El 1 de septiembre inicia el periodo de sesiones en el Congreso de México y con ello la oportunidad de continuar mejorando la vida de las y los mexicanos. Las necesidades son muchas aún en todos los rubros, pero sin duda, el campo laboral es uno de los que más le generan interés a las personas, y es por ello que desde la Cuarta Transformación estaremos buscando la reducción de la jornada laboral a 42 horas.

La duración de la jornada laboral ha ido modificándose conforme el contexto y las necesidades del entorno; hoy es imposible concebir jornadas de 12 o hasta 14 horas diarias, lo cual era la normalidad en el siglo XVIII y XIX. Es hasta inicios del siglo pasado cuando la Organización Internacional del Trabajo establece la reducción a las 8 horas diarias, pero son pocos quienes atienden la resolución, la cual se fue estableciendo paulatinamente.

Al tiempo que se establece esta medida, se promueve una tendencia hacia la reducción progresiva de las horas laborales como medida para mejorar el bienestar de los trabajadores. En México, la Constitución de 1917 estableció una jornada máxima de 8 horas para el trabajo diurno, trabajo nocturno limitado a 7 horas, prohibición del trabajo infantil (menores de 12 años) y descanso semanal obligatorio (1 día por cada 6 trabajados), además de que en 1931 ya en la Ley Federal del Trabajo en 1931 se introduce el pago de horas extra, el aguinaldo, vacaciones pagadas, y otras prestaciones.

De estos cambios han pasado casi 100 años, la realidad, el contexto no es el mismo y ciertamente la legislación tampoco debería serlo. Las últimas modificaciones establecen en Ley Federal del Trabajo la duración máxima de la jornada laboral será de ocho horas para la jornada diurna, siete para la nocturna y siete y media para la mixta, es decir, 48 horas semanales.

La realidad no dice por ejemplo que en 2023, México ocupó el primer lugar entre los países miembros de la OCDE con las jornadas laborales más extensas, en promedio se laboran 2 mil 207 horas al año, superando el promedio de la OCDE, que fue de mil 746 horas anuales.

La tendencia en el mundo, considerando no solo un mejor desempeño sino una mejora en la salud mental de las personas, es adoptar esquemas laborales más reducidos, por ejemplo, Colombia estableció una reducción progresiva de la jornada laboral máxima de 48 a 42 horas semanales, sin afectar el salario ni los derechos adquiridos de los trabajadores.

Las jornadas más cortas no solo mejoran el bienestar de las personas trabajadoras, también pueden aumentar la productividad y reducir el ausentismo, existen beneficios como un mayor equilibrio entre su vida laboral y personal, lo que podría contribuir a reducir el estrés y mejorar su bienestar y salud.

No es el hilo negro, está comprobado, pero en México la resistencia persiste. En Ciudad Juárez por ejemplo, donde la industria maquiladora ha señalado que una reducción de la jornada laboral hará que se deba aumentar el personal en un 20% para producir las mismas piezas, lo que según comentan, significa un incremento igual en el costo de nómina y a otros gastos asociados al personal como uniformes, transporte y alimentación.

En Ciudad Juárez la industria maquiladora emplea a 261 mil 882 personas, es un pilar económico clave en nuestra ciudad. Se entiende la resistencia de la industria, pero la propuesta de una servidora es una reducción periódica que permita a la industria adaptarse y hacer los cambios que se requieran, está comprobado que más horas laborales no significa mayor productividad, y la mejora en la vida de las personas, no tiene comparación.