavior, 29(4), 1841-1848. https://doi.org/10.1016/j.chb.2013.02.014
[2] Marwick, A. E. (2013). Status update: Celebrity, publicity, and branding in the social media age. Yale University Press.
[3] Lipovetsky, G. (2006). La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo (J. Vinyoli Sastre & M. Pendanx, Trans.). Barcelona: Anagrama.
