Los escándalos de corrupción moral y política de Donald Trump siguen siendo el suceso principal. Son evidentes las señales que denotan el declive del imperio. Lo único que va bien con él son sus negocios personales, los cuales han triplicado —o más— su riqueza familiar, muy por encima de lo que tenía antes de asumir el poder.

Ahora, con el escándalo de “la lista de Epstein”, el pederasta que organizó una red de prostitución infantil al servicio de las élites económicas y políticas, resurgen nuevas polémicas. Trump solía decir que Epstein “fue su mejor amigo por más de 15 años” y que “compartían el mismo gusto por las mujeres jóvenes”.

Durante su campaña presidencial prometió que publicaría la lista de implicados, pero al darse cuenta de que él mismo figuraba en ella, así como en videos contenidos en los expedientes judiciales, se retractó abruptamente. Actualmente, ha ordenado a la prensa estadounidense que “no siga preguntando sobre el tema” y que le den vuelta a la página.

El escándalo Epstein, como muchos otros, ha dejado al desnudo la decadencia moral y política de la oligarquía norteamericana, muy propia de un imperio en decadencia.

Lo más grave es que ni las instituciones de justicia, ni los medios, ni su propio pueblo se levantan para exigir la publicación de las listas y, en su caso, llevar ante la justicia a quienes hayan perpetrado delitos sexuales contra miles de niñas norteamericanas.

Mientras tanto, como cortina de humo para desviar la atención de la opinión pública mundial, Trump ha optado por endurecer sus relaciones con países que, de una u otra manera, mantienen vínculos con el imperio en decadencia. A México, Brasil, China, Europa, entre otros, los sigue agrediendo como un desesperado, afectando tanto la economía mundial como la de su propio pueblo.

El desprestigio de Trump es tal que solo el 35% de los estadounidenses apoyan su gobierno. La inflación en Estados Unidos ha ido en constante aumento desde que asumió el poder; hoy se sitúa en 4.5%, lo cual representa una recesión técnica.

Sin embargo, debido a su descontrol cognitivo y al fuerte control de los medios estadounidenses, continúa afirmando a su pueblo que “no hay inflación” y que todo es “fantástico y maravilloso”. Es increíble que sus electores no reaccionen, como se supone que debería ocurrir en el país con la “democracia más avanzada del mundo”. Para el mundo, es visible su ineptitud para gobernar; pero para enriquecerse, demuestra las dotes de un gran estafador impune.

Una de sus cortinas de humo para “enfriar” el escándalo Epstein —y proteger a sus amigos depravados, que forman parte de las élites— fue el involucramiento del embajador estadounidense en México. Éste aglutinó a varios personajes de la oposición prianista, quienes, profundamente antipatriotas, no desaprovechan la ocasión para colgarse de Trump con tal de debilitar al gobierno de la Transformación.

Arengan a Donald para que invada México. En su propaganda incluso afirman que “Trump es la esperanza de México” y utilizan la imagen de Ovidio Guzmán en contra de la élite política nacional. Cabe señalar que Estados Unidos negoció su liberación, pese a que previamente lo había catalogado como “narcoterrorista”.

En ese contexto estalló, quizá, la crisis más fuerte que ha enfrentado la presidenta de México y el partido Morena: la revelación de una orden de aprehensión por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública de Adán Augusto López, actual líder de la fracción de Morena en el Senado.

Obviamente, el PRIAN intenta salpicar con este escándalo a la candidatura de la senadora Andrea Chávez. La presidenta asumió el tema de manera legal y políticamente correcta: “Independientemente de que es un asunto de la FGR, que acudan ante la justicia quienes estén citados por ella”.

Mientras tanto, en el ámbito local, continúa el posicionamiento de los aspirantes a la gubernatura. Vemos a Cuauhtémoc Estrada recorriendo el estado, consolidándose y reforzando sus vínculos con ciudadanos y empresarios. A Andrea Chávez la atacan constantemente por su cercanía política con Adán Augusto López, quien —como ya se mencionó— está envuelto en el mayor escándalo de su carrera política. Habrá que ver cómo logra salir de esta situación.

A Cruz Pérez Cuéllar también lo están acosando con supuestas “investigaciones por relaciones peligrosas”. La propaganda contra Morena se asemeja a las lluvias del monzón: intensas y constantes, pero que eventualmente podrían beneficiar enormemente a Chihuahua.

Por su parte, Juan Carlos Loera sigue recorriendo el estado, aunque aparentemente ha manifestado que su objetivo es la presidencia municipal de Ciudad Juárez.

El PRIAN continúa posicionando a Marco Bonilla como su único candidato. Él sigue utilizando todo el poder de las administraciones municipal y estatal para fortalecer su presencia en el estado. Sin embargo, también enfrenta escándalos políticos, ya que las recientes lluvias destruyeron parte del conjunto habitacional “Monte Xenit”. Los habitantes afectados, junto con Morena, exigen indemnizaciones y aprovechan para debilitar su proyecto político.