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Claudia vino a Chihuahua en visita oficial y su comportamiento fue bueno en términos generales.
La titular del Ejecutivo federal llegó primero a la comunidad de Mogótavo, municipio de Urique, para la firma de los decretos de Reconocimiento de Propiedad Comunal Tradicional de Tierras, como un acto de justicia restaurativa al pueblo rarámuri.
Sheinbaum Pardo estuvo acompañada por la gobernadora del estado, Maru Campos, como debe ser en todos los eventos oficiales cuando un mandatario federal visite a las entidades federativas, por respeto a la investidura y a la Constitución local.
Es la primera visita, y se espera que las subsecuentes sean en esos mismos términos. Hay que recordar que en el pasado reciente su antecesor López Obrador ejerció rudeza innecesaria en contra de Campos Galván en por lo menos cinco visitas oficiales, al ignorar los protocolos y la presencia de la autoridad estatal.
El reconocimiento que se hizo a la propiedad comunal restituye más de 2,400 hectáreas de tierras a sus pueblos originarios, en una primera etapa.
Bien valdría la pena que, en estos tiempos de transparencia total y nula corrupción, se dejara en claro si hubo costo por la recuperación de esas tierras, ya que se presume que esa superficie estaba en otras manos, o bien, si se trató de procedimientos legales para su recuperación sin costo para el erario.
En el discurso se dijo que esta acción permitirá mediante una estrategia interinstitucional el suministro de servicios de salud, educación, vivienda y energía no convencional; sin embargo, como suele suceder, no se detallan presupuestos ni tiempos para su ejecución.
Sin menoscabo de las dudas razonables, es imperativo que se cumplan los compromisos para bien de esas comunidades y pueblos originarios, de tal suerte que puedan trabajar sus tierras y recibir remuneración justa de sus cultivos, productos y mercancías, en un ambiente de respeto a sus costumbres y de seguridad para sus pobladores, los cuales han estado ausentes por décadas.
Ojalá que ahora sí se pase de las imágenes de entrega de despensas, cobijas y utensilios para supervivencia temporal a realidades de desarrollo, crecimiento sustentable y retribución pecuniaria por la explotación turística de las bellezas naturales de la sierra, hoy regenteadas por empresarios y empresarias ajenos a los pueblos originarios.
Ya el sábado, la mandataria federal inauguró, definitivamente, el Hospital General Regional 02 del IMSS en Ciudad Juárez.
Acompañada de la gobernadora Maru Campos y el alcalde juarense Cruz Pérez Cuéllar, Claudia Sheinbaum corrió la cortinita de la placa que atestigua el acontecimiento.
Esta obra, que fue inaugurada en falso por administraciones federales anteriores y en complicidad con las estatales, inició hace más de 20 años, es decir, durante el sexenio de Vicente Fox. Al parecer los recursos para su culminación o no se presupuestaban o sencillamente lo desviaron para otros propósitos.
Lo único cierto en toda esta larga y negra historia es que, por culpa de Peña Nieto, López Obrador, César Duarte y Javier Coral cientos de miles de juarenses dejaron de recibir atención médica danesa durante dos décadas. Afortunadamente CSP lo hizo oficial, a ver si ya funciona al cien.
Allá mismo en la frontera, Sheinbaum anunció el arranque del Sistema Nacional de Cuidados para hijos de mujeres trabajadoras, con 12 guarderías que se sumarán a otras 22 que ya operan.
El nuevo modelo, aseguró la mandataria federal, no son guarderías ni estancias infantiles “como las de Calderón”, “eso fue era puro negocio”, criticó.
Tal como lo hiciera López Obrador durante todo su sexenio, Claudia continuó con la narrativa de señalamientos en contra del expresidente Felipe Calderón.
El problema de esta narrativa es que resulta embustera y calumniosa porque después de más de seis años de gobiernos de Morena no se han presentado denuncias, muchos menos sentenciado a presuntos responsables de los supuestos actos de corrupción con las estancias infantiles. Tampoco existen datos de recursos públicos recuperados.
En el marco de esta visita oficial de la titular del Ejecutivo federal se destacó la cordialidad y el respeto a la autoridad estatal, lo que deja un buen sabor de boca y esperanza para que se deje de mangonear y maltratar a Chihuahua.
Claudia y Maru acordaron mejorar el transporte en Juárez y la construcción de nuevas carreteras en la entidad.
Sólo queda esperar que los compromisos se cumplan, como igual esperamos que se arreglen -no bachear- los destrozados tramos federales de miles de kilómetros de carreteras en el estado, que le ha costado la vida y lesionado a cientos de personas, así como pérdidas multimillonarias en daños materiales.
Estaremos muy atentos al cumplimiento de los acuerdos y daremos seguimiento puntual al discurso Mogótavo para que se convierta en realidad.
En Chihuahua estamos curados de espanto y nos gusta que se honre la palabra.
Y a mí gusta el chocolate espeso, será por mi ascendencia tabasqueña.
Es cuanto.