Ciudad de México.- La credibilidad es uno de los elementos que más debe cultivar cualquier político en funciones; no se trata de que diga la verdad, sino de que sus expresiones tengan un nivel de verosimilitud, que si no se le creen al menos generen duda y con ello pueda construir una narrativa que le sea óptima para sus fines.

Pero, así como es muy difícil construir credibilidad y el proceso es lento, incluso tarda años, una pifia la derrumba en cuestión de minutos.

Le pongo el ejemplo de Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad Pública del gobierno federal, un personaje que debe el cargo a la confianza que en el depositó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, porque a pesar de que el expresidente López Obrador lo vetó para que fuera el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ella lo cobijó con una senaduría plurinominal y luego lo nombró Secretario de Seguridad Pública, un cargo estratégico y de gran relevancia dadas las circunstancias actuales.

Sobre García Harfuch supimos muchas cosas durante el tiempo que duró el proceso para definir la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Se filtró que estuvo involucrado en el caso de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa; que trabajó bajo las órdenes de Genaro García Luna y que no pasó ninguno de los exámenes de confianza a los que fue sometido.

Pero nada de eso minó la confianza que en él depositó la señora Sheinbaum Pardo y es por ella que ahora ocupa tan alto cargo en el gabinete federal.

Pero ocupar la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública no lo vuelve de la noche a la mañana un funcionario eficiente o capaz, de hecho lo que viene demostrando es todo lo contrario.

En menos de una semana, el secretario García Harfuch cometió dos errores graves y arrastró en esas pifias a la misma presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Y si bien todos nos equivocamos, también es bueno precisar que hay de errores a errores y más cuando quien los comete es un funcionario cuyas palabras tienen alto impacto en el escenario nacional.

Vamos por partes, como diría Jack:

En una conferencia mañanera, Omar García Harfuch tomó la tribuna para anunciar que la Secretaría de Seguridad Pública estaba en condiciones de apoyar con elementos al gobierno de Sinaloa para que se realizara la Feria Ganadera anual. La presidenta Sheinbaum Pardo secundó esa postura y aseguró que el evento sí se iba a realizar con todo el apoyo de su gobierno.

Pero había un detalle que ambos ignoraban –lo cual es grave--: la Feria Ganadera de Sinaloa había sido cancelada 24 horas antes; el mismo gobernador Rubén Rocha Moya lo había anunciado, pero ni García Harfuch ni Sheinbaum Pardo tenían esa información.

Esto parece un simple error de comunicación, pero no lo es tanto cuando se considera que todas las mañanas se lleva a cabo una reunión de funcionarios de las diversas áreas de seguridad pública, en la llamada Mesa de Seguridad, donde el supuesto es que la información se comparte y existe una coordinación en los tres niveles de gobierno; el dato de la suspensión de la Feria Ganadera de Sinaloa ahí debió compartirse, pero al parecer nadie lo consideró trascendente.

Esto simplemente pone en un papel irrelevante a la Mesa de Seguridad y demuestra la falta de coordinación entre los niveles de gobierno al momento de compartir información, lo cual a su vez se traduce en comunicar hechos falsos o que están fuera de la realidad.

Otro error cometido por Omar García Harfuch fue cuando anunció la detención de un personaje apodado “El Güero Pulseras”, un operador del cartel de Ismael “El Mayo” Zambada en Chiapas, considerado un objetivo prioritario por el grado de violencia que genera.

En plena conferencia mañanera, el Secretario de Seguridad Pública, anunció con bombo y platillo dicha detención; pero en el Registro Nacional de Detenciones no aparecía el nombre de “El Güero Pulseras” ¿cómo iba a aparecer en ese listado, si no estaba detenido?

Otra vez, García Harfuch se había equivocado. Atribuyó la pifia a un error en la redacción de un documento donde se daba cuenta del decomiso de armas, dinero y vehículos que sí se atribuye su posesión al grupo criminal que comanda “El Güero Pulseras”.

Errores como esos, no solamente exhiben la laxitud y la pereza del Secretario de Seguridad Pública al momento de cruzar la información para verificar la información que va a compartir; también son alarmantes tratándose de un tema tan sensible, al grado de que el propio gobierno de Estados Unidos lo considera como un tema de seguridad nacional.

No es que estos errores le vayan a costar el puesto, la presidenta Sheinbaum Pardo ha metido las manos al fuego por su colaborador en asuntos más delicados, pero si lo dejan muy mal parado y minan su credibilidad.

A partir de estas fallas, lo que va a suceder es que todo lo que diga el Secretario de Seguridad Pública será puesto en tela de duda, simplemente por su falta de rigor para corroborar la información que dará a conocer.