-Rescata al Verde el nieto de don Teófilo

-Hoy es clave para irregularidades

-Miles de representantes en abandono 

Con cero autocrítica a su mediocre desempeño, líderes de supuestas organizaciones ciudadanas que en realidad son panistas o priistas, principalmente, repiten como loros los insultos clasistas contra militantes y simpatizantes de Morena que los derrotaron a nivel nacional con un aplastante 60 por ciento de los votos.

Parecen no darse cuenta que su clasismo, su larga trayectoria de excesos en el manejo de los presupuestos públicos, su obsesión por el poder para utilizarlo en beneficio personal, son parte de los factores que llevaron primero a Andrés Manuel López Obrador al poder en 2018 y luego le dieron su deseada continuidad con Claudia Sheinbaum.

Tenemos en versión digital de GPS algunas de las imágenes que esos rabiosos antichairos han mandado por cientos de grupos de WhatsApp desde el domingo en la noche. Desde las alocadas teorías de fraude de la élite judía global o la del general cubano enviado a alterar el PREP del INE (nomás les faltó poner que Fidel Castro desde la tumba lo mandó), hasta análisis “profundos” realizados desde la ignorancia y la víscera por delante.

La negativa a razonar la elección desde una visión que les pueda explicar por qué Morena ha avanzado tanto -salvo en plazas como la capital, donde Marco Bonilla y Maru Campos blindaron políticamente el terruño- es tal que en esos sesudos análisis ponen a Facebook como evidencia de que Xóchitl Gálvez era más popular que Sheinbaum, porque tenía más reacciones (engagement) en sus publicaciones.

Llegar a ese extremo es ridículo, como si el menor estratega político no supiera distinguir entre campañas reales y votos, por un lado, y activistas de celular, bots y el destructivo poder de las redes sociales, donde nada real se puede construir en materia de imagen política.

El colmo del clasismo es una viralizada imagen en la que llaman a no darle propina al mesero, no darle monedas al limpiaparabrisas del semáforo ni al “viene-viene”, menos al cerillito del supermercado, porque ellos, esos ignorantes, pobres, marginados, condenados a la miseria por ellos mismos, son los que votaron por Morena, según corto razonamiento de los prianistas, por no llamarlo de otra manera merecidamente insultante.

Esos y otros insultos clasistas circulan profusamente hasta en grupos de oración ligados a los partidos que fueron aplastados en esta contienda.

Cero autocrítica, como dijimos, y cero estrategia para enfrentar el reto democrático que la mayoría de la población les puso enfrente. Luego no se explican cómo es que pierden y caen más bajo cada día, esos que ahora quieren alegar fraude con 30 puntos de desventaja, pero tachaban de loquito a López Obrador por impugnar una elección con una diferencia de 0.5 puntos porcentuales.

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No fue una concesión graciosa que el exgobernador César Duarte quede hoy fuera de prisión preventiva, dos días después de los comicios.

Debió Duarte ganar dos apelaciones en los tocas 32/2024 y 33/2024, del índice de la Quinta Sala Penal, peleando con la juez de control del distrito judicial Morelos, Hortensia García Rodríguez, para que 

finalmente existiera la orden judicial.

Una orden que precisamente fue firmada de puño y letra por la misma jueza Hortensia, mediante la cual es levantada la medida cautelar de prisión preventiva.

La decisión, conocida ayer, encontró a César Duarte en una intervención quirúrgica en una institución de salud, donde aún se recuperaba en terapia intensiva.

Ahora deberá enfrentar los cargos en libertad, toda vez que lo único que está haciendo el juez de control es levantar la medida cautelar, por lo que el juez de la causa continuará con el procedimiento que por peculado se sigue en su contra.

Como se recordará, Duarte había excedido con mucho los dos años de prisión preventiva, con diversos argumentos jurídicos, hasta cumplir casi cuatro años en prisión, tanto en Miami como aquí en Chihuahua.

Desconocemos si fue sustituida la medida cautelar por prisión domiciliaria o brazalete electrónico.

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Después de muchos fracasos consecutivos por años, producto de líderes que no vieron más allá de la derrota, el Partido Verde Ecologista revivió en esta contienda tanto a nivel estatal como federal, dirigido por Octavio Borunda, el nieto del exgobernador Téofilo Borunda.

El delegado nacional del PVEM es la estrella entre los minipartidos. Le aportó a Claudia Sheinbaum 70 mil votos en Chihuahua, prácticamente un cinco por ciento de la votación total, cuando en la elección de 2018, entonces aliado del PRI, no logró ni los 20 mil sufragios, apenas el 1.2 por ciento del total.

A nivel estatal contendió sin alianza y le anda pegando a los 45 mil votos en todos los distritos de la entidad, arriba del 3.4 por ciento, por lo que parece segura una curul en el Congreso del Estado; además ganó tres municipios y habrá de pelear otro par por diferencias de votos muy pequeñas.

Este factor será importante tanto para la nueva ruta que ha tomado el ya no tan minipartido, pero sobre todo para la conformación de la próxima legislatura, en la que Borunda Quevedo tendrá un asiento con cierta afinidad a Morena por la alianza federal, pero no propiedad del partido guinda propiamente.

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Hoy es un día clave cuando se realicen los cómputos de ayuntamientos para empezar a revisar las actas y compararlas con las que tienen los partidos políticos, y a la vez confirmar su captura correcta en el PREP que ya no es PREP.

Es el momento de comprobar si es cierto que hubo uso de inteligencia artificial para clonar actas por todo lo largo y lo ancho de la República Mexicana.

Ojalá para la causa de la coalición opositora pudiera comprobarse ese uso indebido de la tecnología, con inteligencia artificial, pero suena muy fantasioso.

Más bien vamos a encontrar en las actas e incluso en las boletas, las irregularidades ordinarias de cada elección, cometidas por error del elector o bien por parte de los funcionarios de casilla.

Ya hay posiciones de autocrítica hacia el interior del PAN, acerca de la simulación y ausencia de operación por parte de quienes debieron sacar la casta el día de la jornada electoral e incluso antes.

Fue extraño que en las oficinas de gobierno, sindicatos, organismos descentralizados, etc-, no hubiera llamadas para recordar ir a votar, ya no digamos la real operación de inducir el voto, que Morena y el gobierno federal hicieron con descaro a través de los servidores de la nación.

Alguien nos dijo que fue astucia la que ganó, y probablemente esa es la mejor respuesta; tenían seis años en campaña, jamás tuvieron ni el mínimo prurito para dejar de golpear y buscar simpatías, derrocharon el recurso mediante entregas a más de 200 mil beneficiarios en el estado, dinero regalado a manos llenas apropiado como propuesta electoral.

La impugnación está bien si encuentran elementos contundentes, como lo denunciado ayer al encontrar 200 boletas marcadas en favor de Carlos Olson, en una escuela de Punta Oriente.

Hubo cochinero, pero de eso a una anulación con diferencias monumentales es muy complicado, salvo la anulación genérica por intervención del gobierno y uso de programas sociales con fines electorales, pero dudamos que el INE y el TRIFE la validen.

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A reserva de que se revise el detalle directamente de las actas y los registros del Instituto Estatal Electoral (IEE), encontramos elementos para considerar que hubo una baja asistencia de representantes de partido en las casillas.

De una revisión de la base de datos de actas computadas en excel dentro del PREP por parte del IEE, hay mil 639 casillas en las cuales aparentemente no hubo representantes de partido.

El dato se saca de la columna de representantes de partido que votaron en la casilla que, como se sabe, podían hacerlo de manera legal, pero es sumamente curioso que en mil 639 casillas, los  representantes se hayan salido para ir a votar a otra casilla, abandonando su tarea.

Tenemos que de uno a cinco representantes votaron en la casilla donde se desempeñaron en 2 mil 675 casos y de seis a diez representantes en 489 casos.

Los números son a lo menos sumamente extraños, porque se trata de un aspecto elemental por parte de los capacitadores electorales y los mismos representantes generales de partido, precisamente para no descuidar la votación.

Lo lógico es que en esas casillas donde fueron acreditados debieron votar y si no lo hicieron, entonces hay gato encerrado. Por ahí debieran empezar los de la coalición opositora a revisar los sufragios, probablemente no aquí en Chihuahua, donde ganaron, pero sí en otras demarcaciones, por lo atípico de ese comportamiento.