Varias semanas han pasado desde el 21 de agosto de 2024 en que inició el paro de labores del Poder Judicial federal, con goce de sueldo (pues siguen cobrando como si siguieran trabajando normalmente), con la afectación correspondiente a todo el que se queja con justicia y que actualmente no tiene “un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo proteja contra el fuerte y el arbitrario”, palabras de José María Morelos y Pavón que están en las oficinas de todos los juzgados federales del país.

Lo anterior no quiere decir que estoy en contra de que peleen por sus derechos, al contrario, creo que deben hacerlo como cualquiera que considera (con justa razón o no) que le están afectando su trabajo y sustento, sin embargo si hay que puntualizar muchas cosas con las que no estoy de acuerdo en este paro de labores, por la afectación al gremio de abogados litigantes, pero sobre todo a la sociedad que todo este tiempo ha encontrado las puertas de los tribunales federales cerradas.

En primer lugar hay que señalar que en este paro de labores los principales interesados e incitadores son los titulares de los juzgados federales (jueces de distrito, magistrados y ministros), pues únicamente serán ellos los que serán removidos de su cargo, y en el estricto sentido de la palabra ellos no son trabajadores, pues la propia Corte ha sostenido un criterio donde señalan que los titulares de juzgados no son trabajadores, por no prestar un trabajo subordinado, que es lo que define a un trabajador (se equiparan a patrones).

En segundo lugar no estoy de acuerdo con la desinformación que han propagado dada su necesidad de obtener el respaldo de los que sí son trabajadores (y a quienes la reforma no afecta pues así quedó plasmado), pues saben que sin el apoyo de sus subordinados su protesta no podría sostenerse, dado el nulo respaldo de la población, pues siempre fueron ajenos a la problemática social e incluso ellos mismos negaron reclamos de derechos que llegó a hacer el pueblo con reformas constitucionales como la energética y la educativa, negando amparos y controversias que ahora sí les dan entrada pues ahora se trata de ellos.

En tercer lugar no estoy de acuerdo con la violencia que se han conducido hacia los propios compañeros que sí quieren regresar a laborar y hacia el sindicato, quienes saben que no serán afectados en sus derechos, con actos no sólo de agresividad física e insultos, también con presiones por no solidarizarse o atreverse a señalar que no están de acuerdo con el paro de labores, violencia que se ha radicalizado cuando algunos juzgados han pretendido abrir sus puertas para ejercer sus labores, llegando a recibir amenazas (como un video que anda circulando en redes).

Es esta forma de ejercer presión la que ha llevado al fracaso de su protesta, pues no sólo no han obtenido respaldo social sino además el Consejo de la Judicatura Federal ha decidido intervenir ya, pues perciben un salario por actividades que no están desempeñando aunado a la afectación del acceso a la justicia en todo el país, emitiendo un acuerdo que señala que deben regresar a laborar todos los juzgadores federales del país a partir de ayer, acuerdo que los jueces federales de Chihuahua (salvo honradas excepciones de Chihuahua capital) no acataron y decidieron seguir suspendiendo labores, y que en el caso de Ciudad Juárez fueron todos los juzgadores federales los que decidieron continuar con el cierre de “sus juzgados”.

Con esta forma de protestar le dan aún más la razón a la reforma judicial y el discurso en torno a ella, pues pareciera que se resisten más a perder privilegios antes que servir a la sociedad, y es cada vez mayor el descontento entre los trabajadores que sí quieren regresar a trabajar y no lo hacen por miedo a los juzgadores y a aquellos radicalizados que tienen algún vínculo con jueces, magistrados y ministros y presionan para que “sus padrinos” no dejen el puesto, porque saben que perderán las “consideraciones”.

Entiendo a los jueces, magistrados y ministros por no querer dejar sus puestos, pues es el sustento diario de sus familias y un proyecto de vida que ya tenían definido, pero la gente votó en las urnas y el interés general está por encima del particular, decidiendo la sociedad un cambio que los incluye a ellos, por lo que deberían respetar a todo aquél que no esté de acuerdo con su protesta y el paro de labores, dejando la incitación, violencia y amenazas a un lado, permitiendo el apoyo voluntario y por convicción, haciéndole honor a lo que siempre defendieron: el acceso a la justicia.

Deberían permitir que la sociedad pueda acceder a la justicia de sus tribunales y manifestarse fuera de su horario laboral tomando calles, plazas, marchando, etc., como se hace toda protesta social, pero no violentando la voluntad de sus compañeros (un reconocimiento a los juzgadores federales de Chihuahua que a pesar de la presión regresaron a sus labores), dejando de demeritar una función tan digna como la de ser juzgador. La sociedad y el gremio de abogados agradecerían su protesta en el marco del respeto a sus derechos, pues no están dañando al Poder Legislativo ni al Ejecutivo, sino a la sociedad y a sus colegas.