Hace aproximadamente un año cuando AMLO anunció el Plan C, que no significaba otra cosa que invitar a la ciudadanía a votar para tener la mayoría en el Congreso Federal, diputados y senadores, la oposición prianista se burló y aseguró que eso jamás iba a pasar, porque el pueblo de México estaba descontento con la manera en que estaba conduciendo al país, que todo estaba mal, y que el síntoma de eso eran las manifestaciones a la que ellos convocaron y sus simpatizantes atendieron en lo que denominaron “la marea rosa”, creyendo que sus simpatizantes hablaban por la mayoría de los mexicanos.

La realidad los despertó el tres de junio dándose cuenta que la llamada marea rosa no era otra cosa que sus seguidores prianistas, aproximadamente un 25 por ciento de la población, que fueron apabullados por el 60 por ciento de la población mexicana que sí está a gusto con el gobierno de AMLO. Despertaron con el Plan C al que había convocado el presidente, obteniendo la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a sólo dos senadores de tener también la mayoría calificada en la de senadores. AMLO puede aprobar sus reformas constitucionales que no dejó pasar el PRIAN hace un año.

Y la más importante de esas reformas es sin duda alguna la reforma al poder judicial con el cambio en la selección de los jueces. La iniciativa de reforma plantea la selección de jueces, magistrados y ministros por voto popular, es decir acudir a las urnas como se eligen a los gobernantes y legisladores. Esta reforma incluye la renovación  de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por dicho método pasando de 11 a 9 ministros. 

Hace un año todos los políticos prianistas así como los ministros de la Corte se burlaban de dicha propuesta, hoy están preocupados y no hallan qué hacer para evitar su aprobación, sabiendo que el presidente podrá en septiembre, un mes antes de terminar su mandato, despedirse con dicha reforma. Calcularon mal y se envalentonaron atorando la oposición junto con el Poder Judicial toda cuanta reforma constitucional planteó AMLO, sin importarles si era benéfica o no para la nación. Se valieron de la presidenta de la Corte, Norma Piña, que actuó como líder política prianista y se confrontó con el ejecutivo y su partido.

Hoy, esta reforma judicial se aprobará porque la mayoría de la población así lo quiso, y esa es la peor parte para la oposición, porque no pueden decir que AMLO, Morena y Claudia Sheinbaum engañaron al pueblo de México, porque precisamente la reforma al Poder Judicial y el Plan C para aprobar las reformas que el PRIAN y la Suprema Corte atoraron, o desecharon, fueron las propuestas de campaña que la mayoría de la población eligió.

Personalmente considero que es una buena reforma, siempre y cuando los perfiles que elija la población pasen por un filtro de selección que valore el currículum así como el conocimiento, y después de eso pasen a votación los mejores, o al menos perfiles adecuados, para que sea la gente la que elija a sus jueces. Una forma de selección de juzgadores que es una práctica con los jueces estatales de Estados Unidos.

A fin de cuentas, si esta iniciativa se aprueba es porque la gente está descontenta con sus jueces, no sólo porque la consideran una casta alejada de la población donde abunda el nepotismo (no en todos los casos por supuesto pero sí en muchos juzgados) y no le rinden cuentas a nadie, que es uno de los cambios en la iniciativa, ya que ahora serán revisados en su actuar por un organismo autónomo de ellos.

Que nadie se sorprenda entonces, porque es lo que la mayoría eligió en democracia, lo que quiere decir que la mayoría si considera que debe reformarse la manera de elegir a los jueces, y que deben rendir cuentas y ser revisados en su actuación, como cualquier servidor público. Por mi parte considero que la elección de jueces y magistrados de todas maneras estaba viciado, y se lo pueden asegurar los propios integrantes del Poder Judicial, sobre todo aquellos que por años han intentado acceder a ser jueces o magistrados y no han podido, porque no forman parte de la élite que decide, ni tienen la ascendencia o parentesco que amerita el cargo, así que es mejor que la elección sea transparente y democrática, y que mejor que por el voto popular, claro está, de perfiles adecuados. Bienvenida la reforma al poder judicial que la mayoría eligió.